Get up, Kansas. Wallow time is over.
Históricamente las civilizaciones siempre han tenido un instinto de preservación y supervivencia. Instintos impulsados por el miedo a la diversidad, por la pérdida de la pureza de la sangre y, sobre todo, por otro instinto primordial del ser humano: La búsqueda de victoria mediante el poder ganado por la conquista. Probablemente esa sea la razón por la que los "malos ojos", que en esencia son los que ven con objetividad, se han guardado siempre para los ajenos que para los propios. Esa es la base del patriotismo ignorante, es la base del fanatismo, ese tipo de sentimiento obtuso y consecuente del que la saga Dark Knight se ha reído desde sus comienzos.
Es triste decir que tres décadas después de la primera entrega, en el marco de una sociedad supuestamente distinta, el mensaje siga siendo el mismo y no pierda contemporaneidad. Allí afuera hay cazadores, mercenarios de todo tipo, claro que sí, pero no son los únicos que amenazan con hacer desaparecer nuestra cotidianidad, nosotros mismos lo hacemos de una manera más lenta pero absolutamente eficaz. Así comienza esta reseña, queridos lectores, de manera tan dura como real.
Históricamente las civilizaciones siempre han tenido un instinto de preservación y supervivencia. Instintos impulsados por el miedo a la diversidad, por la pérdida de la pureza de la sangre y, sobre todo, por otro instinto primordial del ser humano: La búsqueda de victoria mediante el poder ganado por la conquista. Probablemente esa sea la razón por la que los "malos ojos", que en esencia son los que ven con objetividad, se han guardado siempre para los ajenos que para los propios. Esa es la base del patriotismo ignorante, es la base del fanatismo, ese tipo de sentimiento obtuso y consecuente del que la saga Dark Knight se ha reído desde sus comienzos.
Es triste decir que tres décadas después de la primera entrega, en el marco de una sociedad supuestamente distinta, el mensaje siga siendo el mismo y no pierda contemporaneidad. Allí afuera hay cazadores, mercenarios de todo tipo, claro que sí, pero no son los únicos que amenazan con hacer desaparecer nuestra cotidianidad, nosotros mismos lo hacemos de una manera más lenta pero absolutamente eficaz. Así comienza esta reseña, queridos lectores, de manera tan dura como real.
Spoilers a continuación.
Cierta vez, una gran promesa del Noveno Arte se detuvo a pensar que el gran icono de su infancia, su héroe favorito, tenía la edad que estaba por cumplir. Negado a haber alcanzado a un modelo a seguir, como lo consideraba al Cruzado de la Capa, se propuso componer una historia épica en la que el personaje ya envejecido debía regresar para dar muestra de que su gloria seguía vigente. Así fue como surgió The Dark Knight Returns, y el resto es historia. Pero pese a la premisa, el espíritu punk del joven Frank Miller era imposible de contener o disimular, bajo una clara identificación con el protagonista que estaba abordando, la madurez de Batman solo era una pequeña adversidad arrollada fácilmente por su natural fuerza imparable. Un hombre inquebrantable que no aceptaba sus limitaciones porque no las tenía, y estaba dispuesto a sacrificar todo por ganar su propia guerra.
En este universo, desde esa aventura han pasado casi diez años, y diez años pueden significar mucho para una persona, y si no vean donde estaba el arquitecto de todo esto hace una década, en el momento auge de su vida brillando como una potencial estrella de Hollywood, pero la vejez con respectivas enfermedades no son tan fáciles de superar...
Miller llegó a la edad en la que situó al hombre más adinerado de Gotham, y lo hace acarreando una enfermedad grave que atenta con su integridad física y mental. No es extraño entonces, y teniendo en cuenta que el escritor siempre ha utilizado al personaje como un canal para expresar todos sus pensamientos, que haya cierto tipo de paralelismo entre el estado del renombrado guionista y su personaje, habiendo comprendido finalmente lo que es llegar a esta etapa de la vida en unas condiciones no muy favorables y, por ende, con muchas limitaciones.
Como queda dicho, el cómic abre de una manera que resulta muy dura al lector. Nos presenta a un Bruce Wayne que está hecho todo un veterano de guerra (y por todas las libradas en su apogeo el título le calza perfecto) y pasea por la nueva batcave, haciéndose entender así mismo que por más que la voluntad siga allí, que el fuego revolucionario que tanto se ha encargado de extender antes siga encendido, su cuerpo apenas se puede mantener en pie. Camina gracias a su bastón, está perdiendo el cabello y hasta su vista está limitada a hacer uso de anteojos... No solo es un peligro para él mismo, sino para Carrie Kelley, sobre la que recae toda la responsabilidad ahora. Su personalidad cínica y soberbia sigue vigente, pero sabe que ya no puede volver a las andadas.
De esta forma, la relación entre Bruce y Carrie se afianza cada vez más, porque para el primero esta última no sólo es la última gran soldado en su cruzada, sino que en ella ve algo que en su interior nunca tuvo, optimismo y esperanza, una sucesora que hasta lo podría superar. Para un hombre viejo y solitario como él, eso significa mucho.Y es que en cuanto al aspecto emotivo, claramente DK3 se ha beneficiado mucho, el dúo Miller-Azzarello permitió que la saga, aún manteniendo su atmósfera oscura y pesimista, logre nutrirse de distintas matices. Situar a figuras que aparentaban ser tan estoicas en nuevos terrenos hace que el peso de la situaciones alcance cuotas más altas y efectivas.
Para percatarse del juego de contraste entre los componentes del Dúo Dinámico no hace falta exclusivamente de leer los pensamientos del viejo Encapotado, sino simplemente ver la manera en la que Andy Kubert y Klaus Kanson plantean la secuencia. Bruce apareciendo decadente y encorbado entre las sombras para ver y cuidar de la resplandeciente joven pelirroja, que descansa plácidamente. El simbolismo de la sublime splash-page en la que vemos como con su mano, enorme y llena de cicatrices, acomoda su cabello hace que el trabajo de los encargados de la parte gráfica hable por sí solo. Estas cosas sólo se obtienen como resultado de un trabajo hecho a base de una constante colaboración, y cuando cada una de sus partes son realizadas independientemente de las otras.
Aprovecho este punto para terminar de tirar los laureles que a Kubert le corresponden. Artistas de vanguardia como Miller comprendieron que el cómic es un medio visual, no solamente narrativo, por eso apostó por un estilo de dibujo que prevalece lo expresionista ante lo esteticista. Por supuesto que Andy no es Frank, pero el estudio y la emulación de su trabajo da como fruto una absoluta comprensión de este. La caricatura está muy presente y hay imágenes que esconden mensajes por sí solas (muchos de las que vamos a hablar en el transcurso de la reseña). También hay un arriesgado pero muy logrado dominio del ritmo de la lectura, pasando de páginas con pocos cuadros a otras con muchos y acto siguiente una splash-page (hay bastantes durante la entrega) que nos obliga a detenernos en una toma determinada. Esa intención caricaturesca hace que ciertos trazos carezcan totalmente de prolijidad y a veces no terminan siendo tan eficaces como se esperaba, pero todo lo anterior dicho compensa totalmente estas nimiedades.
En este universo, desde esa aventura han pasado casi diez años, y diez años pueden significar mucho para una persona, y si no vean donde estaba el arquitecto de todo esto hace una década, en el momento auge de su vida brillando como una potencial estrella de Hollywood, pero la vejez con respectivas enfermedades no son tan fáciles de superar...
Miller llegó a la edad en la que situó al hombre más adinerado de Gotham, y lo hace acarreando una enfermedad grave que atenta con su integridad física y mental. No es extraño entonces, y teniendo en cuenta que el escritor siempre ha utilizado al personaje como un canal para expresar todos sus pensamientos, que haya cierto tipo de paralelismo entre el estado del renombrado guionista y su personaje, habiendo comprendido finalmente lo que es llegar a esta etapa de la vida en unas condiciones no muy favorables y, por ende, con muchas limitaciones.
Como queda dicho, el cómic abre de una manera que resulta muy dura al lector. Nos presenta a un Bruce Wayne que está hecho todo un veterano de guerra (y por todas las libradas en su apogeo el título le calza perfecto) y pasea por la nueva batcave, haciéndose entender así mismo que por más que la voluntad siga allí, que el fuego revolucionario que tanto se ha encargado de extender antes siga encendido, su cuerpo apenas se puede mantener en pie. Camina gracias a su bastón, está perdiendo el cabello y hasta su vista está limitada a hacer uso de anteojos... No solo es un peligro para él mismo, sino para Carrie Kelley, sobre la que recae toda la responsabilidad ahora. Su personalidad cínica y soberbia sigue vigente, pero sabe que ya no puede volver a las andadas.
De esta forma, la relación entre Bruce y Carrie se afianza cada vez más, porque para el primero esta última no sólo es la última gran soldado en su cruzada, sino que en ella ve algo que en su interior nunca tuvo, optimismo y esperanza, una sucesora que hasta lo podría superar. Para un hombre viejo y solitario como él, eso significa mucho.Y es que en cuanto al aspecto emotivo, claramente DK3 se ha beneficiado mucho, el dúo Miller-Azzarello permitió que la saga, aún manteniendo su atmósfera oscura y pesimista, logre nutrirse de distintas matices. Situar a figuras que aparentaban ser tan estoicas en nuevos terrenos hace que el peso de la situaciones alcance cuotas más altas y efectivas.
Para percatarse del juego de contraste entre los componentes del Dúo Dinámico no hace falta exclusivamente de leer los pensamientos del viejo Encapotado, sino simplemente ver la manera en la que Andy Kubert y Klaus Kanson plantean la secuencia. Bruce apareciendo decadente y encorbado entre las sombras para ver y cuidar de la resplandeciente joven pelirroja, que descansa plácidamente. El simbolismo de la sublime splash-page en la que vemos como con su mano, enorme y llena de cicatrices, acomoda su cabello hace que el trabajo de los encargados de la parte gráfica hable por sí solo. Estas cosas sólo se obtienen como resultado de un trabajo hecho a base de una constante colaboración, y cuando cada una de sus partes son realizadas independientemente de las otras.
Aprovecho este punto para terminar de tirar los laureles que a Kubert le corresponden. Artistas de vanguardia como Miller comprendieron que el cómic es un medio visual, no solamente narrativo, por eso apostó por un estilo de dibujo que prevalece lo expresionista ante lo esteticista. Por supuesto que Andy no es Frank, pero el estudio y la emulación de su trabajo da como fruto una absoluta comprensión de este. La caricatura está muy presente y hay imágenes que esconden mensajes por sí solas (muchos de las que vamos a hablar en el transcurso de la reseña). También hay un arriesgado pero muy logrado dominio del ritmo de la lectura, pasando de páginas con pocos cuadros a otras con muchos y acto siguiente una splash-page (hay bastantes durante la entrega) que nos obliga a detenernos en una toma determinada. Esa intención caricaturesca hace que ciertos trazos carezcan totalmente de prolijidad y a veces no terminan siendo tan eficaces como se esperaba, pero todo lo anterior dicho compensa totalmente estas nimiedades.
Es en este mismo instante que no sólo el propio número, sino también podríamos decir que la serie entera, toma por primera vez la distintiva frenética cadencia de la saga de la que, por ahora, no parece volver a bajar. El anciano se dirige con su bastón a la baticomputadora para enterarse de lo que está sucediendo al rededor del globo, Quar y sus fanáticos religiosos están atentando a varias ciudades del mundo, incluyendo al mismo Vaticano, alegando que están dispuestos a liberarnos de nuestras ataduras y "salvarnos" a cambio de arrodillarnos ante ellos rindiéndoles culto, de no ser así la humanidad se las va a ver negras.
Pero como la obvia metáfora no acaba ahí, para hacer muestra de su poderío, Quar envía a uno de sus seguidores hacia Moscú donde, cual bomba-suicida, explota en dimensiones tales que hace desaparecer toda la ciudad. El líder de esta secta le da un tiempo estimado de tres días a la Tierra, representada por la ONU, para declarar su rendición.
Es sabido que la saga Dark Knight siempre se ha contextualizado en un problema social actual o latente, en el caso de la primera parte fue la Guerra Fría que aún seguía teniendo consecuencias en los 80', y en este caso se aborda un tema que es completamente actual. El equipo creativo utiliza a los ciudadanos liberados de Kandor para representar, sin sutileza alguna, al Islam y el terrorismo. Es conocida la relación entre Frank Miller y el Medio Oriente, por lo que no es de extrañar que los considere el principal peligro de la sociedad de hoy en día, y en DK3 fundamenta sus pensamientos al mostrar lo que sucedería si estos cumplieran con todas sus amenazas. No fue hace mucho que ISIS declaró tener planeado volar varios puntos claves de la cultura Occidental, entre ellas Moscú y el Vaticano.
Podemos estar de acuerdo con este planteamiento o no, algunos lo considerarán fascista y otros correcto, pero hablando del contenido del cómic en sí mismo, se considera que estas sociedades están constituidas por personas ominosas dispuestas a hacer desaparecer arquitecturas icónicas de nuestra historia con el objetivo de esclavizar a todo aquél que no profese su mismo credo. Lamentablemente, esta discusión no pierde vigencia, aún está en boca de todos los atentados en Europa y todavía puede ser causa de una potencial guerra. Lo que aquí se busca es encontrarle alguna explicación a las actitudes de estos yihadistas, a este sinsentido de las muertes ocasionadas por las bombas que, en la mayoría de los casos, son ellos mismos.
¿Pero por qué es tan fácil de desconstruír nuestra sociedad desde sus cimientos? ¿Por qué estamos tan expuestos? Ésta es la razón por la que el concepto de la historia que hoy nos trae aquí está mucho mejor planteado que en Holy Terror, pese a ser prácticamente el mismo. Al igual que en los dos títulos originales, se aprovecha el recurso de los Medios de Comunicación para dar un análisis intrínseco. Es que aún frente a un posible fin del mundo, los Talk Shows y los noticiarios siguen manteniendo su estúpida posición a favor de los intereses personales y banalizando las noticias.
Como si esto fuese poco, este tipo de actitudes se extienden a los políticos -con las apariciones estelares de Obama y Donald Trump- que, frente a este problema, lejos están de buscar una solución en conjunto, no obstante siguen como si se tratase una campaña. Pero no debemos escupir para arriba que la saliva puede caer en nosotros, ya que con algunos recursos gráficos simplemente admirables, nos dejan entrever que aunque estemos a punto de ser esclavizados, ya lo somos de nuestro propio comercio disfrazado de creatividad. Del entretenimiento, de la tecnología que al conectarnos paradójicamente nos desconecta de todos los demás. Hay una situación en la que los súbditos de Quar se elevan sobre las calles para amenazar a los civiles a que transitan por ellas, por estos se encuentran tan ensimismados con sus celulares y auriculares que nunca se enteraron de que estaban a punto de volar por los aires.
Con ésto no sólo Dark Knight es capaz de seguir siendo tan irreverente y ácido en una industria contenida como la actual, sino que nos invita a replantearnos acerca de nuestro proceder metiendo el dedo en la yaga. Es magnifico saber que la sátira y el humor negro siguen muy presentes, por eso la ignorancia y la idiotez detrás de cada tweet y hashtag puede resultar un poco exagerado, pero es justamente lo que se necesita para que abramos los ojos y nos demos cuenta de qué tan dormidos estamos. Azzarello y Miller se ríen de nosotros, nos están provocando con el objetivo de obtener una reacción genuina, una reacción que nos libre del letargo, y todo a través de ésta bitácora muy acertada del siglo XXI.
Pero no nos olvidemos que esta sigue siendo una historia de superhéroes que siempre están ahí, para salvarnos y sacarnos de ese pozo negro sin fondo al que estamos destinados a caer. Bruce sigue ahí, seguro, pero ya no está facultado para salvar el día esta vez, así que por mucho que le pese, se dirige con su discípula a la Antártida... Más específicamente a la Fortaleza de la Soledad. Superman se encuentra congelado allí por decisión propia, aparentemente al haber perdido la fe en las personas luego de los sucesos acontecidos en Dark Knight Strikes Again.
Se abre paso entonces a una escena fundamental en la trilogía de Frank Miller. Y es que dada su condición, el siempre autoritario y agrandado Hombre Murciélago se ve obligado a romper el hielo a martillazos y pedirle ayuda al Último Hijo de Krypton, la única esperanza disponible. Si bien este es un giro muy importante en la relación entre los Mejores del Mundo, hay otro detalle puntual que me gustaría destacar de esta secuencia.
Anteriormente había dicho que la fuerte personalidad cínica del Maldito Batman se mantiene firme, y este es el claro ejemplo de eso. Tenía miedo de qué tratamiento le darían al personaje en esta serie, porque en los primeros números aparentaba ser mucho más discreta, pero ni bien le empieza a hablar a su eterno oponente es como estar en casa, leer sus dichos sigue siendo un verdadero deleite. No importa que se esté rebajando pidiéndole ayuda a este dios, su soberbia sigue vigente en base a frases sobradoras llenas de slangs que nada tienen para envidiarle a un guión de Quentin Tarantino o a Clint Eastwood. Así que tranquilos, Batman, aún senil y hasta acabado, sigue siendo el mismo irónico bastardo.
Cansada de no obtener respuesta alguna y exponiendo su limitado temperamento, Carrie Kelley le demanda al superhéroe que haga algo dado a que, después de todo, es su gente la que está haciendo que todo penda de un hilo. Al enterarse de eso, el imponente y colosal Hombre del Mañana se levanta de su trono para enfrentar a sus hermanos de sangre.
El caos que se está estableciendo se expresa en algunas escenas fugaces y sucesivas. Mientras que los Batboys (quienes no son más que los Mutantes rehabilitados) reaparecen ya cuando estábamos a punto de pensar que los habían olvidado al igual que Ellen Yindel, Lara es manipulada por Baal y Quar para que se una a ellos. Mientras tanto, y luego de haber llorado a las víctimas inocentes en esta absurda batalla, Superman irrumpe a la ONU que, dada su incompetencia, estaba a punto de rendirse ante los Kandorianos que asaltaron el edificio. En las pantallas del lugar aparece Batman mandando al infierno a los invasores como respuesta a su propuesta, y cuando el Hombre de Acero estaba a punto de apoyar su moción, aparece su repudiable hija para enfrentarlo en defensa de la Raza Superior. Se había dicho que esta vez se le iba a dar un tratamiento más profundo y justo a Superman, reivindicándolo de todo lo sucedido anteriormente, así que ya veremos como desarrollan esto.
Con una agresiva crítica socio-política y un muy interesante drama familiar, The Dark Knight III: The Master Race se alza como un cómic irreverente, incorrecto, profundo y muy sólido. No es nada experimental, pero eso no tiene por qué ser necesariamente algo negativo ya que no necesita serlo, se nutre de todas las pruebas que las partes anteriores realizaron con éxito y trae por fin el producto final.
De más está decir que es la mejor entrega de la serie hasta la fecha, la más reveladora y completa que nos abre el panorama del argumento y nos deja discernir su objetivo, hacia donde va la mano. Esperemos que todo continúe de este modo y vaya en ascenso, tenemos más de la mitad de la serie por transitar y seguro muchas sorpresas deparadas. De ser así, podría llegar a estar a la misma altura que sus hermanas mayores, y eso ya es mucho decir.
Puntaje: 9 de 10.
¡Y ésto ha sido todo por hoy! Espero que hayan disfrutado de la reseña. Como ya saben, su opinión siempre es bienvenida en la caja de comentarios, y estense atentos porque en los próximos días estaré analizando el mini-comic correspondiente a este número, protagonizado por Green Lantern y con la participación de John Romita Jr. ¡Jokersaludos!
Comentarios
Ahora, a esperar la película. Esa de la desabrida Wonder Woman :'(
Un abrazo.
No sabría decirte si en el interior del país hay disponibilidad de este comic, pero las comiquerías principales de Capital Federal (Club del Comic, Entelequía, entre otras) han traído stock del título con los números anteriores, probablemente lo hagan con este también.
Jokersaludos!