"The Last Laugh"
Guión: John Stephens.
Dirección: Eagle Egilsson.
Theo Galavan vuelve a dar rienda suelta a sus protegidos y así brindarles a los ciudadanos de Gotham un espectáculo inolvidable. Con Jerome repitiendo el rol de principal antagonista, esta tercera entrega de la temporada se posiciona para ser una de las más entretenidas hasta la fecha. Y es que nos encanta ver al desquiciado pelirrojo en acción, y más aún cuando ésta ocurre arriba de un escenario. ¿Consiguió Jerome acaso cautivar la atención del público? Vamos a descubrirlo, aunque no se sorprendan si el asunto se va de las manos, después de todo, esto es “Gotham”. Advertencia: hay spoilers.
En el episodio anterior, The Maniax, el reducido grupo de lunáticos dirigido por Galavan, efectuaron el mayor golpe que ha tenido el G.C.P.D. en mucho tiempo, asesinando en el interior del precinto a varios policías y a la propia capitana Sarah Essen. El clima de un season finale, pensarán muchos. No señores, eso fue apenas la segunda entrega de una temporada en la que, capítulo a capítulo, nos demuestra que ya no escatiman en los guiones como antes. Ahora la sensación es que están dispuestos a apostar algo en cada episodio y, más allá de si las decisiones tomadas nos agradan o no, el hecho de que se arriesguen con el argumento, para así traernos guiones más sustanciosos, es algo que definitivamente se agradece.
Está claro que “The Last Laugh” fue escrito para darle al personaje de Jerome su clímax, su oportunidad de brillar y de convencernos de una vez por todas que él es el único y futuro Joker. Pero más allá de Jerome, intervienen los clásicos personajes cuyas circunstancias vale la pena analizar. Empecemos por el obvio, Jim Gordon. Una de sus más leales aliadas, la capitana Sarah Essen, fue asesinada por un sanguinario adolescente de risa inoportuna, que no dudó en filmarla y humillarla ante las cámaras. Jim reacciona como todos esperaríamos que lo haga: el luto puede esperar, la justicia no. Es así como los primeros minutos del episodio están dedicados a mostrarnos la respuesta del detective ante tal tragedia que, por supuesto, dista mucho de lamentos y congoja. Tampoco permite que el propio cuerpo de policía caiga en el desánimo, e incita a sus colegas a atrapar al responsable. Jerome Valeska se vuelve la prioridad número uno.
En mi opinión, mantener el estoicismo del personaje fue una decisión sumamente acertada. Porque bien pudieron haber caído en el melodrama y vendernos varios minutos de esas inseguridades y tristezas que tanto les gusta a otros guionistas (cof, cof, "Arrow", cof, cof). Pero si hay algo que caracteriza al Jim Gordon de “Gotham” es la rectitud moral y la increíble fuerza interna para luchar contra las adversidades. Casi parece sacado de la “silver age”. Por lo que cambiar el rumbo del personaje y aprovechar lo acontecido para brindarle melodrama al show, sería un tanto ilógico; no obstante, recuerden que en esta temporada Gotham está presionando a Jim a ensuciarse las manos, lo cual es un punto muy interesante a tener en cuenta.
Por otro lado, Bullock ha vuelto a la fuerza tras la muerte de Essen, y lo volvemos a ver acompañando a Jim durante la investigación sobre el paradero del pelirrojo asesino. Sin embargo, su participación en la serie aún se encuentra extrañamente limitada, delegando prácticamente el status de “sidekick” titular a Leslie Thompkins, quién por supuesto tiene más protagonismo que el robusto detective, de hecho, estrena su rol de “damisela en apuros”. Y dejando a un lado aquél cliché, lo cierto es que el personaje de la doctora está siendo desarrollado satisfactoriamente y agraciado por la embelesadora interpretación de Morena Baccarin. La química con el detective es buena (probablemente ayude el hecho de que sea la pareja de Ben McKenzie en la realidad) y realmente colabora en la construcción del personaje. Como añadido, protagoniza junto a Alfred una escena de lo más pintoresca, en dónde éste último trata de cortejarla, ignorando por completo la relación que existe entre ella y Jim, claro está. La doctora no sucumbe ante el encanto inglés, pero fue un lindo detalle, sobre todo para aquellos que conocemos la peculiar relación que existe entre ellos dos en los cómics (pre-New 52), en dónde prácticamente conforman la figura paterna y materna de Bruce.
Mientras que en el episodio anterior brilló por su ausencia, El Pingüino sí tiene una pequeña participación esta vez, y junto Bullock conforman una escena que nos sirve a modo de ilustración para entender que Oswald aún no termina de sentirse el rey de Gotham, a la vez que no recuerdan que tiene a Jim agarrado de donde más le duele, y que puede llegar a necesitar sus servicios. Pequeña participación, pero que gracias a Jerome no se vuelve reprochable en lo más mínimo. Otra que se decidió a comer más tiempo en pantalla, y de manera menos discreta, es Selina, a la cual la vemos desarrollar notablemente su relación con Bruce. Bárbara Kean también goza de una participación privilegiada al ser la asistente de Valeska durante el clímax del episodio, lo que ocasionó que muchos se aventuraran a comparar su rol con una suerte de Harley Quinn. Yo en lo personal no llegué a verlo así, sobre todo por la falta de interés amoroso por parte de Bárbara; interés que sí hay con Tabitha Galavan, y que se cristaliza en contadas ocasiones, ante la atenta mirada de su hermano. Hay que destacar la ausencia de Edward Nigma, al que tampoco se lo extraña mucho, la verdad sea dicha.
Por último, queda hablar de la estrella, de Jerome Valeska. Y la verdad es que podría pasarme párrafos enteros hablando de él, pero les arruinaría la experiencia a aquellos que aún no han visto el episodio. Solo decir que, a pesar de que hay cierto debate entre éste y el episodio anterior, para mí es éste en dónde Jerome más se luce. El personaje está en su salsa, interpretando a un falso mago, arriba de un escenario, frente a un público ignorante acerca de lo que les espera. ¿Pero qué es lo que hace a esta participación tan especial? Fácil, su relación con Bruce Wayne. ¿Creen que eso escaló rápido? Pues la verdad que sí, pero a estas alturas poco importa y los que hayan visto el episodio hasta el final sabrán de qué les hablo, aunque los más avispados supongo que también. Por otro lado, mi única queja con el clímax de este episodio es la intervención de Galavan, la cual tenía que suceder, pero que terminó resultando muy caricaturesca para mí gusto. El personaje de Theo venía llevando un buen ritmo hasta el momento, pero la escena con Jerome lo transportó a un nuevo estadio en donde no abunda la seriedad, precisamente. Para aquellos que no entendieron la metáfora: ridiculizan un poco la sobreactuación del personaje (sí, del personaje), quitándole la seriedad que venía arrastrando hasta el momento. Pero en fin, detalles, detalles.
En conclusión, es un estupendo episodio. Yo lo disfruté muchísimo y cuento con que muchos de ustedes también. Tiene sus detalles y decisiones cuestionables que dividirán a la audiencia, pero no se pude negar que es completamente disfrutable. “Gotham” está llevando un buen curso hasta el momento, y esperemos que siga así. ¡Hasta la próxima reseña!
Nota: 8/10.
En el episodio anterior, The Maniax, el reducido grupo de lunáticos dirigido por Galavan, efectuaron el mayor golpe que ha tenido el G.C.P.D. en mucho tiempo, asesinando en el interior del precinto a varios policías y a la propia capitana Sarah Essen. El clima de un season finale, pensarán muchos. No señores, eso fue apenas la segunda entrega de una temporada en la que, capítulo a capítulo, nos demuestra que ya no escatiman en los guiones como antes. Ahora la sensación es que están dispuestos a apostar algo en cada episodio y, más allá de si las decisiones tomadas nos agradan o no, el hecho de que se arriesguen con el argumento, para así traernos guiones más sustanciosos, es algo que definitivamente se agradece.
Está claro que “The Last Laugh” fue escrito para darle al personaje de Jerome su clímax, su oportunidad de brillar y de convencernos de una vez por todas que él es el único y futuro Joker. Pero más allá de Jerome, intervienen los clásicos personajes cuyas circunstancias vale la pena analizar. Empecemos por el obvio, Jim Gordon. Una de sus más leales aliadas, la capitana Sarah Essen, fue asesinada por un sanguinario adolescente de risa inoportuna, que no dudó en filmarla y humillarla ante las cámaras. Jim reacciona como todos esperaríamos que lo haga: el luto puede esperar, la justicia no. Es así como los primeros minutos del episodio están dedicados a mostrarnos la respuesta del detective ante tal tragedia que, por supuesto, dista mucho de lamentos y congoja. Tampoco permite que el propio cuerpo de policía caiga en el desánimo, e incita a sus colegas a atrapar al responsable. Jerome Valeska se vuelve la prioridad número uno.
En mi opinión, mantener el estoicismo del personaje fue una decisión sumamente acertada. Porque bien pudieron haber caído en el melodrama y vendernos varios minutos de esas inseguridades y tristezas que tanto les gusta a otros guionistas (cof, cof, "Arrow", cof, cof). Pero si hay algo que caracteriza al Jim Gordon de “Gotham” es la rectitud moral y la increíble fuerza interna para luchar contra las adversidades. Casi parece sacado de la “silver age”. Por lo que cambiar el rumbo del personaje y aprovechar lo acontecido para brindarle melodrama al show, sería un tanto ilógico; no obstante, recuerden que en esta temporada Gotham está presionando a Jim a ensuciarse las manos, lo cual es un punto muy interesante a tener en cuenta.
Por otro lado, Bullock ha vuelto a la fuerza tras la muerte de Essen, y lo volvemos a ver acompañando a Jim durante la investigación sobre el paradero del pelirrojo asesino. Sin embargo, su participación en la serie aún se encuentra extrañamente limitada, delegando prácticamente el status de “sidekick” titular a Leslie Thompkins, quién por supuesto tiene más protagonismo que el robusto detective, de hecho, estrena su rol de “damisela en apuros”. Y dejando a un lado aquél cliché, lo cierto es que el personaje de la doctora está siendo desarrollado satisfactoriamente y agraciado por la embelesadora interpretación de Morena Baccarin. La química con el detective es buena (probablemente ayude el hecho de que sea la pareja de Ben McKenzie en la realidad) y realmente colabora en la construcción del personaje. Como añadido, protagoniza junto a Alfred una escena de lo más pintoresca, en dónde éste último trata de cortejarla, ignorando por completo la relación que existe entre ella y Jim, claro está. La doctora no sucumbe ante el encanto inglés, pero fue un lindo detalle, sobre todo para aquellos que conocemos la peculiar relación que existe entre ellos dos en los cómics (pre-New 52), en dónde prácticamente conforman la figura paterna y materna de Bruce.
Mientras que en el episodio anterior brilló por su ausencia, El Pingüino sí tiene una pequeña participación esta vez, y junto Bullock conforman una escena que nos sirve a modo de ilustración para entender que Oswald aún no termina de sentirse el rey de Gotham, a la vez que no recuerdan que tiene a Jim agarrado de donde más le duele, y que puede llegar a necesitar sus servicios. Pequeña participación, pero que gracias a Jerome no se vuelve reprochable en lo más mínimo. Otra que se decidió a comer más tiempo en pantalla, y de manera menos discreta, es Selina, a la cual la vemos desarrollar notablemente su relación con Bruce. Bárbara Kean también goza de una participación privilegiada al ser la asistente de Valeska durante el clímax del episodio, lo que ocasionó que muchos se aventuraran a comparar su rol con una suerte de Harley Quinn. Yo en lo personal no llegué a verlo así, sobre todo por la falta de interés amoroso por parte de Bárbara; interés que sí hay con Tabitha Galavan, y que se cristaliza en contadas ocasiones, ante la atenta mirada de su hermano. Hay que destacar la ausencia de Edward Nigma, al que tampoco se lo extraña mucho, la verdad sea dicha.
Por último, queda hablar de la estrella, de Jerome Valeska. Y la verdad es que podría pasarme párrafos enteros hablando de él, pero les arruinaría la experiencia a aquellos que aún no han visto el episodio. Solo decir que, a pesar de que hay cierto debate entre éste y el episodio anterior, para mí es éste en dónde Jerome más se luce. El personaje está en su salsa, interpretando a un falso mago, arriba de un escenario, frente a un público ignorante acerca de lo que les espera. ¿Pero qué es lo que hace a esta participación tan especial? Fácil, su relación con Bruce Wayne. ¿Creen que eso escaló rápido? Pues la verdad que sí, pero a estas alturas poco importa y los que hayan visto el episodio hasta el final sabrán de qué les hablo, aunque los más avispados supongo que también. Por otro lado, mi única queja con el clímax de este episodio es la intervención de Galavan, la cual tenía que suceder, pero que terminó resultando muy caricaturesca para mí gusto. El personaje de Theo venía llevando un buen ritmo hasta el momento, pero la escena con Jerome lo transportó a un nuevo estadio en donde no abunda la seriedad, precisamente. Para aquellos que no entendieron la metáfora: ridiculizan un poco la sobreactuación del personaje (sí, del personaje), quitándole la seriedad que venía arrastrando hasta el momento. Pero en fin, detalles, detalles.
En conclusión, es un estupendo episodio. Yo lo disfruté muchísimo y cuento con que muchos de ustedes también. Tiene sus detalles y decisiones cuestionables que dividirán a la audiencia, pero no se pude negar que es completamente disfrutable. “Gotham” está llevando un buen curso hasta el momento, y esperemos que siga así. ¡Hasta la próxima reseña!
Nota: 8/10.
Comentarios
Muy buena reseña. Saludos!.