CÖLLN Y BERLIN
Título: 1: Berlin
Historia: Matteo Casali y Brian Azzarello
Layouts: Giuseppe Camuncoli
Lápices y terminaciones: Jim Lee
Colores: Alex Sinclair
Portada alternativa: Lee Bermejo
Hace unos diez
años —2004 para ser más precisos—, Jim
Lee, de regreso tras un año viviendo
en Italia, dio a conocer su deseo de llevar a cabo un proyecto sobre Batman que le permitiese trabajar con
destacados artistas del fumetti
—nombre dado a los comics en Italia por la asociación de los bocadillos de
diálogo con pequeñas nubes de humo—.
Siendo Italia uno
de los nombres claves en la evolución del cómic europeo de autor —y del de
corte erótico-pornográfico en particular—, no era de extrañar que un artista
como Lee se sintiera atraído y
quisiera colaborar con algunos de los mejores escritores y dibujantes de fumetti.
Muchos años antes
de la exportación de artistas ingleses a las filas del mainstream comercial estadounidense, Stan Lee ya había
reconocido la inigualable calidad y la importancia del talento europeo. No dudó
en ofrecerle a Jean Giraud —también conocido como Gir y Moebius—, dibujar una historia completa de Silver Surfer para La
Casa de las Ideas. Cómic de una extraña belleza y profundidad que pocos
títulos de superhéroes han alcanzado e igualado alguna vez.
Pero los deseos
de un dibujante son como quijotes luchando contra los molinos de viento de la
industria comercial, y las ganas de Lee
tuvieron que aguantarse muchos años para ver la luz.
En el contexto de
una Comic-Con, seis años más tarde, DC
anunció con bombos y platillos la edición de “Batman: Europa”, el acariciado proyecto de Lee. Era el 2010 y todo quedó en comunicados de prensa y la
exhibición de algunas magníficas ilustraciones realizadas por Gabriele Dell’Otto.
Dicho sea de
paso, nuestro vigilante Blog de Batman
ya se hacía eco de estas señales y rápidamente informaba sobre la evolución de
la noticia.
Hasta que llegó
este 2015 y, nuevamente en medio de una Comic-Con, DC anunció el lanzamiento definitivo de “Batman: Europa”. Contuvimos el aliento, esperando que no fuese una
vez más un engañoso canto de sirena de la editorial.
Y el plazo
señalado por ellos se cumplió... y esta vez si tuvimos “Batman: Europa”.
¿Valió la pena la
espera? ¿Fueron nuestras expectativas satisfechas?
Creo que para
todos los que hemos tenido ya la
oportunidad de leer la primera parte de esta tétrada, la respuesta es
absolutamente positiva. Es un regocijo leerla, no sólo a nivel de Batfans sino
como amante del cómic en general.
El modo de
presentar la historia, la fluidez de un guión ajustado a precisión, donde se
palpa el modo italiano de abordar una trama, cuya visión se escapa de lo
meramente comercial del guionista estadounidense promedio; todas esas aristas
confluyen para predecir ahora, cuando aún nos quedan tres entregas pendientes,
que nos encontramos ante un nuevo clásico dentro de la amplia y variopinta
biblioteca de Batman.
La atención
puesta en los diálogos, vitales para adentrarnos en la historia y comenzar la
búsqueda de nuestro héroe, se nos hacen exactos: aquí no sobra ni falta una
línea.
Debemos reconocer
aquí también el gran oficio de Azzarello,
escritor más que conocido por los seguidores de Batman y cuyo Joker es
un imprescindible —"Joker" dibujado
por Lee Bermejo, quien es el autor de la portada variante de este número
#1—.
Sin embargo, lo
que más llama la atención y coloca a “Batman: Europa” muy por sobre el promedio de lo que producen las editoriales
comiqueras, es su arte —y nunca estuvo mejor aplicado el término—.
Basándose en los layouts del italiano Camuncoli, Jim Lee crea páginas con
su lápiz que hablan de inmediato de una visión distinta sobre el cómo plantear la historia visualmente.
La distribución de las viñetas, los momentos congelados e icónicos, son más
cercanos al fumetti y al cómic
europeo —queriendo decir en realidad, de autor— que a la secuencia por receta a
la que nos tiene acostumbrados la historieta de superhéroes.
Y si el lenguaje
de la línea no fuera suficiente, la paleta de colores, aplicada en un estilo
acuareloso, dota a la imagen de una textura prácticamente orgánica,
completamente ad hoc para la historia que se nos cuenta. La historia de un Batman aquejado de improviso por algún
letal virus que le matará en menos de una semana.
Pareciera que
cada viñeta está ebria de colores ocres y mortecinos. A veces translúcidos y
evocadores. Otras, chocantes y febriles. Como si se nos quisiera compenetrar
con el avance del virus por el cuerpo del héroe encapotado.
La historia misma
está planteada a modo de extenso racconto:
en las primeras páginas contemplamos a Batman
y el Joker, moribundos, destruidos
en apariencia por este misterioso virus. Luego viajamos al inicio del periplo
que habrá de llevarlos a esa agónica situación.
Batman mismo es el narrador. Lo que significa que “vemos” lo que ocurre través de
sus propios ojos. Y su visión es bastante pesimista. La visión de un héroe que
lleva años enfrentándose al amparo de la noche con sus innumerables enemigos.
El Batman que encontramos aquí no tiene
nada que ver con el que conocimos tras el reboot
de The New 52. Éste es el Batman clásico. Curtido en mil
batallas. Desilusionado. Amargo, si se prefiere. Un Batman que muchos de los seguidores más antiguos siempre anhelamos
ver en acción.
La inclusión del Joker se agradece también. Es ese Joker de los ochenta y los noventa.
Aquel que alguna vez dejó inválida a Barbara
Gordon. Aquel desquiciado de risa
fácil y tenebroso sentido del humor.
Y si bien Gotham nos da la bienvenida, en “Batman: Europa” es un mero trampolín para
lanzarnos a la búsqueda del causante de la infección y, ergo, de la posible cura. En este número la ciudad protagonista es Berlín. Aquella ciudad, como Batman nos señala, forjada en la
interjección de dos ciudades muy disímiles. Una suerte de alegoría urbana de la
relación Batman/Joker tantas veces
abordada —y, a veces, hostigosa—, pero que aquí adquiere un nuevo valor al
saber que lo que liga al héroe y el villano es la misma condena de muerte.
Empatados de algún modo, se verán forzados a seguir en busca de las respuestas.
El ritmo es
perfecto. Acelerado cuando se debe —grandes viñetas de acción que seguramente
adornaran el fondo de más de un smartphone—, pero contenido y reflexivo cuando
la historia lo demanda.
“Batman: Europa” es, básicamente, una obra perfecta. Estamos
recién ante la primera parte, mas nos ha sorprendido de tal manera, que ya
estamos rendidos ante sus encantos.
Guión preciso,
contado con recursos literarios. Arte sublime, que enfatiza el plot.
Si “Batman: Europa” tardó diez años en ver la
luz, bien valió la pena la espera. Ahora, con seguridad, se nos hará eterno el
lanzamiento del número #2, cuyo título Praga
ya nos anticipa dónde seguirá desarrollándose este tour europeo de esta pareja
que, a días de su muerte, ya no nos parece tan disímil.
Batman seguirá contándonos la historia y nosotros estaremos ahí para escucharle cómo pelea su gran batalla contra el peor de todos los enemigos: la muerte.
Batman seguirá contándonos la historia y nosotros estaremos ahí para escucharle cómo pelea su gran batalla contra el peor de todos los enemigos: la muerte.
Comentarios