"Damned If You Do..."
Guión: Bruno Heller.
Dirección: Danny Cannon.
El pasado 21 de Septiembre, "Gotham" tuvo su regreso triunfal a las pantallas chicas de los hogares estadounidenses y, a pesar del moderado rating que cosechó la season premiere, aquí en El Blog de Batman ya les traemos la reseña y les contamos porqué creemos que vale la pena darle una nueva oportunidad a la serie. Más bizarra, más dinámica, más violenta, más gótica. Una nueva temporada comienza, y esta vez les toca a los villanos mover las piezas de este tablero blanco y negro que es la ciudad de Gotham. Esta reseña está casi libre de spoilers.
En el final de la temporada anterior Fish Mooney, Maroni y Carmine Falcone, los principales exponentes del crimen organizado en Gotham, terminan sucumbiendo ante la brutal guerra de bandas, proclamando así como gran ganador al Pingüino, cuya astucia le permitió seguir con vida hasta el final. Más tarde, los últimos minutos nos enseñaban como por fin Bruce descubría el gran secreto de su padre: un misterioso y oscuro sótano por el cual se accede desde la chimenea. Ahora, la serie retoma literalmente lo que dejó y vemos a Bruce, acompañado por Alfred, bajar las lúgubres escaleras que conducen al sótano, sólo para toparse con una puerta de acero sellada mediante cerradura electrónica. Después de mostrarnos la escena que prácticamente nos tenían debiendo de la temporada anterior, finalmente tiene lugar el típico salto temporal, y el mes se pasa volando en Gotham. Pero tranquilos, porque gracias a un estupendo montaje musical de pocos segundos (“Perfect Day”, Lou Reed) nos ponemos al tanto de todas las novedades, que no abundan por cierto, pero que sí colabora a que nos aclimatemos para lo que se viene. Es así como vemos a Jim y Lee conviviendo juntos, ella ayudándolo con la corbata de su uniforme de patrullaje y él mirando consternado el espejo; a Bullock atendiendo en un bar, al Pingüino encabezando una junta de mafiosos con Zsasz como su mano derecha, y a Barbara Kean siendo trasladada a su celda en el Asilo Arkham.
Desde el inicio del episodio quedan en claro dos cosas: la primera es que “Gotham” pretende redoblar la apuesta acerca del contenido bizarro de la misma, y la segunda es que se están esforzando por dinamizar los guiones para traernos una temporada con más contenido por episodio, más acción y, por regla general, más divertida. Si antes no quejábamos de que “Gotham” flotaba en el aire a la hora de definir su estilo o contenido, ahora finalmente podemos afirmar que la serie deja entrever un rumbo a seguir, en donde la excentricidad está presente más que nunca, dejando de lado aquello que define al género policial en los términos más estrictos. Por otro lado, se nos presenta una nueva mirada, una nueva forma de abordar la serie que es a través de los ojos de los antagonistas. Si a esta temporada la han catalogado como “la ascensión de los villanos” por algo es. A pesar de contar con el regreso de viejos conocidos como son Richard Sionis o Aaron Helzinger (que por cierto, cambiaron al actor original por uno un poco más intimidante), el foco de atención esta puesto sobre Barbara Kean y Jerome Valeska (futuro posible Joker), cuyo retorno encaja perfecto con la “nueva” tonalidad hilarante que promete seguir la serie. Juntos conforman la agrupación criminal denominada The Maniax.
En cuanto a Jim Gordon, el personaje no presenta grandes cambios en términos generales, aunque su entorno lo sigue coaccionando con la misma cuestión: ¿Por qué seguir siendo un policía en esta ciudad endemoniada? Thompkins, Bullock, incluso el Pingüino y Bruce, todos de alguna forma invitan a reflexionar a Jim sobre lo que implica ser un policía y sobre los caminos que hay que tomar para llegar a la justicia. Y es aquí cuando el personaje presenta un cambio, porque si hasta el momento Jim Gordon representaba el “ideal del accionar policial” de la manera más exagerada posible, ahora el ex-Detective accede a ensuciarse las manos con tal de cumplir un objetivo: traer un poco de orden a las oficinas del G.C.P.D. Jim ahora tiene un muerto en el placard, y eso es algo que sin dudas repercutirá en el futuro. Debido a estas circunstancias, el statu quo del oficial se percibe sumamente fluctuante a lo largo de todo el episodio, llegando incluso a pensar que tales cambios quizá ameritaba dos entregas. Como dije anteriormente, dinamismo.
Tanto Selina como Nigma poseen su pequeña participación en el episodio, aunque de los dos, Nigma es que el obtiene más cámara al protagonizar una escena en donde se evidencia su “trastorno de doble personalidad”. Aunque la escena en sí fue un poco penosa, y sin dudas había mejores y más originales maneras de introducir la psicosis de Edward que el típico “espejo hablador”. Por otro lado, Selina no hace otra cosa que permanecer al lado de Oswald en algunos momentos y no mucho más, apenas intercambia palabras con Gordon. Como adelanté en un principio, Victor Zsasz regresa igual de violento que siempre, esta vez haciendo de verdugo para su nuevo amo: el Pingüino, dotando al episodio de la dosis justa de violencia y sadismo. Por supuesto que no me he olvidado de los que prometen ser los antagonistas principales de la serie, y digo “prometen” porque es de esperarse algunas sorpresas a mitad de camino. Theo y Thabitha Galavan (interpretados por James Frain y Jessica Lucas respectivamente) son dos supuestos hermanos recién llegados a Gotham con intenciones no muy claras hasta el momento. Pero una cosa es segura: le harán la vida más difícil a Gordon y compañía, y no sólo desde las sombras.
Al pobre Bruce lo he dejado para el final. Con la ayuda de Alfred, que de todos modos se mostró reticente, Bruce consigue acceder al sótano secreto de su padre. Lo que encuentra allí se lo quiero dejar a ustedes, pero de todos modos no esperan ninguna gran sorpresa. Lo realmente importante de Bruce aquí pasa por su relación con Alfred y como éste parece saber cosas que el otro no. No hay que ser adivino para suponer que muy pronto la confianza de ambos será puesta a prueba. En los últimos segundos del episodio, la inspiradora tonada que caracteriza a la serie, ambienta las escenas finales de un Gordon preparándose para lo que realmente parece ser un nuevo día en el G.C.P.D., y un Bruce tratando de comprender el último legado de su padre. Una nueva temporada comenzó.
En el final de la temporada anterior Fish Mooney, Maroni y Carmine Falcone, los principales exponentes del crimen organizado en Gotham, terminan sucumbiendo ante la brutal guerra de bandas, proclamando así como gran ganador al Pingüino, cuya astucia le permitió seguir con vida hasta el final. Más tarde, los últimos minutos nos enseñaban como por fin Bruce descubría el gran secreto de su padre: un misterioso y oscuro sótano por el cual se accede desde la chimenea. Ahora, la serie retoma literalmente lo que dejó y vemos a Bruce, acompañado por Alfred, bajar las lúgubres escaleras que conducen al sótano, sólo para toparse con una puerta de acero sellada mediante cerradura electrónica. Después de mostrarnos la escena que prácticamente nos tenían debiendo de la temporada anterior, finalmente tiene lugar el típico salto temporal, y el mes se pasa volando en Gotham. Pero tranquilos, porque gracias a un estupendo montaje musical de pocos segundos (“Perfect Day”, Lou Reed) nos ponemos al tanto de todas las novedades, que no abundan por cierto, pero que sí colabora a que nos aclimatemos para lo que se viene. Es así como vemos a Jim y Lee conviviendo juntos, ella ayudándolo con la corbata de su uniforme de patrullaje y él mirando consternado el espejo; a Bullock atendiendo en un bar, al Pingüino encabezando una junta de mafiosos con Zsasz como su mano derecha, y a Barbara Kean siendo trasladada a su celda en el Asilo Arkham.
![]() |
"Soy un policía, Lee. Soy un policía." |
En cuanto a Jim Gordon, el personaje no presenta grandes cambios en términos generales, aunque su entorno lo sigue coaccionando con la misma cuestión: ¿Por qué seguir siendo un policía en esta ciudad endemoniada? Thompkins, Bullock, incluso el Pingüino y Bruce, todos de alguna forma invitan a reflexionar a Jim sobre lo que implica ser un policía y sobre los caminos que hay que tomar para llegar a la justicia. Y es aquí cuando el personaje presenta un cambio, porque si hasta el momento Jim Gordon representaba el “ideal del accionar policial” de la manera más exagerada posible, ahora el ex-Detective accede a ensuciarse las manos con tal de cumplir un objetivo: traer un poco de orden a las oficinas del G.C.P.D. Jim ahora tiene un muerto en el placard, y eso es algo que sin dudas repercutirá en el futuro. Debido a estas circunstancias, el statu quo del oficial se percibe sumamente fluctuante a lo largo de todo el episodio, llegando incluso a pensar que tales cambios quizá ameritaba dos entregas. Como dije anteriormente, dinamismo.
Tanto Selina como Nigma poseen su pequeña participación en el episodio, aunque de los dos, Nigma es que el obtiene más cámara al protagonizar una escena en donde se evidencia su “trastorno de doble personalidad”. Aunque la escena en sí fue un poco penosa, y sin dudas había mejores y más originales maneras de introducir la psicosis de Edward que el típico “espejo hablador”. Por otro lado, Selina no hace otra cosa que permanecer al lado de Oswald en algunos momentos y no mucho más, apenas intercambia palabras con Gordon. Como adelanté en un principio, Victor Zsasz regresa igual de violento que siempre, esta vez haciendo de verdugo para su nuevo amo: el Pingüino, dotando al episodio de la dosis justa de violencia y sadismo. Por supuesto que no me he olvidado de los que prometen ser los antagonistas principales de la serie, y digo “prometen” porque es de esperarse algunas sorpresas a mitad de camino. Theo y Thabitha Galavan (interpretados por James Frain y Jessica Lucas respectivamente) son dos supuestos hermanos recién llegados a Gotham con intenciones no muy claras hasta el momento. Pero una cosa es segura: le harán la vida más difícil a Gordon y compañía, y no sólo desde las sombras.
Al pobre Bruce lo he dejado para el final. Con la ayuda de Alfred, que de todos modos se mostró reticente, Bruce consigue acceder al sótano secreto de su padre. Lo que encuentra allí se lo quiero dejar a ustedes, pero de todos modos no esperan ninguna gran sorpresa. Lo realmente importante de Bruce aquí pasa por su relación con Alfred y como éste parece saber cosas que el otro no. No hay que ser adivino para suponer que muy pronto la confianza de ambos será puesta a prueba. En los últimos segundos del episodio, la inspiradora tonada que caracteriza a la serie, ambienta las escenas finales de un Gordon preparándose para lo que realmente parece ser un nuevo día en el G.C.P.D., y un Bruce tratando de comprender el último legado de su padre. Una nueva temporada comenzó.
En conclusión, es un estupendo inicio. Ha marcado un ritmo que esperemos que la serie pueda cumplir a lo largo de la temporada, sí es así, habrá diversión asegurada. Jim renueva sus votos como policía, pero mancha su nombre y honor en el proceso. Bruce está cada vez más cerca de develar los secretos de su padre, aunque Alfred no parece estar muy convencido al respecto. Theo y Tabitha Galavan han llegado a Gotham y prometen grandes cambios, pero necesitaran toda la ayuda posible, provenga de donde provenga. Un capítulo sumamente dinámico donde aburrirse es difícil. Una vez que se acepta el lado bizarro de “Gotham” (que a estas alturas hasta la propia serie lo aceptó), el resto es solo disfrute. ¡Hasta la próxima reseña!
Nota: 7.5/10.
Comentarios