DIVINE AND SUPER
ASS-HOLES
Título: Family
Escritor: Brian
Buccellato
Lápices: Bruno
Redondo
Tintas: Juan Albarran
Colores: Rex Lokus
¡Hic et nunc es
cuando la historia acelera a fondo en el dionisíaco
mundo de los injusticieros preferidos
de los niños!
Como nos tenía acostumbrados Taylor en temporadas anteriores, Buccellato se ha tomado apenas un par de números antes de llevarnos
al conflicto right now. Porque en “Injustice” no hay tiempo para preámbulos largos, ni megaruns al
estilo Morrison, ni sesudos dilemas
marca Moore. “Injustice” es, como decimos por estos lares, dos cucharadas de sopa
y directo a la papa —o patata… o cómo sea que llamen al dichoso tubérculo aquí
en el patio trasero de Gringolandia—.
Ya se murió Hulk-Montoya.
Sups y Batsy se vieron las caras —aféitate,
dijo S., lava la capa, contestó B.—. Los dioses griegos asomaron su entrometida nariz. Y nosotros nos sentimos en casa.
Sólo en el número anterior tuvimos el agrado de ser testigos del resurgimiento de Batgirl —la verdadera
pateatraseros que todos adoramos y no
la niñita hueca en que terminó convertida en los difuntos New 52—. Y ahora… Ahora papá Zeus
ha despachado una orden con rango de ejecución inmediata por medio de su
mensajero regalón, Hermes.
Lo que se le pasó por alto a este humilde reseñador —Quandoque bonus dormitat Homerus, como
decía el latino Horacio— es que la guerrero a su lado —¿la ven ahí, con escudo
y yelmo, al lado de Hermes?— no era
una simple capitán amazona, sino Ártemis
misma. Y ella…
Pero antes de nuestra dosis semanal de mitología griega que
tanto sé que ansían, centrémonos en los acontecimientos de estos otros dioses,
los que están among us… ¡Los superhéroes, pues! Quiénes más…
Recapitulemos… o reseñemos —que es lo que menos se hace
aquí— los acontecimientos de este número #6:
Tras un encuentro entre Flash,
Cyborg y Damian, en que el Bati enfant
terrible llama a todo el mundo ass-hole, llegamos rápidamente a la
conclusión de que el único ass-hole
en este cómic es Robin mismo.
Luego pasamos al cliffhanger
del número anterior: Hermes, Ártemis —¡ahora sabemos que es ella!— y
un ejército de amazonas, traen el edicto de expulsión impostergable para Superman que, a fin de cuentas, es apenas un exiliado alienígena en nuestro
planeta.
¡Cómo ha ocurrido todo esto! Y aquí necesitamos ponernos
mitológicos de una vez por todas.
En un racconto
olímpico, vemos a Hyppolita
jardineando tralalí tralalá, cuando se presenta ante ella la
madre de todas las madres, la Crónida
Hera —Crónida significa hija de Cronos.
Seguramente se habrán encontrado con expresiones similares en la lectura
recomendada para este año Injusticiero, “La Ilíada”de Homero.
Pélida, atrida, etc.—.
Hera, como
esbozamos alguna vez, es la esposa de Zeus
y el dichoso esposo es cualquier cosa, menos un dechado de fidelidad: no sólo
se ha acostado con toda la parentela femenina, sino también con cuánta humana
se le cruzó por delante —aunque siempre princesas, no cualquier pelanduzca plebeya—, e incluso, que todo
a la larga hastía, con Ganymede, un muchachito
pastor del que, como Apolonio de Rodas
nos chismea, Zeus “se había enamorado por su belleza” (Argonáuticas, Canto II, Verso 111-115). Para que se enteren de que Batman no fue el primero en raptarse un
amiguito para su mansión.
Vistos tales antecedentes, la visita de Hera no tiene mucho de amable —recuerden que en esta realidad, Wonder Woman también es hija de Zeus
con Hyppolita— y no sólo le exige un
ejército, sino que le hace entender a base de un potente kame hame ha.
Lo que nos devuelve al presente, en las afueras del Salón de la Justicia, con los ánimos muy exaltados
y Sups dibujado en sombras para
mostrarnos cuán atemorizador puede ser a veces —es que Redondo quizá no lo ha visto de motoquero gay en DCYou—.
¿Qué pudiera ser peor? Tal vez colocar a Ártemis en escena con los atributos
propios de Atenea y confundirlo a
uno —ya habrá tiempo de hablar de Ártemis
y de su hermanito gemelo, Apolo—.
Pero lo que ocurre es peor que último minuto de telenovela:
aparece el escuadrón de las chicas de Batman,
servidor incluido.
¿Qué ocurre? ¿No se había terminado todo ya? ¿Qué papel
juega Batman en esta interferencia
olímpica?
¿Por qué está Ártemis
ahí si nunca fue su característica el ir a la guerra?
No se pierdan el emocionante desenlace de este Batiepisodio en la próxima Batireseña, por este mismo Batiblog.
Comentarios