Donde sea
que la banda Black Canary vaya, los problemas la siguen. No ha habido ni un solo
show en el que su nueva y misteriosa vocalista, “D.D”, no termine
intercambiando golpes con algún rufián entre el público, destruyendo los
locales donde tocan y consiguiéndoles la reputación de “La banda más peligrosa
de América.”
“Black Canary” es la nueva serie regular de DC Comics que reimagina
a la chica con el grito supersónico como una rockstar patea traseros. Escrita
por Brenden Fletcher ("Batgirl", "Gotham Academy") y dibujada por Annie Wu ("Hawkeye", "Batman Beyond"), la historia mezcla los vaivenes en la vida de un músico con los vaivenes en la vida de un superhéroe
Una superheroína que también las hace de
cantante no es un concepto nuevo para el mundo de las historietas, pero Black
Canary no es ninguna Dazzler y, si nos damos a comparaciones, esta serie tiene
más en común con Scott Pilgrim y su
grupo Sex Bob-Omb, cuyos conciertos también eran interrumpidos por adversarios fashion
en busca de pelea.
Fletcher nos
introduce a una Dinah furtiva, obligada por las necesidades económicas a asumir
un seudónimo y interpretar un rol que claramente le incomoda: el rol de la artista.
Es por eso que ella aprovecha cualquier oportunidad para liberarse y recaer en
su vieja persona justiciera, teniendo como consecuencia una bronca en cada
toque.
¿Es el título
del cómic una referencia a Dinah o a la banda? Pues D.D. no es la única con
secretos y poderes. Ditto, la menor y más callada de las chicas (si, son todas
chicas. ¿Genial, no?) es el objetivo de un trío de extraterrestres cambia formas
(primero parecen productores musicales, después petróleo homicida), lo cual no
es de sorprenderse cuando unos paneles antes la pequeña guitarrista con
afinidad por sombreros excéntricos hacia sonar su instrumento sin amplificadores ni
parlantes.
Annie Wu
dibuja a Dinah con una tés más madura en relación a las otras miembros de la
banda, dando la impresión de que ella siempre tiene el control, lo cual es
reforzado por como Wu la hace desplazarse por el escenario (y fuera de él), segura de sí misma,
con brazos y piernas extendidos, encantada de estar repartiendo violencia
justiciera.
Lee
Loughridge se luce con su coloreado, que mezcla azul, morado y gris, en tonos
opacos y vibrantes para establecer la atmósfera de los bares en los que el
grupo se presenta. Pero lo más genial es el efecto inventivo que usa para el
ataque especial de Dinah (el Canary Cry), al cual solo puedo describir como
ver el panel a través de unos lentes retro 3D.
Admito que mi
conocimiento de Black Canary es general y no he leído mucho sobre ella más allá
de sus interacciones con Batgirl, pero está claro de que Fletcher y Wu le han
hecho un cambio drástico al personaje. Un overhaulin del status quo a como sucedió hace unos meses con Batgirl: Una superheroína vieja reinventada para
una audiencia joven. ¿Y que no conecta más con los jóvenes sino la música?
Fletcher y Wu establecen en este primer número la dinámica de una
banda a la que vale la pena seguir a lo largo de su gira, en especial cuando el encore es
una demostración de artes marciales.
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