"The Mask"
Dirección: Paul A. Edwards.
Guion: John Stephens.
Dirección: Paul A. Edwards.
Guion: John Stephens.
Tras el emocionante capítulo anterior, la serie se toma un “descanso argumental”. Gordon y Harvey hacen a un lado la idea de llevar ante la justicia a Falcone y al Alcalde, para centrarse en un nuevo asesinato con características muy distintivas, y que hacen pensar que algo no anda muy bien en algunas oficinas de negocios en Gotham. Mientras tanto, Bruce regresa al colegio para encontrarse con un sádico Tommy Elliot que no parece respetar su luto, y todo desembocará en el primer enfrentamiento de Bruce tras la muerte de sus padres y en sus ansias por aprender el arte de la lucha. Atención: hay spoilers.
La inclusión de Victor Zsasz, la campaña de Gordon y Bullock para arrestar a Falcone, ese sorpresivo plot twist, tantas cosas acontecidas en el capítulo anterior puso el listón muy alto en éste que, claramente, ni se arrimó a las mismas cuotas de emoción, pero que aun así supo entretener con lo justo, más que nada por la participación de Bruce, en donde se aprecia una notable evolución del personaje siendo lo más remarcable del episodio.
La historia retoma la mecánica de “el villano de turno”, para traernos una irreconocible versión de Black Mask (de ahí el título) el cual es un hombre de negocios que incita a sus empleados a combatir, literalmente hablando, por un prestigioso puesto en la empresa. A pesar de que estos combates no son a muerte, a uno de sus muchachos “se le fue la mano” y el GCPD terminó encontrando un cuerpo con pistas que conducen a la empresa de Sionis. Este es el eje conductor de todo el capítulo, y a decir verdad no me despertó un gran interés, principalmente por la caracterización de Black Mask, que carece de fuerza y profundidad, el villano no representa mucho más de lo que acabo de decir. No obstante, cabe resaltar que esta encarnación de Black Mask no es Roman Siones, sino Richard, del cual se presume que es el padre aunque se carece de confirmación oficial.
¿Por qué este Black Mask no funciona como debería? Lo que hace falta aquí es una mejor exploración del personaje, creo que no le dedican las escenas suficientes como para ilustrarlo decentemente. El personaje se queda estancado en un empresario aficionado a las máscaras y a la cultura oriental, que recurre a un extraño método para elegir a cuales de sus empleados ascender; ah, y usa una katana, eso es todo. Tiene un pequeño diálogo con Gordon en determinado momento, pero no se le saca mucho provecho, y termina cristalizando en una incriminación demasiada obvia y poniendo en duda la inteligencia de Sionis para tratar con la ley. A su favor, cabe decir que en el enfrentamiento final con Gordon, ya con su máscara puesta y con katana en mano, resulta bastante intimidante y la voz del actor también ayuda a que así sea. Sin embargo, la sensación de estar haciendo frente a un pez grande jamás se consigue, y Richard Sionis pasa sin pena ni gloria por la galería de villanos de Gotham.
En cuanto al Pingüino, en este episodio no brilla precisamente. Aunque esto se debe más que nada al guion y no al actor, que sigue haciendo un estupendo trabajo de caracterización. La escena con Fish Mooney me pareció innecesaria e indigna del personaje, dejando al descubierto una pizca de ingenuidad por parte de Oswald que a estas alturas creíamos ya pérdida. Me pareció un retroceso el hecho de que Oswald creyera que todavía podía arreglar las cosas con Mooney, y que no intuyera su posible reacción cuando en el capítulo anterior se perfilo como el más avispado de toda la serie. Simplemente fue una escena que no me cuajó y me sorprendió que no se tratase de algo maquinado por Cobblepot.
Como dije antes, lo más recalcable del capítulo es la participación de Bruce y la ansiada presencia de Tommy Elliot. Veamos… Bruce vuelve al colegio, pero no por cuenta propia, sino por la presión de Alfred que busca en el joven un comportamiento que se adecue más al propio de los niños de su edad. En su primer día, Bruce consigue llamar la atención de un joven aparentemente mayor que él: Tommy Elliot, que parece estar especialmente interesando en el asesinato de los Wayne, aunque de una manera retorcida. Bruce se ve asediado por incómodas preguntas por parte de Tommy y decide ignorarlo. Más tarde, Tommy sigue incordiándolo en los pasillos del colegio, y Bruce termina por propinándole un golpe y recibiendo varios en consecuencia.
Alfred, preocupado por el aspecto de Bruce al salir del colegio, decide tomar cartas en el asunto y aconseja a al joven Wayne acerca de cómo debe tratar el problema. Con la ayuda del reloj de su padre como manopla, Bruce termina dándole una brutal golpiza a Tommy en la puerta de su casa, dando por zanjada la disputa, todo esto bajo la mirada de Alfred, por supuesto, que le dio el alto a Bruce en el momento justo. No obstante, por el final del capítulo, Bruce manifestará cierta satisfacción por sus acciones y le solicitará a Alfred que le enseñe a pelear. Este es el final, y debo decir que fue totalmente emocionante.
La inclusión de Victor Zsasz, la campaña de Gordon y Bullock para arrestar a Falcone, ese sorpresivo plot twist, tantas cosas acontecidas en el capítulo anterior puso el listón muy alto en éste que, claramente, ni se arrimó a las mismas cuotas de emoción, pero que aun así supo entretener con lo justo, más que nada por la participación de Bruce, en donde se aprecia una notable evolución del personaje siendo lo más remarcable del episodio.
La historia retoma la mecánica de “el villano de turno”, para traernos una irreconocible versión de Black Mask (de ahí el título) el cual es un hombre de negocios que incita a sus empleados a combatir, literalmente hablando, por un prestigioso puesto en la empresa. A pesar de que estos combates no son a muerte, a uno de sus muchachos “se le fue la mano” y el GCPD terminó encontrando un cuerpo con pistas que conducen a la empresa de Sionis. Este es el eje conductor de todo el capítulo, y a decir verdad no me despertó un gran interés, principalmente por la caracterización de Black Mask, que carece de fuerza y profundidad, el villano no representa mucho más de lo que acabo de decir. No obstante, cabe resaltar que esta encarnación de Black Mask no es Roman Siones, sino Richard, del cual se presume que es el padre aunque se carece de confirmación oficial.
¿Por qué este Black Mask no funciona como debería? Lo que hace falta aquí es una mejor exploración del personaje, creo que no le dedican las escenas suficientes como para ilustrarlo decentemente. El personaje se queda estancado en un empresario aficionado a las máscaras y a la cultura oriental, que recurre a un extraño método para elegir a cuales de sus empleados ascender; ah, y usa una katana, eso es todo. Tiene un pequeño diálogo con Gordon en determinado momento, pero no se le saca mucho provecho, y termina cristalizando en una incriminación demasiada obvia y poniendo en duda la inteligencia de Sionis para tratar con la ley. A su favor, cabe decir que en el enfrentamiento final con Gordon, ya con su máscara puesta y con katana en mano, resulta bastante intimidante y la voz del actor también ayuda a que así sea. Sin embargo, la sensación de estar haciendo frente a un pez grande jamás se consigue, y Richard Sionis pasa sin pena ni gloria por la galería de villanos de Gotham.
En cuanto al Pingüino, en este episodio no brilla precisamente. Aunque esto se debe más que nada al guion y no al actor, que sigue haciendo un estupendo trabajo de caracterización. La escena con Fish Mooney me pareció innecesaria e indigna del personaje, dejando al descubierto una pizca de ingenuidad por parte de Oswald que a estas alturas creíamos ya pérdida. Me pareció un retroceso el hecho de que Oswald creyera que todavía podía arreglar las cosas con Mooney, y que no intuyera su posible reacción cuando en el capítulo anterior se perfilo como el más avispado de toda la serie. Simplemente fue una escena que no me cuajó y me sorprendió que no se tratase de algo maquinado por Cobblepot.
Como dije antes, lo más recalcable del capítulo es la participación de Bruce y la ansiada presencia de Tommy Elliot. Veamos… Bruce vuelve al colegio, pero no por cuenta propia, sino por la presión de Alfred que busca en el joven un comportamiento que se adecue más al propio de los niños de su edad. En su primer día, Bruce consigue llamar la atención de un joven aparentemente mayor que él: Tommy Elliot, que parece estar especialmente interesando en el asesinato de los Wayne, aunque de una manera retorcida. Bruce se ve asediado por incómodas preguntas por parte de Tommy y decide ignorarlo. Más tarde, Tommy sigue incordiándolo en los pasillos del colegio, y Bruce termina por propinándole un golpe y recibiendo varios en consecuencia.
Alfred, preocupado por el aspecto de Bruce al salir del colegio, decide tomar cartas en el asunto y aconseja a al joven Wayne acerca de cómo debe tratar el problema. Con la ayuda del reloj de su padre como manopla, Bruce termina dándole una brutal golpiza a Tommy en la puerta de su casa, dando por zanjada la disputa, todo esto bajo la mirada de Alfred, por supuesto, que le dio el alto a Bruce en el momento justo. No obstante, por el final del capítulo, Bruce manifestará cierta satisfacción por sus acciones y le solicitará a Alfred que le enseñe a pelear. Este es el final, y debo decir que fue totalmente emocionante.
En pocas palabras, Bruce es el personaje más beneficiado en este episodio, demostrando una gran evolución sumamente necesaria. En primer lugar, podemos ver que tan afectado está realmente por el asesinato de sus padres. Ha surgido mucha crítica con respecto a esto en los capítulos anteriores, puesto que Bruce se mostraba impoluto, frío, casi indiferente ante la pérdida. Pero ahora, lo anterior dicho puede ser percibido más como fortaleza interna que como frialdad, porque aquí quedó en claro que Bruce sigue afectado, y le cuesta hablar de ello. Él está, pese a todo, de luto.
Y en segundo lugar, lo obvio, el hecho de que Bruce haya experimentado su primer “acto de justicia” y de que se sintiera bien al respecto, es un ineludible guiño a su futuro, el que todos conocemos y esperamos. Y el final, el pedido de Bruce hacia Alfred, ese intercambio de miradas de confianza, y con esa música de fondo, una escena épica en todo sentido. La leyenda comienza a dar sus primeros pasos.
En definitiva, es un buen capítulo. Bruce le salva las papas a un argumento que dejará indiferente a más de uno. Destaca la relación de Gordon y Harvey con el demás cuerpo policial, pero la trama central no despierta mayor interés, aunque posee unas buenas escenas de acción. Ahora prepárense, porque el fiscal favorito de todos está llegando a Gotham… Y promete agitar algunas jaulas.
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