PAPITO CORAZÓN
Título:
Strenght of Hercules (#13); The old and the new (#14)
Escritor:
Brian Buccellato
Lápices:
Bruno Redondo (#13); Xermanico y Tom Denerick (#14)
Tintas:
Juan Albarran (#13)
Colores:
Rex Lokus
Portada:
Jae Lee con June Chung
No es sólo que la magnífica portada de Jae Lee —que es bueno tener un Lee
al que admirar aún— se enfoque en Batman
y Damian durante los dos capítulos
que vamos a reseñar.
Es que el argumento mismo de este par de episodios
de “Injustice” parece girar en torno
al tema de los padres y los hijos… Más bien, de la paternidad ausente y de los
hijos rebeldes —que Batman está
listo para que le abran causa judicial en cualquier tribunal de familia del
mundo—.
Sí, es cierto que vemos muchas peleas,
impresionantes peleas —no todos los días los dioses griegos se agarran de las
mechas con nuestros superhéroes favoritos—. Pero “Injustice” es, en lo formal, eso. Baaaastante de eso. Puños, patadas… y muertes —sobretodo las
muertes—.
No obstante, “Injustice” también tiene un fondo, una suerte de co-historia que
siempre acompaña a los piff, bam y demases onomatopeyas. Y el tema de
la familia —nos demos cuenta o no— es una suerte de leif motiv instalado en
esta serie digital. Si no, ¿cómo explican que Superman se cargue al Joker
tras la muerte de su esposa e hijo nonato? ¿Cómo —para no irnos tan atrás en la
historia— se explican que el Tercer Año completo haya tratado de Constantine salvando a su hija? Por no
mencionar el regreso de Batgirl…
Sí. Pese a todo lo innovador que nos ha
resultado “Injustice” todos estos
años, no deja de ser una apariencia. “Injustice” —aunque se espanten los Batfans más radicales— es un cómic mamón disfrazado de cool.
Sí, eso es…
Como campaña disfrazada de la extrema derecha
—de esa que va a golpearse el pecho todos los domingos en misa—, que quiere
inculcarnos sus valores algo rancios sobre la familia —sí, esos mismos que
durante las dictaduras de los ’70 y ’80 no les daba ni asco apoyar la tortura y
el asesinato a mansalva—.
Tanto en el número #13 como en el #14,
encontramos como telón de fondo la relación entre un padre y un hijo.
El primer número abre los fuegos con Billy Batson, el huérfano por excelencia que ha crecido en medio de una
familia adoptiva, pero que en los atributos tomados de diversas deidades ha
encontrado una suerte de “paternidad”
que lo guía y le ayuda a pararse en el mundo —obviaremos aquí el hecho de que
se incluya a Aquiles como un dios:
aunque su madre sea una divinidad, Tetis,
murió como un mortal. Un gran mortal, pero mortal al fin y al cabo. Si quieren
saber qué fue de él, tras terminar “La
Ilíada”, continúen con “La Eneida” y “La Odisea”—. Pero, tras esa figura
plena de fortaleza y seguridad, siempre se va a esconder el niño débil y
temeroso. El que no tuvo padre.
Aunque, siendo justos, si hacemos repaso por
la vida de la mayoría de los superhéroes, la ausencia paterna es una constante.
Tras Captain
Marvel, la cámara se mueve hacia Heracles, el formidable matador del León de Nemea —¿ven esa cara
de león en su cinturón? ¡Eso nos recuerda la hazaña, uno de sus memorables
trabajos!—. Heracles, o Hércules como se le conoce comúnmente,
tuvo mala suerte con los papás. Como es vox
populi —que no estoy siendo
entrometido—, fue engendrado por Zeus,
quien se disfrazó del esposo de Alcmena
para poseerla. Y, como fue la costumbre del Dios de Dioses, lo dejó a su suerte por el resto de su vida,
permitiendo que su esposa oficial, Hera,
se deshiciera en tretas para acabar con el crío desde su misma cuna hasta el
momento de su epifanía… Y debemos detenernos en este detalle: es en el momento
de la muerte de Heracles —a causa de
Hera, para variar— que Zeus se acuerda que tiene un hijo y
decide, como recompensa a sus sufrimientos, levantarlo hacia el Olimpo y nombrarlo dios. Una suerte de
ultimísima compensación por la ausencia.
Eso en la historia sagrada —amén—, porque “Injustice” agrega otra capa a esta
teleserie que tenían armada los griegos con sus dioses: Captain Marvel aparece
para detener a Heracles y darle la
oportunidad a Sups —¿necesario
hablar de su papi kryptoniano que se deshizo del crío aduciendo la pronta
explosión del planeta..?. Vamos, que con tanto kryptoniano dando vuelta por ahí
ya se sospecha de que Krypton sigue dando vuelta en su órbita…—.
Decíamos… Darle la oportunidad a Sups de matar a Heracles.
Así de sencillito es “Injustice”.
Que los demás dioses reaccionen con tal
indignación… Bue… Eso es cosa de los cómics, que para los olímpicos, un dios
menos era más comida para el banquete… y más mujeres disponibles para follar.
Pero este deicidio —lo que me recuerda a Deicide. Buen grupo de Death Metal para escuchar mientras se lee esta reseña— es sólo la
antesala para el que se podría considerar el mayor conflicto no resuelto de “Injustice”: Batman y Robin.
Siiiip… Estamos en el Blog de Batman
y todo lo que ocurra con el Encapotado
y su familia es prioridad para nosotros. Porque en medio de la batahola a las
puertas del Hall of Justice —debo confesar
que cuando era niño y veía los Súper
Amigos frente al Salón de la
Justicia, nunca se me cruzó por mi inocente mentecita que correría tanta
sangre por esas escalinatas—, Damian
va a exigirle cuentas a su padre por no ser justamente eso, su padre. Momento en el que aflora ese conflicto tan poco
ahondado por los guionistas de DC:
la relación de Batman con los
anteriores Robin y éste, que es
además su hijo.
Lo que, no nos hagamos los ciegos, habla
pésimo de Batman como persona… por
no decir como padre.
Da la impresión que el único Robin que alguna vez contará para Batsy es Grayson, y los demás son solo una suerte de doppelgangers para llenar el vacío que le dejó su partida —no
ahondaremos en los aspectos homoeróticos ahora, que con lo otro nos basta—.
Incluso la relación con su verdadero hijo sólo puede fructificar en tanto el
niño sea un buen Robin.
¿Cómo se puede solucionar esto? Como todo lo
demás en “Injustice”… ¡a los golpes!
Aquí en Chile se les suele denominar Papito Corazón a aquellos infelices que
no están presentes en la vida de su hijo. Tanto afectiva como monetariamente.
Aquí se van a la cárcel.
Batman, queridos lectores, califica para el peor Papito Corazón de todos. Lo que no es tan terrible, puesto que es
un personaje de ficción —si a alguno le bajó la presión arterial con este
último comentario, vaya a ver a un médico… no, no un cardiólogo… ¡a un
psiquiatra!—.
Lo terrible es que, aún conscientes de sus
pésimas cualidades como padre —real o sustituto—, nosotros seguimos admirándolo
y defendiéndolo.
Sí. “Injustice” es mucho más que golpes y muertes. También son relaciones complejas y
personajes ambiguos moralmente —y peleas entre mujeres, que cuando se llaman Batwoman y Wonder Woman, da para
otra reseña completa…—.
Quizá esta serie, subtitulada como Dioses entre nosotros, sea el mejor
acercamiento a la cochina humanidad de nuestros superhéroes favoritos.
Oh, “Injustice”.
Te amo.
Comentarios
Felicitarlos también por el blog, es excelente y esperó que sigan así