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viernes, 29 de mayo de 2015

CANTA, OH MUSA

Capítulo 1. The Gods Themselves.
Capítulo 2. What Fools these Mortals are
Escritor: Brian Buccellato
Lápices: Bruno Redondo
Tintas: Juan Albarran
Colores: Rex Lokus

Es curioso que dentro de todo el desaguisado que terminó siendo el proyecto The New 52 para un título tan emblemático como “Justice League”, hayan sido las realidades alternas —o Elseworlds, como solíamos llamarlas antes— las que se revelaran como más fidedignas al espíritu del equipo de superhéroes de los comics que tanto amamos.
Mientras Johns y Lee nos resultaban peor que una pastilla de Clonazepam, era en aquellos otros títulos dónde encontrábamos la chispa que encendía nuestra alma comiquera. Ocurrió con Earth 2, donde la formación del primer gran equipo de superhéroes nos emocionaba y entretenía a la vez —y que, lamentablemente, terminó contaminada por Futures End y el actual Convergence—. Aconteció con Justice League 3000, que nos hacía reír y maldecir a partes iguales —y cuya representación de un Superman excesivamente pagado de sí mismo ponía aún más en evidencia lo patético del Superman “oficial”—. Y, por supuesto, ocurrió con “Injustice”


“Injustice: Gods Among Us”, ese titulito digital que aparecía semanalmente a la sombra de los tremendos nombres de DC Comics. Como un pequeño hombrecillo caminando entre dioses.
Un título que captó la atención por su frescura, por su entretención, por su capacidad de sorprendernos semana a semana.
Bajo la divisa de Tom Taylor en un comienzo y, hoy, de Buccellato“Injustice” nos trajo todo lo que echábamos de menos de un histórico como “Justice League. Apoyados por un ingente grupo de artistas visuales, las historias respiraban acción, emoción y diversión.
Teníamos una gran dosis semanal de superhéroes partiéndose la cara para delicia de todos nosotros.
Divididos en dos facciones, lideradas por Sups y Batsy respectivamente, las más grandes estrellas superesteroideceadas —lo que debe constituir la más grande aberración idiomática que he cometido— no sólo se daban de trompadas y patadas que era un gusto; también se mataban entre ellas. Eso era impagable.
Pero…


Pero todo tiene un precio. Incluso para el enajenado elenco de “Injustice”. Y este año —el cuarto— parece ser el año en que les van a pasar la cuenta:
Sus grandes hazañas y batallas. Sus mezquinas traiciones y festivas matanzas. Sus berrinches y socarronerías.
Todo su registro ha llegado muy alto. ¿Qué tan alto? Pues al Monte Olimpo. Allí, donde los verdaderos dioses habitan. Dioses que, lejos de la misericordia y el amor que acompañan a nuestro dios en curso, respiran pasión, venganza, traición, excesos… y muerte.


Sip, nuestros queridos dioses griegos de siempre. Los olímpicos. Los mismísimos dioses, como se titula el primer capítulo de este año. Aquellos que desde la altura escudriñan el devenir de los hombres, meneando la cabeza negativamente mientras piensan cuán tontos somos los hombres —¡y que es el título del segundo capítulo! Debo estar inspirado por las musas que ando tan ocurrente—.
Ya sabíamos por los adelantos a fines del Tercer Año de “Injustice”, que este año el equipo de los Olímpicos entraría a la cancha. Lo que aún hoy sólo sospechamos es de qué manera intervendrán.
No podemos imaginarlos como meros árbitros. Menos cuando algunas de las imágenes inaugurales del presente año nos presentan a Ares “preocupado” por los mortales esos —y siendo Ares el dios de la guerra. 1+1…—.


Sabemos que entrarán con todo —seguramente Lokus va a quedar corto de tinta roja para colorear las páginas—. Sabemos que no serán imparciales. Sabemos…
¿Cómo podemos asegurarlo?
Bueno, sabemos todo eso porque ya ocurrió en un “Injustice” anterior, ése que llaman La Ilíada. Aquel lejano enfrentamiento entre aqueos y troyanos, verdaderos semidioses caminando por la tierra y que se enfrentaron por diez años en torno a los muros de la ambicionada Ilión, apoyados de uno y otro lado por los belicosos y parciales dioses griegos —y no me refiero al bodrio fílmico de Troya” protagonizada por Pitt, una verdadera herejía a la mitología, sino al clásico, al libro, al poema épico por excelencia escrito por el aedo invidente Homero… ¿Qué? ¿Ya van corriendo a conseguirlo y leerlo? Más les vale, porque va a ser nuestro texto de apoyo mientras tengamos a las deidades dando vuelta por el antro este año—.
Cabe ahora aventurarse cuáles olímpicos intervendrán. Cómo se agruparan. Qué partido tomarán.
Aunque la representación gráfica de los altísimos que hace DC no sea muy de mi gusto —preferiría verlos en cueros, al estilo renacentista. En especial a Afrodita…—, el nivel que ha alcanzado en los tres años pasados este cómic permite sentirnos seguros de que no nos aburriremos.
Justo ahora, a pocas páginas de iniciado este nuevo ciclo, entrevemos alianzas corruptas,


Mezquindades oscuras, celos peligrosos: Batman busca pactos que aún no entendemos. Superman quiere alzarse sobre sus iguales, resquebrajando su círculo de confianza. Y el mundo entero toma aire antes de lanzarse en zambullida a “Injustice: Gods Among Us - Year Four”. Y nosotros, en El Blog de Batman, estamos listos para continuar siendo sus corresponsales de guerra reseñando y comentando todo lo que ocurra en el campo de batalla.


Derramemos el vino ante los altares en libación. Degollemos a los animales para quemar grasas que agraden a las divinidades.
“Injustice: Gods Among Us” ha vuelto a comenzar. Y ahora sí que verdaderas divinidades están entre nosotros.

Que los dioses nos acompañen… o, quizá, mejor que no…

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