Reseña: “Injustice: Gods Among Us - Year Five” #1 y #2

HIC ET NUNC

Título: Round Up (#1); Doomsday (#2)
Escritor: Brian Buccellato
Artista: Mike S. Miller (#1); Iban Coello (#2)
Colores: J. Nanjan
Portada: David Yardin

De nuevo estamos aquí. Comenzando un nuevo año injusticiero con los supers más cabrones y enfermos de la cabeza de todo el Universo DC —con la excepción de dos ultra villanos sólo conocidos como Dan y Jim—.
No tenemos muchas esperanzas: el año pasado —el cuarto— fue bastante más que desilusionante. La llegada de Buccellato pudo hacernos creer que nuevos aires refrescarían la franquicia, pero resultó ser más bien un gas bastante maloliente y adormecedor —y a veces francamente uno de los más aterradores fluidos del Sr. Crane—.
Creímos que, con la llegada de los dioses olímpicos al set, las cosas explotarían a un grado superlativo, llenando las páginas de trepidante acción, portentosas acciones y profundos misterios. El tiempo sólo nos demostró por qué todos esos tipos están olvidados y ya nadie prende ni una humilde candela para pedirles nada. Sin contar con el hecho imperdonable de que violaron la tradición artística milenaria y vistieron a todas las diosas griegas. ¡Las vistieron!
Y ahora… ahora estamos aquí… de nuevo. Esperando qué nos depara la fábrica de ideas buccellatiana. Y, la verdad sea dicha, es poco o nada lo que esperamos.
Para más inri, Tom Taylor —el padre putativo de “Injustice”— se dio una vuelta por el lugar y escribió un grandioso anual. Una especie de “aquí tienes, Buccellato, ¡así se escribe!”.
¿Cuál podría ser nuestra disposición entonces?


Pero como los seguidores de superhéroes tenemos alma de masoquista, sabemos que nuestro lugar es hic et nunc… aquí y ahora.
“Injustice: Year Five” —ustedes no lo escuchan, por supuesto, pero mientras escribo esto suena el tema I want the world to stop de Belle and Sebastian… excelente soundtrack para esta reseña— comienza justo dónde Taylor dejó el balón botando en el área: gracias a la adrenalínica actuación de Plastic Man, este ha liberado no sólo a su hijo, sino a todos los más grandes villanos —y superhéroes opositores—. Claro, todos ya sabemos que Kilowog no sobrevivió. Un minuto de silencio por él.
Ya. Mucho.
Sups, que nunca está muy contento, ahora está menos contento que nunca y se olvida un rato de Batsy —en realidad, últimamente ha estado baaastaaante olvidado como la gran contrapartida— para concentrar toda su rabia en ese superhéroe de segunda y menospreciado —dicen que hasta el cosaniuna de Aquaman se reía de él… cómo estará de infravalorado—, héroe de pacotilla que no temió presentarle cara en el mismísimo Hall of Justice y luego escabullirse dentro de The Trench y dejar libre a quién quisiera.
Ese tonto de Sups… Si hubiera leído “Kingdom Come” sabría que ese tipo de prisiones nunca resulta.
Pero “Injustice” no es un cómic de extensos momentos llenos de sentimiento o emoción. Aquí todo se traduce en golpes y violencia —elementos que amamos, por cierto—. Pronto la “cámara” deja a Sups con su rabieta —que ya exagera la nota bastante y parece mala de culebrón de Univisión—, y nos lleva al campo, ahí donde corre la sangre. Yesss.


Encontramos a Green Lantern —que en realidad es Yellow Lantern, pero que todos llaman Hal—, viéndoselas con Parasite, uno de los susodichos prófugos. Y en otra parte, a Flash y Cyborg viéndoselas con una banda de escapados, pero de menor nivel que Parasite —a propósito, ¿lo vieron en “Superman/Wonder Woman” #23 y #24? Qué bien dibujado que les quedó—.
Ah, y un par de páginas con WoWo y su madre Hipoclorito de Sodio conversando. ¿De qué? Mamá, ¿qué hago? Hija, ya sabes qué hacer. Típico diálogo de mamás e hijos en que las mamás siempre juegan a ganador porque el consejo es tan ambiguo que, haga lo que haga uno, resulte bien o resulte mal, la mamá siempre tiene la razón. Y Batman que anda lloriqueando por todos los cómics la pérdida de la suya… no sabe de la que se libró.


Mientras Buccellato hace subir el ritmo de la acción, Miller sigue estando a la altura y termina incluso salvando las flaquezas del escritor, brindándonos un final con cliffhanger bastante prometedor: Doomsday, el ángel caído del cielo en busca de revancha. Con trencita y todo. Súper cool.
Casi como una historia que hemos leído miles de veces… ¡Esperen! Sí la hemos leído miles de veces… Sups se enfrenta a su propio Ragnarok —ya, niños fanboy, que Ragnarok no es propiedad sólo de Marvel—.
Pero, ¿y Batsy? A Batsy lo vemos sacar provecho del desaguisado buscando alianza con los Rogues de Flash. La banda de villanos más entretenida del Universo DC.
Y lo vemos conversando con Selina en un restaurante en plan WoWo e Hipoalergénica: ¿Qué hago? ¿Ya sabes qué hacer? —las mujeres, aprendan cachorros, son como las mamás. No se descuiden…—


Estamos, por supuesto, en terrenos del número #2 de “Injustice”, donde el trabajo de Coello sigue la senda de Miller y, aunque no aporta ni desentona, nos lleva de un lugar a otro con bastante destreza en los enfoques y en las perspectivas del cuerpo humano, que se agradecen.
Vemos a GreenYellowLanternmásconocidocomoHal derrotar a Parasite con ayuda de Cyborg, mientras Sups se da de tortazos con Doomsday, destruyendo media ciudad —lo que ya parece una costumbre del kryptoniano desgraciado este. Y después alega porque Holly Hunter lo lleva ante el Senado para interrogarlo…—.
Como en toda buena pelea de Sups contra Doomsy, el azuloso sangra bastante y se ve en serios apuros hasta que aparece Bane… Sí, Bane. El mesmito hijo ilustre de Isla Prisca. ¿Y qué monos pinta Bane en toda esta historia?


No lo sabremos hasta el número #3 de “Injustice”. Porque la marca de fábrica de este cómic digital ha sido siempre el de operar al estilo de las series de matiné de los perdidos cines de barrio: dejar a nuestro héroe a punto de defunción.
No lo hacen mal estos dos primeros números. La premisa que dejó Taylor, con tanto súper villano suelto, ciertamente se presta para interesantes hilos narrativos. Esperemos que Buccellato no estropeé el juguete demasiado pronto y pueda resarcirse de todo lo que no nos gustó del año anterior.
Ya partió el nuevo año. Estamos embarcados. Nos gusté o no nos gusté “Injustice”, seguiremos reseñándolo, riéndonos las más de las veces, poniéndonos serios otras pocas.

“Injustice: Gods Among Us - Year Five” ha llegado. Aquí y ahora. Hic et nunc.

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