Reseña: "We Are... Robin!" #4


Guión: Lee Bermejo.
Lápices: James Harvey.
Tintas: James Harvey con Diana Egea.
Color: James Harvey y Alex Jaffe.
Letras: Jared Fletcher.
Portada: Lee Bermejo.
Editora asociada: Rebecca Taylor.
Editor: Mark Doyle.

El paralelismo entre las circunstancias que les toca vivir a nuestros protagonistas y la premisa de "Lord of the Flies", la más célebre obra de Sir William Golding, lo dice todo. Luego del trágico desenlace de su primera gran misión, la pandilla de Petirrojos callejeros pasó a convertirse en carne de cañón para la opinión pública. Como si no fuera suficiente, la feroz política anti-vigilantismo adoptada por las autoridades locales recientemente hace que el G.C.P.D. refuerce el monitoreo en las escuelas para detectar actividades sospechosas, obligando a los acongojados adolescentes a mantener un bajo perfil.

Con los restos de Troy Walker aún enfriándose en el Cementerio Burton *guiño guiño*, Riko Sheridan se convierte en la figura central de esta entrega y es a través de sus ojos que vemos la reacción de los ciudadanos al hacerse pública la existencia de los Robin, ya sea por plataformas tradicionales como los noticieros o plataformas más contemporáneas como las redes sociales. A simple vista, esto no parece más que un reflejo de la actualidad en el "mundo real", pero en el fondo plantea una interesante analogía en referencia a la hegemonía de los medios de comunicación y a la distribución de la información. Por un lado tenemos a los adultos influenciados por las cadenas de noticias que estigmatizan a estos jóvenes obviando por completo el hecho de que su accionar, pese a ser peligroso, salvó muchas vidas durante los atentados perpetrados por los linyeras, mientras que al mismo tiempo el conglomerado de adolescentes se concentra en puras frivolidades pese a tener toda la información a su disposición, conjugando una profunda ignorancia generalizada. Sin lugar a dudas una interesante crítica hacia nuestro modelo social.

No obstante, el argumento de este capítulo lidia principalmente con las responsabilidades y las consecuencias de portar la "R" en el pecho pues esto implica honrar el legado que le precede. No olvidemos que más allá de todas las cosas, Batman y Robin no son solo humanos, ellos son ideales, son símbolos destinados a vivir por siempre y esta es una mochila que no cualquiera puede cargar. El problema se presenta cuando la sociedad reniega de estos símbolos pese al bien que hacen (o intentan hacer) y es ahí cuando Riko experimenta en persona lo que el Dúo Dinámico, y especialmente Batman, sufrieron durante años. El climax de esta aventura llega cuando la joven heroína sale a patrullar por las calles de Burnside y se topa con un grupo de chicos que habían causado un incendio en una azotea para atraer la atención de los Encapotados como parte de una moda de Internet. Apelando a su costado más sensato, Riko les pide que extingan las llamas antes de quemar todo el edifico pero los iracundos pubertos se niegan rotundamente, dando paso a una pelea. Civilización y barbarie, anyone? Sea como sea, Riko los despacha enseguida y Batgirl llega para terminar de poner orden por medio de una secuencia exquisita.

Con este pequeño problema solucionado, Riko y su ídola tienen una amena charla en una azotea lindera. Lejos de reprenderla por sus acciones, Barbara la contiene y aconseja de cara al cambio que deberá afrontar junto a sus compañeros en el futuro próximo. Como vimos últimamente en "Batman and Robin Eternal" y "Gotham Academy", los múltiples Jóvenes Enmascarados de la Bati-Familia se mostraron más que tolerantes ante la nueva oleada de héroes adolescentes anónimos y creo que esto se debe a que ellos más que nadie entienden el valor que hace falta para arriesgarlo todo desde pequeños, ya sea por voluntad propia o no, para iniciarse en una cruzada ajena que en definitiva les traerá más dolores de cabeza que satisfacciones. Pero ahí está el punto, en hacer el bien sin mirar a quien y sin importar las consecuencias. Por más aprobación, secretos y reglas que haya de por medio, al final del día eso es lo que Batman les enseñó a todos ellos, esa es la misión que les inculcó.

Ahora hablemos específicamente de Riko. Como mencionaba en la reseña anterior, uno de los problemas de la serie es que, a excepción de Duke Thomas, todavía no nos había dado tiempo para entablar un lazo sentimental con la mayoría de los Robin, motivo por el cual la muerte de Troy careció de impacto para muchos lectores. Por fortuna parece que todo estaba fríamente calculado pues Lee Bermejo tomó el toro por las astas para ofrecernos una bonita aventura que nos permitió conocer a Riko y darnos cuenta de que es un personaje mucho más interesante y complejo de lo que parece a simple vista.

Lo que voy a decir a continuación no es una queja sino más bien una observación hacia el manejo general de la franquicia Batmaníaca respecto a un tema puntual: la actual política anti-vigilantismo. Una de las cosas que Scott Snyder está tratando de hacer en "Batman" es cambiar el paradigma de lo que el Caballero Oscuro representa para su ciudad, mostrando por un lado a Bruce como un símbolo de esperanza y por el otro a Gordon como un instrumento corporativo diseñado para mantener la paz en base a intereses ajenos. Si hilamos más fino aún, nos damos cuenta que BatBruce siempre operó fuera de la ley porque era la única forma de hacer cambios en el ADN de Gótica, mientras que BatGordon poco a poco se va dando cuenta de las limitaciones cívicas y morales que implica ser un héroe atrapado en el sistema. En consecuencia, caemos en cuenta de que la aparición de estos Robin y muchos otros héroes juveniles está íntimamente ligado con la grandeza que inspira el Batman original en ciudadanos ordinarios pero al mismo tiempo nos encontramos con Geri Powers y las autoridades gubernamentales que, con la excusa de mantener vivo y honrar el legado del Hombre Murciélago, están usando al pobre Jim para reprimir a estos alegres personajes teen. Da que pensar.

El cambio de equipo artístico fue una sorpresa tan inesperada como grata. Lo dije y lo repito, no hay entrega en la que no disfrute del estupendo trabajo de Jorge Corona, Khary Randolph, Trish Mulvihill y Emilio Lopez, pero la elección de James Harvey en este caso fue una decisión por demás de impecable. Responsable además de las portadas alternativas de los primeros tres números, el británico implementó métodos y una estética comiquera extremadamente clásica combinada a su vez con técnicas y elementos modernos para hacer hincapié en este "pasaje de antorcha espiritual" entre los vigilantes de la vieja escuela y los vigilantes de la nueva generación. Podría hablar largo y tendido de su excelso desempeño, aunque quisiera destacar puntualmente la atmósfera que logró darle a su versión de Gotham City al combinar detalles góticos al mejor estilo Tim Burton y detalles art decó característicos de "Batman: The Animated Series". Realmente da gusto poder darse semejante festín visual y desde ya espero que Harvey regrese más adelante.

Palabras más, palabras menos, mi capítulo favorito en lo que va de la saga. Puede que muchos sigan reacios ante esta propuesta pero créanme que vale la pena. No se arrepentirán de darle una chance.

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