Con esta reseña comenzamos el año... Bueno, yo personalmente comienzo el año. Se que el staff de el Blog ha estado trabajando durante Enero, pero sinceramente he tratado de huirle a esta disertación y sobre todo al cómic en sí mismo... Sé que me propuse para repasar todo lo referente al Dark Knight Universe y que esta se las debía, pero tienen que comprender, para los que piensan que Dark Knight Strikes Again o All Star Batman and Robin son las peores historias del Cruzado de la Capa, cosa con la que estoy totalmente en desacuerdo, es porque muy seguramente no han leído esta.
Pero antes de poner el aviso de spoilers y continuar con esta furiosa redacción, vamos a ponerlos un poco en contexto así comprenderán el por qué y cómo de esta basura materializada en 48 páginas. Eran los 90, y el dibujante Todd McFarlane cosechó un enorme éxito con su creación para la editorial Image, oséase Spawn, no obstante la crítica recibió de manera negativa sus guiones poco convincentes. por lo que contrató a los grandes referentes de la época para que le den un subidón de calidad en ese aspecto que claramente estaba flojo, es decir: Neil Gaiman, Alan Moore y, quien nos trae hoy acá, Frank Miller. Si bien la colaboración con este último no estuvo a la altura de los anteriores, fue suficientemente exitosa como para asegurarse volver a trabajar juntos, pero esta vez redoblando la apuesta, no sólo se iban a centrar en el personaje estrella de aquella editorial sino traer a otro que el guionista neoyorkino ya había demostrado en el 86 conocer excelentemente: Batman. Y así fue como nació este proyecto solamente destinado a arrasar en ventas, ¿pero qué resulta de un guión de Miller cuando le sacas la convicción artística, el mensaje político y la inquietud por la innovación de la ecuación dejando solo sus reiterativos arquetipos? Bueno, esto me va a doler más a mi que a ustedes.
Pero antes de poner el aviso de spoilers y continuar con esta furiosa redacción, vamos a ponerlos un poco en contexto así comprenderán el por qué y cómo de esta basura materializada en 48 páginas. Eran los 90, y el dibujante Todd McFarlane cosechó un enorme éxito con su creación para la editorial Image, oséase Spawn, no obstante la crítica recibió de manera negativa sus guiones poco convincentes. por lo que contrató a los grandes referentes de la época para que le den un subidón de calidad en ese aspecto que claramente estaba flojo, es decir: Neil Gaiman, Alan Moore y, quien nos trae hoy acá, Frank Miller. Si bien la colaboración con este último no estuvo a la altura de los anteriores, fue suficientemente exitosa como para asegurarse volver a trabajar juntos, pero esta vez redoblando la apuesta, no sólo se iban a centrar en el personaje estrella de aquella editorial sino traer a otro que el guionista neoyorkino ya había demostrado en el 86 conocer excelentemente: Batman. Y así fue como nació este proyecto solamente destinado a arrasar en ventas, ¿pero qué resulta de un guión de Miller cuando le sacas la convicción artística, el mensaje político y la inquietud por la innovación de la ecuación dejando solo sus reiterativos arquetipos? Bueno, esto me va a doler más a mi que a ustedes.
¿Spoilers? A continuación
Para asegurarse aún más la llegada de un gran caudal de billetes en sus bolsillos, también decidieron que este crossover formase parte del Universo Dark Knight, sin embargo jamás se hace mención a él ni guarda ningún tipo de relación aparente salvo el autor, por ende decir que este one-shot forma parte de tal continuidad es una mera formalidad. Pero ese no es el verdadero primer problema que encontramos en esta pieza sin ni siquiera haberla empezado a leer, cualquier persona minimamente atenta encontrará que el título de la misma ya presenta poca originalidad, es decir, ¿Spawn Batman? ¿Era por si no nos dábamos cuenta de quienes se trataba? Está bien que la ilustración de la portada esté demasiado pequeña y exageradamente enmarcada como para poder distinguir a los personajes correctamente, pero creo que quedaba bastante claro -y redundante- cuando dejaron los logos de ambos héroes del lado derecho. Pero, para ser justos, que el título sea tan flojo respeta la naturaleza del producto.
La lectura abre con la típica narrativa de Miller definiendo lo que es Gotham City, utilizando sus tópicos frecuentes como lluvia, viento, frío y oscuridad (elementos que invadían a los superhéroes en los años 90, por supuesto) y consistiendo en oraciones con una extensión de no más de tres palabras. Habitualmente me gusta mucho como narra este escritor, pero es que en esta obra hay tan poco interés de su parte que ni siquiera se salva por este lado, no hay metáforas ni frase impactante alguna, solo un uso excesivo y cansino de palabras con las que ya ha adornado bastante su prosa en su bibliografía, y que tratan de significar algo, o por lo menos simulan que lo hacen, cuando en realidad no dicen absolutamente nada.
Continuamos y vemos por primera vez a Batman en un callejón, el cómic se encarga de mostrar su valía y su implacable resistencia dado que este se mantiene firme pese a arrastrar a un gran dolor causado por una terrible lastimadura... En el hombro. El Encapotado ha superado viajes en el tiempo, ha salvado al mundo innumerables veces, fue empalado, disparado, quebrado, apuñalado y un montón de dolencias más que hubiesen hecho perecer a cualquier hombre promedio, pero sin dudas esta herida en el hombro es la vicisitud más grande que tuvo que soportar. Gracias McFarlane, gracias Miller, gracias por hacernos saber que tan imbatible es nuestro héroe.
Y hablando de héroes que llevan a cabo hazañas en favor de la justicia, allí estaba él derribando vagabundos sin razón aparente, pero siendo un producto de esta eminencia del Noveno Arte podemos suponer que tal vez eran parte del Occupy Wall Street o algo por el estilo. Mas la escena es irrumpida por un robot gigante, que asciende entre distintos artefactos de tecnología militar creada por la Unión Soviética (¿por qué?), que contenía dentro una cabeza humana que mantenía con vida estando conectada, y Batman para salvarlo lo desconecta generando así su muerte... Un método efectivo. Como interrogarlo era mucho menos divertido que matarlo, se dirige a la Baticueva para examinar la cabeza y buscar pistas.
Ya en su guarida, el orejas puntiagudas, luego de haber demostrado lo valiente que es intimidando a un vulnerable Alfred, identifica a la que podemos considerar su víctima y por ende su lugar de procedencia: New York, ciudad por la que por una noche deja la suya en busca de respuestas, sin imaginarse lo que se encontrará allí: SPAWN. Y si el desarrollo de la historia no nos estaba convenciendo del todo hasta este punto, déjenme decirles que no han visto nada aún porque es este preciso instante donde se va todo al carajo. Recomiendo a las personas sensibles, o de afecciones cardíacas, dejar ahora mismo esta lectura.
Antes del gran choque contra ese personaje malogrado producto de los 90, horrible e insulsa época para Noveno Arte (gracias Rob Liefeld, sos más que un pésimo dibujante... Sos el cáncer del cómic), Miller personificado por el Caballero Oscuro se encuentra con unos vagabundos hablando sobre cómo se despojaron del materialismo y se entregaron a la espiritualidad mientras se empapan en alcohol, y cualquier acotación que haga sobre ese detalle déspota estaría de más.
La situación se ve interrumpida por unos adolescentes que se divierten haciendo lo que todos los jóvenes hacían, según Hollywood, en esos años: Maltratar a los pobres. Para el creador de Sin City eso está bien, así que Batman decide no intervenir, hasta que Spawn aparece para castigar a estos rufianes y ahí es cuando nuestro héroe decide entrar en acción para darle su merecido a ese ser del infierno que se da el tupé de andar defendiendo a los indefensos. Malo Spawn, malo.
Las próximas veinte páginas sólo son ocupadas splash-pages y encontronazos entre estos dos ¿héroes? Justificando sus peleas porque suponen que el otro está vinculado con la comunista, que tiene conexión con esa tecnología que encontró el Encapotado al comienzo del cómic. Sí, antes de usar los puños podría haber investigado pero ya saben, si hay 1% de posibilidad que sea un enemigo hay que tomarlo como una certeza absoluta. Lo más curioso, aunque tristemente no lo es tanto, es que pese a ser un crossover hay un clara inclinación a humillar a Spawn y exacerbar aún más a Batman, convirtiéndolo en el protagonista, incluso en las peleas es el primero el que siempre está en desventaja y a punto de perder la batalla. Pero hay una explicación para esto, y es que el guionista neoyorkino lo estableció desde un principio como un personaje venido de la clase pobre, un trotamundos en toda regla, y así es personificado todo el tiempo, eludiendo su pasado militar y conocimiento en combate, es simplemente un vago indisciplinado con poderes mágicos que ni siquiera es capaz de aprovechar.
De hecho, la utilización de esa ventaja "mágica" es considerada hacer trampa, así que ni siquiera eso está bien visto aquí. Alguien debió haberle dicho al viejo Frank, que al escribir esta locura debió haber estado en su momento culmine de ceguera republicana, que no era un comic del Protector de Gotham sino uno compartido, y que hacer chocar dos personajes entre sí no es interesante si no hay una buena motivación de fondo. Quizás algunos no estén de acuerdo con su mensaje, pero la maestría con la que estaba fundamentada e implicada en The Dark Knight Returns es tan indiscutible que, pese a ser prácticamente la misma ideología, esa obra se convirtió en un referente máximo del cómic, mientras que la que hoy nos trae es un referente máximo de lo que no se debe hacer nunca en ningun medio de expresión. No importa lo que se diga, sino cómo se diga, y si el desgano es tan notable en cualquier tipo de producción no hay forma de respetarla.
Quizás debamos darle un reconocimiento a la lectura porque logra completar páginas y páginas con dos personajes que todo lo que hacen es insultarse gratuita y sosamente, dirigiéndose a ellos mismos de la manera que pueden apreciar en la viñeta que dejé dos párrafos arriba, repitiendo esas mismas palabras o variaciones de ellas. Desgraciadamente, y por la razón que acabo de comentar, tampoco es divertido leer los diálogos y las acciones políticamente incorrectas del Maldito Batman, cuyo comportamiento ofensivo e impulsivo suele tener su retorcido encanto, del que aquí carece pese a tener algunos escasos momentos tan absurdos como hilarantes.
La lectura abre con la típica narrativa de Miller definiendo lo que es Gotham City, utilizando sus tópicos frecuentes como lluvia, viento, frío y oscuridad (elementos que invadían a los superhéroes en los años 90, por supuesto) y consistiendo en oraciones con una extensión de no más de tres palabras. Habitualmente me gusta mucho como narra este escritor, pero es que en esta obra hay tan poco interés de su parte que ni siquiera se salva por este lado, no hay metáforas ni frase impactante alguna, solo un uso excesivo y cansino de palabras con las que ya ha adornado bastante su prosa en su bibliografía, y que tratan de significar algo, o por lo menos simulan que lo hacen, cuando en realidad no dicen absolutamente nada.
Continuamos y vemos por primera vez a Batman en un callejón, el cómic se encarga de mostrar su valía y su implacable resistencia dado que este se mantiene firme pese a arrastrar a un gran dolor causado por una terrible lastimadura... En el hombro. El Encapotado ha superado viajes en el tiempo, ha salvado al mundo innumerables veces, fue empalado, disparado, quebrado, apuñalado y un montón de dolencias más que hubiesen hecho perecer a cualquier hombre promedio, pero sin dudas esta herida en el hombro es la vicisitud más grande que tuvo que soportar. Gracias McFarlane, gracias Miller, gracias por hacernos saber que tan imbatible es nuestro héroe.
Y hablando de héroes que llevan a cabo hazañas en favor de la justicia, allí estaba él derribando vagabundos sin razón aparente, pero siendo un producto de esta eminencia del Noveno Arte podemos suponer que tal vez eran parte del Occupy Wall Street o algo por el estilo. Mas la escena es irrumpida por un robot gigante, que asciende entre distintos artefactos de tecnología militar creada por la Unión Soviética (¿por qué?), que contenía dentro una cabeza humana que mantenía con vida estando conectada, y Batman para salvarlo lo desconecta generando así su muerte... Un método efectivo. Como interrogarlo era mucho menos divertido que matarlo, se dirige a la Baticueva para examinar la cabeza y buscar pistas.
Ya en su guarida, el orejas puntiagudas, luego de haber demostrado lo valiente que es intimidando a un vulnerable Alfred, identifica a la que podemos considerar su víctima y por ende su lugar de procedencia: New York, ciudad por la que por una noche deja la suya en busca de respuestas, sin imaginarse lo que se encontrará allí: SPAWN. Y si el desarrollo de la historia no nos estaba convenciendo del todo hasta este punto, déjenme decirles que no han visto nada aún porque es este preciso instante donde se va todo al carajo. Recomiendo a las personas sensibles, o de afecciones cardíacas, dejar ahora mismo esta lectura.
Antes del gran choque contra ese personaje malogrado producto de los 90, horrible e insulsa época para Noveno Arte (gracias Rob Liefeld, sos más que un pésimo dibujante... Sos el cáncer del cómic), Miller personificado por el Caballero Oscuro se encuentra con unos vagabundos hablando sobre cómo se despojaron del materialismo y se entregaron a la espiritualidad mientras se empapan en alcohol, y cualquier acotación que haga sobre ese detalle déspota estaría de más.
La situación se ve interrumpida por unos adolescentes que se divierten haciendo lo que todos los jóvenes hacían, según Hollywood, en esos años: Maltratar a los pobres. Para el creador de Sin City eso está bien, así que Batman decide no intervenir, hasta que Spawn aparece para castigar a estos rufianes y ahí es cuando nuestro héroe decide entrar en acción para darle su merecido a ese ser del infierno que se da el tupé de andar defendiendo a los indefensos. Malo Spawn, malo.
Las próximas veinte páginas sólo son ocupadas splash-pages y encontronazos entre estos dos ¿héroes? Justificando sus peleas porque suponen que el otro está vinculado con la comunista, que tiene conexión con esa tecnología que encontró el Encapotado al comienzo del cómic. Sí, antes de usar los puños podría haber investigado pero ya saben, si hay 1% de posibilidad que sea un enemigo hay que tomarlo como una certeza absoluta. Lo más curioso, aunque tristemente no lo es tanto, es que pese a ser un crossover hay un clara inclinación a humillar a Spawn y exacerbar aún más a Batman, convirtiéndolo en el protagonista, incluso en las peleas es el primero el que siempre está en desventaja y a punto de perder la batalla. Pero hay una explicación para esto, y es que el guionista neoyorkino lo estableció desde un principio como un personaje venido de la clase pobre, un trotamundos en toda regla, y así es personificado todo el tiempo, eludiendo su pasado militar y conocimiento en combate, es simplemente un vago indisciplinado con poderes mágicos que ni siquiera es capaz de aprovechar.
De hecho, la utilización de esa ventaja "mágica" es considerada hacer trampa, así que ni siquiera eso está bien visto aquí. Alguien debió haberle dicho al viejo Frank, que al escribir esta locura debió haber estado en su momento culmine de ceguera republicana, que no era un comic del Protector de Gotham sino uno compartido, y que hacer chocar dos personajes entre sí no es interesante si no hay una buena motivación de fondo. Quizás algunos no estén de acuerdo con su mensaje, pero la maestría con la que estaba fundamentada e implicada en The Dark Knight Returns es tan indiscutible que, pese a ser prácticamente la misma ideología, esa obra se convirtió en un referente máximo del cómic, mientras que la que hoy nos trae es un referente máximo de lo que no se debe hacer nunca en ningun medio de expresión. No importa lo que se diga, sino cómo se diga, y si el desgano es tan notable en cualquier tipo de producción no hay forma de respetarla.
Quizás debamos darle un reconocimiento a la lectura porque logra completar páginas y páginas con dos personajes que todo lo que hacen es insultarse gratuita y sosamente, dirigiéndose a ellos mismos de la manera que pueden apreciar en la viñeta que dejé dos párrafos arriba, repitiendo esas mismas palabras o variaciones de ellas. Desgraciadamente, y por la razón que acabo de comentar, tampoco es divertido leer los diálogos y las acciones políticamente incorrectas del Maldito Batman, cuyo comportamiento ofensivo e impulsivo suele tener su retorcido encanto, del que aquí carece pese a tener algunos escasos momentos tan absurdos como hilarantes.
Todo este sinsentido pedante llega a su climax cuando Batman, usando a Spawn como una suerte de Chico Maravilla -y tratándolo como si lo fuese-, se entera de que la obvia villana comunista (cuyo trasfondo es tan interesante que ni vale la pena mencionarlo, simplemente quiere dominar el mundo y así de interesante es el personaje) es la villana y arremete contra ella. El trabajo de McFarlane es tan prolífico que ni nos enteramos de cómo muere, os reto a resolver este enigma queridos lectores. Ah, pero antes de fallecer lanza un misil que amenaza con hacer desaparecer a un gran porcentaje de la humanidad, pero el Murciélago lo desactiva en pleno movimiento acabando con el peligro, porque es un ser divino, inmaculado, todopoderoso, omnipresente y lo más importante, americano. Spawn podía usar su magia para desviarlo o destruirlo antes de que haga contacto con tierra firme, pero ya saben, es un vago indisciplinando...
Lo bueno tarda en llegar, y la última página de esta aberración merece que la calificación final de esta historieta tenga un punto más del que hasta ahora estaba mereciendo. El portador del Hellspawn
intenta hacer las pases con el (nunca mejor dicho) Cruzado de la Capa, tratando de establecer una amistad después de verificar el excelente team up que hacen, y este último le contesta con un Batarang que le clava en la frente. Por más increíble que parezca, esta secuencia afectó a la continuidad de Spawn, dado a que en los números siguientes en su serie aparecería una gran cicatriz en su cara, consecuencia del ya mencionado corte. Un cierre para ovacionar de pie.
¿Qué más puedo agregar? Un cómic vacío, plano y olvidable al igual que sus diálogos, su argumento, sus protagonistas y su villana. Un ejemplo exponencial de un lapso en la industria que tanto nos gusta en el que lo único que se hacía era satisfacer a niños mostrando oscuridad, violencia y sexo sin razón alguna, y de una manera muy exagerada, para que piensen que estaban leyendo algo para adultos. Mientras que algunos de estos últimos se complacían con estos placeres prohibidos, que en el fondo era tan vacíos y estúpidos como ellos mismos. Pornografía para idiotas. Michael Bay y esa basura. Hay una única utilidad de volver a visitar estas bazofias, y es tener una referencia de en lo que nunca podemos volver a caer como comunidad y hasta sociedad.
Los asiduos del Blog saben que me encanta Frank Miller y, por lo tanto, es doloroso para mi leer esto. Sin dudas no hay nada más bajo que algo, o alguien, le de la razón a sus detractores confirmando todos los prejuicios que se tienen sobre él. Me gustaría decir que por lo menos el apartado gráfico se salva pero McFarlane con su trabajo es uno de los principales impulsores de la movida que aborrezco y casi destruye el medio que tanto amo... Así que tampoco. En síntesis, si tienen una copia, quémenla. Si lo tienen descargado en Zip, elimínenlo y, por las dudas, pasen un anti-virus. Si conocen un local donde lo vendan, denúncienlo.
Puntaje: 2 de 10.
¡Y eso ha sido todo por hoy, queridos amigos lectores! Nos estaremos leyendo en breve, ya sea en alguna noticia o análisis, lo único que espero es que nos reúna un tópico más agradable de abordar. ¡Jokersaludos!
Comentarios
¡JokerSaludos!
El otro tambien lo tuve y tampoco lo recuerdo, asi que imagino que era del estilo ja...
y hablando de crossovers noventeros, podrías tirar reseña de punisher batman / batman punisher.. yo tuve el primero y creo que no estaba mal, debería leerlo ahora de grande, no me sorprendería encontrar que es malisimo.. al otro nunca lo leí y me parece que venía ya con malas malas críticas.. saludos