DADDY’S IN DA HOUSE
Escritor: Tom Taylor
Lápices y esbozos: Bruno Redondo
Tintas y terminaciones: Sergio Sandoval
Terminaciones: Jordi Tarragona
Colores: Rex Lokus
¡¡¡¿CÓOOOOOMO?!!!
¿No fue
suficiente la tortura del cuarto año de “Injustice: Gods Among Us - Year Four”, que ahora rematan con un anual?
Sip. Sip. Y… sip.
Esta es la reseña
del anual —Annual, para los
anglófilos— del nefasto cuarto año de los Súper
Amigos Enojados.
Existe tal anual.
Aunque haya aparecido después del número #1
del quinto año del cómic este —no, no. Ya hablaremos del nuevo año. No se
apuren—, en una movida que viene reforzar lo discontinua que es la continuidad
en DC.
¿Vale la pena
arriesgar la vista y leerlo tras todo lo que nos desilusionó el pasado año
mitológico?
Queridos
contertulios —como decía alguien por ahí—, podéis hacerlo con completa
tranquilidad porque papá ha vuelto a poner las cosas en orden.
“Injustice: Gods Among Us - Year Four Annual” es una completa gozada. Es todo lo
entretenida, divertida, irónica, violenta y sorpresiva que no supo ser durante
su último año.
¿La razón? Ya lo
dijimos: papá vuelve a salvar a su hijo.
Y no estamos
hablando de Plastic Man burlando en
sus propias narices al Sups maloso,
que innegablemente resulta ser una maravilla de personaje que nos sorprende a
todos; sino del gran papá Tom Taylor, que vuelve aquí a tomar el
lápiz y le hace un cariñito al cómic, su querido hijo, y, de paso, hacernos un
cariñito a todos los fans de esta serie que vimos cómo todas las esperanzas que
tuvimos en Buccellato y los dioses
griegos, nos quedaban más destruidas que el Partenón en Atenas.
Sí, queridos
discípulos: Papá ha regresado a poner orden en la casa.
Nos sorprende con
una historia que, tras una centena de capítulos, es fresca, increíblemente fresca.
Y cuyo protagonista Patrick O’Brian, más conocido en el círculo superheroico como Plastic Man, es lo mejor
que le ha pasado a la serie desde que Taylor
la dejó.
Plastic Man, quizá el superhéroe más
menospreciado después de Aquaman, se
mueve con desparpajo, sorna e ironía, desde el Hall of Justice mismo —provocando con sus agudos comentarios al
dictadorcillo azuloso ese— hasta la cárcel de más alta seguridad, The Trench, que ha concebido el sistema
imperante —donde se cuela con ingenio y verdadero arrojo—.
Sólo Taylor podía tomar un personaje tan de
caricatura y darle el nivel que logra aquí. Tal vez pudiéramos relacionarlo con
el Plastic Man de Frank Miller en la olvidable DK2. “He’s more capable —more dangerous— than you can possibly comprehend”,
le explica con su mejor cara de preocupación la amazona WoWo al “Frutillita” Sinestro, cuando Plastic Man hace su
entrada en plena corte de Sups.
¿Qué mueve a Plastic Man ha realizar una arriesgada jugada de este tipo?
Tal y como Taylor llega a salvar a su criatura —“Injustice”, pues niños, no pierdan la
cuenta—, O’Brian se presenta para
salvar a su propio hijo Luke McDunnagh, un cambiaformas al igual que papito.
Junior ha decidido actuar contra el régimen imperante volando un verdadero
símbolo de Sups: la famosilla
estatua del kryptoniano sosteniendo
un águila en el brazo izquierdo —sí, sí, bastante similar a la de la portada de
Whatever Happened to the Man of
Tomorrow?, pero sin el pajarraco—.
Como bien sabemos
por estos lares latinoamericanos, a los dictadores nunca les ha gustado esta
especie de contramanifestación. Perturba sus sobreinflados egos. Así es que Sups
—que es algo así como el summum de
los cabrones en el gobierno— decreta la encarcelación inmediata del terrorista
—a los gobiernos autoritarios y fascistas les encanta llamar terroristas a los
opositores… Eso los justifica en sus tiny
tiny minds— al hoyo más profundo literalmente hablando: esta prisión de
máxima seguridad situada en lo más profundo del mar —con los auspicios del
pescado parlante ese de Atlantis, lo más seguro—.
Prisión que,
gracias a la infiltración de nuestro nuevo mejor superhéroe, descubrimos es el
hogar de todos los más famosos villanos del Universo DC —no, no figuran ahí ni Didio
ni Lee. Los malditos trabajan para
el gobierno—, así como de los más poderosos enemigos del régimen: los Green Lanterns.
Manejándose con
soltura entre lo humorístico y lo heroico, Taylor
nos guía junto a Plastic Man a un
gran clima que nos deja el corazón emocionado de saber que aún se puede
rescatar a “Injustice”.
El elástico héroe
logra confabularse con Kilowog —el
peso pesado pero amable de los GL—
para iniciar una pelea con el kinesiólogo Bane
y lograr, en medio de la batahola, liberar a su hijo y, a la larga, a todos los
recluidos en The Trench.
Ni los arrebatos
de niñita de Sups logran detener a Plastic Man y tras una emocionante escena en que los GL reciben sus anillos —uff,
que hasta fanfarria a lo John Williams escuché al leerlo—, que
tristemente termina con el sacrifico de Kilowog
a manos de Sinestro; nuestro
maleable héroe salva a medio mundo y se reconcilia con su hijo. Y —lo más
gratificante— deja a Sups con el
peor de los berrinches que le hemos visto.
Taylor, papá Taylor, ha vuelto —aunque
sea sólo para este Anual— y ha
rescatado a su querido hijo digital. Como Plastic
Man papá salvando al suyo, nos ha
sorprendido con la astucia de su guión, con el giro sorpresivo en un par de
viñetas y con un ritmo que no cede. Incluyendo una viñeta que, al más puro
estilo Watchmen, tributa a la época
feliz de los superhéroes con todos ellos posando junto a Plastic Man y sonriendo
—excepto el murciélago amargado aquel—. Taylor
dijo recientemente que extraña escribir sobre estos personajes siendo alegres.
Quizá este es su guiño a una buena época, sin tantos traumas ni sordidez.
El arte a cargo
de Redondo y el equipo, como estamos
acostumbrados —aunque el guión de Buccellato
sea infumable—, es un deleite visual que incluye hasta un guiño al mejor Sups de todos los tiempos, Christopher Reeve; y que transforma a Plastic
Man en un personaje creíble y de
temer, humano y fantástico al mismo tiempo.
Claro, el final
es un poco amargo por aquello de que la historia continúa en el año cinco de “Injustice”… a cargo de Buccellato; pero nadie nos podrá quitar
el simple gusto de habernos leído un cómic entretenido, bien escrito, y cuyas
casi cuarenta páginas se nos hacen cortas, dejándonos con más ganas de seguir a
Plastic Man. Olvidándonos de paso, además, que de Batman no vemos ni la punta de sus orejas —a excepción de una
fotografía en la que, claramente, desentona—.
Como dice un
compañero del Blog: “Injustice: Gods Among Us - Year Four Annual” #1,
calificación 15/10.
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