"Hunger".
Trama: J. M. DeMatteis y Bruce Timm.
Guión: J. M. DeMatteis.
Arte: Matthew Dow Smith.
Color: Jordie Bellaire.
Letras: Saida Temofonte.
Portada: Franceso Francavilla.
Editora Asociada: Jessica Chen.
Editora: Kristy Quinn.
Explicar cómo funciona el universo de "Justice League: Gods and Monsters" a esta altura sería redundante, así que vamos a hacerla corta: aquí nada es lo que parece y la Trinidad hace lo que mejor sabe hacer con mano dura. Muy dura. ¿Pero cómo llegaron a ser lo que son? Pues esa es la pregunta que se proponen responder las múltiples series digitales diarias que DC lanzó para narrar tanto el origen individual como grupal de Batman, Superman y Wonder Woman. Como no podía ser de otra forma, la editorial inauguró este proyecto con el personaje que más regalías y entusiasmo generaría. Hoy estamos aquí para conocer los inicios de Kirk Langstrom como el Caballero Oscuro o, como a nosotros nos gusta decirle, el Conde Batman. ¡Acompáñennos en esta lúgubre y deprimente travesía!
Pese a que estamos antes un vampiro con una incontrolable sed de sangre y fuerza sobrehumana, de entrada nos damos cuenta que Kirk es un Batman mucho más sensible y atormentado que Bruce pues no solo no contaba con la fortaleza física y mental como para soportar la transición que le tocó vivir, sino que no tuvo tiempo para prepararse y esto solo empeoró las cosas. Claro que el incidente que acabó con la vida de los Wayne también fue imprevisto, pero la diferencia es que Bruce eligió su misión y pasó años entrenándose para ello, en cambio la condición de Kirk se desarrolló de la noche a la mañana como un efecto secundario de la "cura" que creó para tratar de frenar su linfoma, algo en lo que profundizaremos cuando analicemos la película animada. Este hecho inesperado desata una profunda crisis existencial en Kirk, que decide dejar parte de su vida atrás y va a buscar refugio en sus padres y sus amores del pasado, solo para encontrar rechazo y malos recuerdos. Es aquí donde el dilema de Kirk se hace más complejo y doloroso pues tenía la familia, los amigos y la vida mundana que Bruce jamás pudo tener y sin embargo nadie estaba dispuesto a aceptarlo por quien era, ni mucho menos por lo que se estaba convirtiendo. Como si no fuera suficiente con el rechazo y el rencor que sentía, su desesperación interna lo lleva a aislarse de la sociedad hasta llegar al borde de la locura, mas que eventualmente tuvo una epifanía: si debía matar para alimentarse, lo mejor que podía hacer era matar criminales y de paso proteger Gotham, el único lugar en el mundo lo suficientemente retorcido como para aceptarlo. Matar dos pájaros de un tiro, básicamente.
Las semanas pasan y la ciudad lo acepta. Kirk saciaba su necesidad acabando con la peor escoria criminal, pero era solo cuestión de tiempo para que sus demonios internos una vez más lo hicieran dudar de sus acciones. ¿Realmente estaba ayudando a eliminar el mal que desbordaba las calles de Gótica o solo contribuyendo al ciclo de violencia sin fin que atormenta inexorablemente a la sociedad? Una pregunta sumamente profunda sin duda alguna, una pregunta que incluso el propio BatBruce debería hacerse de vez en cuando, aunque todo esto queda atrás cuando el Conde Batman pone su mirada sobre su próximo blanco: Lew Moxon, el jefe mafioso más poderoso del bajo mundo. Corrupción, asesinatos, extorsión, prostitución y muchos más eran los campos que Moxon y su gente manejaba hasta que Kirk decidió sorprenderlos y acaba con ellos. Excepto que cometió un error, pues no contaba con el hecho de que la mano derecha de Moxon, Joe Chill, sufría con un desorden genético que le permitiría absorber sus habilidades. Si, así como leen. El famoso Joe Chill terminaría convirtiéndose en un vampiro.
Hagamos un parate aquí, pues la presencia de Moxon y Chill da para hablar. En la continuidad pre-"Crisis on Infinite Earths" estos dos malhechores estaban íntimamente relacionados con la muerte de los Wayne y el surgimiento de Batman. "The First Batman", historia publicada en "Detective Comics" v1 #235 (1956), nos reveló que Moxon pasó diez años en prisión por culpa del Dr. Thomas Wayne y cuando recuperó su libertad contrató a Joe Chill para que se hiciera cargo del matrimonio Wayne, dejando vivo a Bruce para que parezca un robo en vez de una vendetta. Muchos reinicios después, Moxon fue completamente desvinculado del asesinato, quedando Chill como único responsable. Por supuesto que estamos ubicados en universos totalmente distintos pero teniendo a Moxon como capo mafioso y a Chill como su fiel servidor, me pregunto que habrá sido de los Wayne en esta realidad. Si bien cabe la posibilidad de que no existan en esta continuidad y creo que sería una buena idea ver un Universo DC sin la presencia de Bruce Wayne con todos los cambios que esto implica, al mismo tiempo mi corazón de fanboy quiere verlo dando vueltas por ahí. Al margen de esto, vale la pena remarcar cómo los inicios de dos versiones tan opuestas de Batman convergen gracias a estos dos personajes puntuales, demostrando que ciertos elementos en su concepción seguirán siempre presentes sin importar de qué versión se trate.
Ahora si, retomemos. Mientras Joe se acostumbra a su nuevo estilo de vida y recoge los fragmentos del imperio de su jefe, Kirk se la pasa observando a la esposa e hijo de Moxon. Su atención se centra particularmente en su heredero, Jeremy Moxon, un bioquímico y literato, un hombre de bien que nada se parecía a su padre. Tal fue la necesidad de Kirk de entender cómo alguien tan transparente podía ser hijo de una persona tan cruel que se acercó a él y, para su sorpresa, con el tiempo se volvieron grandes amigos. Tanta era su confianza que Kirk inclusive llegó a confesarle su gran secreto, pues había encontrado finalmente lo que tanto anhelaba: cariño, amistad, aceptación y ayuda. Aquí es donde entra en juego otro de los elementos claves en la compleja ecuación que es Batman, la soledad. Históricamente, y a pesar de ser el héroe con mayor cantidad de sidekicks en el mercado, el Caballero Oscuro siempre fue visto como un personaje bastante huraño, y es que es fue la visión de Bill Finger y Bob Kane al momento de concebirlo. Es por ello que siempre se lo asoció con la idea de un hombre duro, atormentado y solitario que alejaba a sus seres queridos para tratar de protegerlos aunque no siempre lo lograba pero todos sabemos, el propio Bruce incluido, que lo mejor que le pudo pasar fue tener tantos aliados. Esto es justamente lo que Kirk había encontrado, un aliado en su difícil batalla personal, alguien que había cambiado radicalmente su visión de sí mismo y del mundo tan triste en el que estaba sumergido. Jeremy era para Kirk lo que Dick fue en su momento para Bruce.
La seguidilla de asesinatos había parado, Kirk se alimentaba por medio de un banco de sangre y pasaba el tiempo con su amigo. Pero todo cambió la noche en que la madre de Jeremy fue asesinada. Había rumores de varias facciones mafiosas tratando de encontrar documentos secretos de Moxon y esto ponía su integridad en grave peligro, de modo tal que Langstrom decide hacerse cargo de la situación. Varias semanas y matanzas después, Kirk llega al fondo del asunto y se encuentra con el responsable. Enfrentamiento anti-climático de por medio, nuestro protagonista acaba con Chill y, acto seguido, confronta a Jeremy, diciendo que había descubierto la verdad de la milanesa y sabía perfectamente que estaba ligado con el imperio criminal del difunto Moxon. Aún sabiendo que estaba frente al asesino de su padre, Jeremy le ofrece la posibilidad de trabajar juntos pero éste la rechaza mordiéndole el cuello. De esta forma las cosas volvían a desmoronarse. Ya no había esperanza, ni cura, ni felicidad. Kirk estaba nuevamente solo en la vida.
Pedazo de viaje resultó ser esta lectura, ¿eh? Debo decir que a primera vista me pareció una historia básica y apresurada, pero ya con dos o tres lecturas más es más fácil ahondar en los temas cruciales que DeMatteis y Timm abordaron a lo largo de estas tres entregas. Precisamente creo que este es la mayor virtud de la mini-serie, pues los sentimientos y emociones que el Conde Batman va experimentando son tan tangibles que inevitablemente terminan generando empatía en el lector. ¿Quién no se sintió solo alguna vez? ¿Quién no busco contención en momentos de debilidad? ¿Quién no sintió esa corrosiva necesidad de ser querido y aceptado en cierto punto de su vida? Preguntas profundas que sin lugar a dudas nos invitan a reflexionar más allá de estas páginas y que, a su vez, le aportan una notable tridimensionalidad a Kirk, demostrando que a veces los monstruos pueden ser más humanos de lo que creemos. Después de todo, la dualidad al estilo Dr. Jekyll/Mr. Hyde siempre dio que hablar, motivo por el que muchas veces vemos a ciertos guionistas buscando un equilibrio medianamente armónico entre el costado terrenal y el eterno costado endiosado de Bruce Wayne.
Lectura entre líneas aparte, permítanme rebobinar para volver al comienzo del párrafo anterior. Que esta suerte de "Year One" tiene una carga emocional importante no se puede negar, pero aún así creo que no supieron explotar la trama del todo. Hay ciertos momentos gráficos que le agregan un picante muy especial a la historia pero la verdad es que hubiera resultado mucho más sólida si hubieran extendido su duración. Esto se refleja principalmente en la resolución del conflicto entre Langstrom y Chill, un combate que tendría que haber sido épico y brutal pero que pasó sin pena ni gloria, desaprovechando además muchos aspectos sobre los que podrían haber profundizado en ambas caras de la moneda. También me hubiese gustado conocer mejor esta Gotham alternativa, ya que los monólogos de Kirk la pintan interesante pero luego los hechos nos llevan por un camino completamente distinto. Solo espero que en el futuro podamos explorar más de esta mítica ciudad que, con los años, pasó de ser un simple elemento más de la mitología a convertirse en un ente retorcido que tortura sin descanso a sus habitantes.
El arte de Matthew Smith también tuvo sus aciertos y desaciertos. Por un lado, sus trazos gruesos y sus páginas cargadas de negro le aportan una impronta muy especial a esta aventura, pero a la vez entorpecen la narrativa gráfica con secuencias acartonadas y personajes inexpresivos. No obstante, y a diferencia de ciertos problemas de guión, esto no se habría solucionado con más espacio sino con más tiempo. Es evidente que el artista tuvo que trabajar a los apurones para cumplir con los plazos de entrega, algo que también notamos en las demás series. Afortunadamente, la talentosa colorista Jordie Bellaire estuvo presente para brindarnos una experiencia visual única por medio de un continuo contraste entre tonos cálidos y fríos, creando una atmósfera espectacular.
A pesar de haber leído los tres números de corrido, me molestó un poco que en ciertas oportunidades se hiciera difícil seguir los monólogos de Kirk y la acción del momento, que usualmente están diseñados para poder leerse en paralelo. Claro que esto no es un problema propio de los guionistas o incluso de la letrista Saida Temofonte, que por cierto hizo un gran trabajo, sino más bien del formato digital que muchas veces perjudica el ritmo de las cosas. Solo espero que la edición impresa sea más fluida en este sentido.
Detalles más, detalles menos, lo que verdaderamente destaco de "Justice League: Gods and Monsters - Batman" es el desarrollo psicológico que tuvo nuestro pobre protagonista. Si uno se pone a pensar, es notable que aún después de 76 años haya autores que se las arreglen para renovar a un personaje tan pero tan utilizado como el Hombre Murciélago. Muchos podrían decir que el concepto de un Batman vampiro o de un Batman corrompido por sus conflictos internos ya está algo trillado y tendrían razón solo hasta cierto punto, pues la dupla DeMatteis/Timm se la supo arreglar para encontrarle la vuelta al asunto, recompensando nuestra espera y nuestro apoyo incondicional con una propuesta sorpresivamente fresca que no teme meterse en los recovecos más conflictivos del alma humana y que renueva el interés por el personaje pero al mismo tiempo hace honor a su incomparable y eterno legado.
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