jueves, 13 de febrero de 2014

Empecemos por lo primordial: el cómic se pasa con el
relleno. Y cuando digo que se pasa me refiero a un total de 10 páginas
dedicadas a ilustrarnos la batalla entre los Talons y Bane. En verdad, si
Tomasi tenía tan poco para contar, no era necesario una mini-serie de 6
números. El vacío sustancial que se percibe en cada uno de los números es angustioso,
pero aquí en verdad que se pasa. Para muestra un botón, miren que fácil les
resumo lo acontecido en el cómic.
En la primera página podemos
ver al Comisario Gordon y a la directora de la penitenciaria Blackgate Agatha
Zorbatos, ayudando a algunos hombres a escapar de Gotham usando botes, para que
puedan pedir refuerzos. Las siguientes 10 páginas, como dije, nos ilustran la
batalla campal de los Talons contra Bane y Cobb. Para sorpresa de nadie, Bane
se los come crudos y con la astucia de William Cobb e implementado una
ingeniosa maniobra, logran cortar a todos los Talons a la mitad. Esto, en
palabras del propio Cobb, debería poner a trabajar los poderes regenerativos de
los Talons al máximo, logrando también quitarlos del trance que los mantenía en
manos de Crane. Finalizada la batalla, Bane y Cobb se llevan a los Talons.
El
resto del número nos introduce el plot twist que les comenté en un principio, y
básicamente es que Scarecrow consiguió robarle un poco de veneno al propio Bane, y
con él logra sintetizar su propia fórmula que termina usando en los demás Arkhamitas,
pese a la negativa de sus “compañeros”. El cómic concluye prometiéndonos una apoteósica
batalla entre Bane y los ahora reforzados Arkhamitas. Aunque a estas alturas,
de tanto humo que vendió Tomasi, uno ya no se hace muchas ilusiones, pero
siempre debe estar el beneficio de la duda.
Me siento mal al entregarles una reseña tan pobre, pero
realmente no hay mucho más que contar. La mitad del cómic son peleas,
espadazos, puñetazos y flechazos. Y no hay mucho que analizar ahí, era bastante
obvio que los Talons no iban a poder contener a Bane. Y es ahí cuando me puse a
pensar… ¿Si Scarecrow tenía el veneno de
Bane, por qué no lo uso en los propios Talons? En vez de esperar ante el
eminente fracaso, para luego usarlo en Ivy, Man-Bat, Killer Croc, etc… Quiero
decir, eso definitivamente hubiera sido una gran ventaja. Tal vez las cosas
hubieran sido diferentes. Y si estas pensando que quizás la compleja “biología”
de los Talons les impediría asimilar el veneno de manera satisfactoria, pues te
informo que hasta Clayface logró obtener los beneficios del veneno sin ningún
problema… y está hecho de algo amorfo, que no sé si clasifica como “biológico”.
No es la primera vez que Scarecrow se comporta de manera
incoherente en manos de Tomasi, pero bueno, en fin. Dejando ese pequeño detalle
argumental a un lado, el giro del final me gustó. Por más patético que suene,
no me lo esperaba. Tiene sentido, y una explicación de cómo y cuando consiguió
el veneno. No obstante, las expectativas que tengo son tan bajas, que no me
logra emocionar del todo, más considerando que en el próximo número daremos por
finalizado la serie. Creo que Tomasi se dejo estar demasiado con la trama, no
supo distribuir bien sus “tiros” en el desarrollo, y lo extendió demasiado,
aunque es muy probable que esto último sea culpa de la editorial y no de él.
Bane sigue siendo un monstruo bruto, cuya “mejor idea” fue
tomar el símbolo de Batman y usarlo para sus propios fines. Acción que a lo
largo de la serie no se vio justificada, y peca de insulsa. Incluso en la
batalla contra los Talons, fue Cobb el que puso el ingenio necesario para dar
el combate por finalizado, Bane sólo puso los puños, dejando al genio táctico que antaño conocimos a
un lado.
Curiosamente, lo más apetecible del número es el arte. Las
peleas están bien ilustradas, sin llegar a ser algo espectacular. A pesar de
que no me guste que a Bane se lo siga dibujando con músculos gigantescos y
desproporcionados, por momentos realmente se luce con ese nuevo Bat-traje, que
difiere al de la primera versión antes vista. El arte de Eaton no es una
maravilla, pero al menos cumple en lo que promete: entretener al ojo. Una vez
más, la portada de Fabok, sobresaliente en todos sus aspectos.
En conclusión, un número pochoclero si los hay. Salvo por el
final y ciertos momentos cruciales de la batalla contra los Talons, no ocurre
nada interesante. Insustancial, pobre, poco imaginativo, ustedes decidan, todo
le viene a este número. Ahora sólo queda esperar el final, que aunque no me
ilusiono con algo ostentoso, tampoco me gustaría que caiga más bajo de lo que
ya está. Hasta la próxima.
Nota: 5.5 (Regular +)
Subscribe to:
Enviar comentarios (Atom)
0 Batcomentario/s:
Publicar un comentario