Título: “Better Angels”
Guión & Arte: Patrick Gleason.
Tintas: Mick Gray.
Colores: John
Kalisz.
Letras: Tom
Napolitano.
Patrick Gleason y compañía se irán antes de tiempo de
este libro que, desgraciadamente, llegará a su fin en un par de ediciones más, aunque mientras se van despidiendo no dejan de arrojar grandes números.
Las primeras escenas muestran a Damian observando a su amnésico padre
junto a Julie Madison. Ver a su padre feliz, jugando con los niños del Centro Lucius Fox, parece devastador para
el Niño Demonio. Bruce ni siquiera recuerda que tiene un hijo biológico. Creo que no está de
más resaltar que las situaciones sentimentales han hecho la sal de
este libro.
Horas después encontramos a Damian mirando a su padre mientras duerme y decide salir a proteger Gotham en su honor. Alega que no dejará su legado en manos de
imitadores (¡Ouch! si estás leyendo esto y pertenecés a la armada callejera de
Robins). “Volverás a mí, lo sé. Y cuando el verdadero Batman regrese a Gotham…
la encontrará como la dejó. A Salvo. Protegida”. Estas
viñetas expresan uno de los mejores momentos del cómic desde su primer número
hasta acá, en mi opinión.
Robin se va de cacería: unos jóvenes malvivientes han robado en un mercado de pulgas y esta noche el hijo del Murciélago no está selectivo. Se trata de Bat Head, Scallop y Smush que, por si no los recuerdan (al igual que un servidor en el momento de la lectura), estos aparecieron en la saga "Terminus",
de "Batman and Robin" v2 (dibujos
de Gleason, claro). La pelea entre el grupete
y Robin no tiene mayores sobresaltos para el Hijo de Batman, salvo cuando el
mutante Smush pone algo de resistencia.
El enfrentamiento ocurre por sobre el muelle de
Gotham donde, post pelea, Damian divisa una luz en las aguas que denota actividad
en donde debería estar el bote de NoBody, en el que yace el cuerpo de Morgan
Ducard (el padre de Maya que, como sabemos, fue ultimado por Damian, hecho
también ocurrido en "Batman and Robin" v2).
Robin se sumerge a averiguar que sucede y se encontrará con
un par de jóvenes que están destruyendo artefactos en el bote y hasta los
huesos del asesino. Los individuos usan trajes similares al de
NoBody y, de hecho, usan ondas de sonido para atacar a Damian cuando éste los descubre, provocándole alucinaciones. La cosa se ve muy complicada hasta que el buen Goliath acude al rescate, cosa que el final del
número anterior lo dejaba en claro.
Con la llegada del querible y monstruoso Goliath, la batalla
rápidamente cambia su curso. Los dos atacantes se rinden y le confiesan a Robin
que Maya les pagó para que hicieran desaparecer todos los rastros de Ducard. Damian tiene una pequeña pantalla donde puede ver a Maya: ella parece feliz con su nueva vida (aunque recordemos,
ambos se intercambiaron dispositivos para comunicarse antes de despedirse y difícilmente sea lo último que veamos de ella).
El epílogo de este capítulo nos lleva a Damian tomándole juramento
a Goliath (!), el juramento de no matar de Batman. Oficialmente Damian y su mascota se unen en la cruzada por la protección de
Gotham. En la Bati-Cueva, Damian se hace presente ante sus otras
mascotas, Titus, Alfred the cat (a quien llama Pennyworth en este caso) y Bat-Cow. ¿Se viene la Liga de las Bati-Mascotas? Eso es algo que YO quiero ver en la próxima entrega.
El libro, como siempre, no decepciona. Creo que se pasa ‘muy rápido’ ya
que los hechos (Damian-Bruce, el regreso de Goliath, Maya y las batallas en la
misma noche) están muy bien comprimidos. El arte es sublime, como no podría ser de otra manera. El tándem Gleason-Gray-Kalisz siempre
cumple. Esperemos que en un futuro cercano los veamos en otro Batbook.
Creo que no hay mucho más que agregar, salvo decir que las referencias
hacia "Batman and Robin" de Gleason parecen una nostálgica muestra de que su
camino con este gran libro llega a su fin.
Comentarios