COILS UPON
COILS
Título: A Simple
Case
Historia: Scott
Snyder
Escrita por: Scott
Snyder y Brian Azzarello
Arte: Jock
Colores: Lee
Loughridge
Portada variante
Green Lantern 75th Anniversary: Tony Daniel y Tomeau Morey
Uno
pudiera pensar que una historia titulada “Un Caso Simple” es algo
sencillo de reseñar. Limitarse a señalar los acontecimientos. Inicio,
desarrollo, conclusión. Las unidades básicas de interpretación de cualquier
texto.
No
podíamos estar más equivocados al tomar “Batman” #44 en nuestras manos e
intentar referirnos a él. Como el propio narrador omnisciente del número
admite: aquí se trata de leer entre
líneas.
¿Y qué
es lo que Snyder y Azzarello nos están contando subrepticiamente?
¿Qué hay tras los expresivos dibujos de Jock?
Vemos rizos sobre rizos. Vemos la búsqueda de
una verdad que nos lleva a otra verdad que, a su vez, vuelve a conducirnos a
una tercera verdad y así ad aeternam.
La
historia abre con el cadáver de un adolescente, Peter Duggio. En
un cuadro simple, escueto pero feroz, Jock nos dibuja su cuerpo tirado
para que los cuervos den cuenta de él. Todo comienza con el casi niño Peter.
El inicio del hilo que Batman seguirá a través del laberinto en que Gotham
se ha transformado en busca del Minotauro que robó su vida como ofrenda.
Pero los
vericuetos de un laberinto son tortuosos y no sabemos qué hay en la vuelta de
la esquina.
Sabemos sí
que estamos en los primeros tiempos de Batman, casi inmediatamente
después del fin del “Zero Year”. Batman,
que a pesar del tiempo que pasó fuera, conoce la ciudad bastante bien, se
encontrará con la sorpresa de que, quizá, aún deba aprender cómo funciona ésta
y que no todo es tan lineal como él se quisiera. El nexo asesinado-asesino no
es un asunto bilateral y los matices y zonas grises se superponen unas a otras.
Una
primera pista lo conduce al Penguin. Pero de éste va hacia una pandilla,
los Four Fives. Acto seguido es Ned Howler, un
policía con oscuro historial. Todos parecen haber estado implicados en la trágica
muerte de Peter, pero ninguno es el responsable directo. Algo más subyace bajo
la apariencia de este simple caso. Porque es el relato del primo del muchacho
muerto quién arroja nuevas luces que puedan, tal vez, aclarar los hechos.
Es
entonces cuando comenzamos a girar esquina tras esquina.
Está Bruce
Wayne y está Blossom Row. Uno intentando levantar a la
ciudad y, en especial, a los barrios pobres. Una macro solución para aliviar los padecimientos de la ciudad. Y está
este rincón olvidado donde habita un discreto hombre que parece ofrecer una
solución más inmediata al sufrimiento. Un proto
Mr. Bloom. Un verdadero brote de las raíces mismas de la ciudad.
Y está Peter
al final de la línea. Vueltas y vueltas, rizo sobre el rizo, para que el hilo
sólo nos lleve a la partida del laberinto, donde la única explicación para la
muerte del niño es el niño mismo. Y es Batman...
...
Snyder ha dejado entrever en Twitter que el narrador de “Batman” #44 es Gotham misma. Dato no menor que nos acerca aún más a lo que el
escritor está intentando hacer con el Vigilante.
Transformar
a la ciudad en parte activa y opinante no es algo gratuito. Ya hemos dicho
anteriormente que Snyder busca redefinir a Batman. Y este
capítulo, como él mismo también lo ha señalado, es central para entender la
reconstrucción del mito que está haciendo.
Snyder parece querer entregarnos
un nuevo Batman con nuevas motivaciones. Estamos esperando el desenlace
del arco “Superheavy” para ver cómo renace el héroe encapotado. Sin
embargo, en “A Simple Case” encontramos una pieza central: la ciudad. Gotham.
La gran madre que pare a todos sus habitantes. Que es capaz de generar a un
hombre como Bruce Wayne. A un héroe como Batman. A un
joven perdido como Peter Duggio. A un hombrecillo peligroso como Mr.
Bloom.
Se nos
había adelantado que en este número comprenderíamos quién era este nuevo
enemigo que comienza a alzarse. A primera vista pareciera que nos hicieron
tontos: apenas sí hemos tenido un acercamiento tangencial a Mr. Bloom.
Pero, empeñados en entender lo que está entre líneas, comprendemos que cualquier
acercamiento que queramos hacer a los personajes de la ciudad, no podrá ser de
otra forma. Todos, Batman incluido, son simples actores en la gran
ciudad. Y mientras veamos las cosas a través del matiz de Gotham,
siempre se nos escapará la versión definitiva de los hechos.
Escenario
más que propiciatorio para que Snyder pueda terminar su cambio de
paradigma: en la reseña de “Batman” #43 hablamos de este nuevo Batman
fundado no en el trauma, sino en la
esperanza. Ahora en “Batman” #44 aprendemos que el objetivo del
encapotado no es infligir temor en los villanos, sino en dar fe a los
desvalidos. Más que centrarse en la oscuridad que rodea a Batman, se nos
invita a ser testigos de la inspiración que puede traer a los desdichados gothamitas para que ellos se alcen por
sí mismos.
Peter creyó por un momento que
podía ser un émulo de Batman y salir volando lejos de la ciudad, pero Gotham
es recelosa de sus hijos y no les deja ir muy lejos. Por ello también decimos
que al final del hilo está Batman mismo. Él, como el hijo preclaro de la
ciudad, está al inicio y al final de cada historia. Rizo tras rizo que, a la
larga, sólo nos lleva al punto de partida donde todo es igual… pero distinto.
Todos
los personajes están re-aprendiendo a vivir en esta ciudad y nosotros, como
testigos privilegiados, también debemos aprender a mirar con otros ojos a Gotham.
El mal
ya no es una consecuencia de la aparición de Batman, como tanto se ha
elucubrado en los últimos tiempos. El mal es inspirado por los acontecimientos
que los ciudadanos padecen en Gotham. Lo mismo puede decirse del bien.
Por ello, en un rincón, Mr. Bloom medra al amparo de los rincones
de la ciudad. Y por ello mismo, Batman se redefine en el cobijo de las
azoteas de Gotham.
“Batman” #44 es un número grandioso.
Donde el texto se ha trabajado con la exactitud de un relojero —no por nada,
fue un texto escrito a dos manos—. Donde el arte ha estado al servicio de la
historia que se nos ha contado. Donde las verdaderas cosas están pasando entre
viñetas. Y donde tenemos la misión de redescubrir a nuestro héroe favorito,
imitando su último gesto: poner un dedo en la piel de Gotham para sentir
su conversación.
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