Guión: Christos Gage.
Arte: Federico Dallochio.
Colores: Jim Charalampidis.
Letras: Deron Bennett.
Portada: Gary Frank y Rod Reis.
Editor Asistente: Brittanny Holzherr.
Editor: Alex Antone.
Director De Arte: Larry Berry.
Segunda entrega de la serie limitada de precuelas distribuidas junto a los cereales de la multinacional
General Mills, porque no hay mejor forma de llegar a los niños que a través de los cómics y los alimentos con alto contenido de azúcar, ¿eh? Marketing 101, señoras y señores.
Spoilers.
Un grupo de estudiantes de
Metropolis visita las instalaciones de
Wayne Enterprises. Ya saben, esas típicas excursiones aburridas y genéricas a las que uno tiene que asistir para que no le pongan falta en el colegio. Sin embargo, como al parecer todos en la
Ciudad del Mañana quieren ser periodistas o están relacionados de una forma u otra al
Daily Planet, una intrépida jovencita se separa de su grupo y se escabulle por los pasillos del edificio. Para su sorpresa, no sólo se topa con
Bruce Wayne sino también con un grupo de bandidos que irrumpen en el lugar utilizando tecnología
kryptoniana para robar aún más tecnología
kryptoniana.
Tecnología kryptonianaception!
Bruce y la niña eventualmente son descubiertos por los malhechores, que luego pretenden
usarlos como escudos humanos para huir de la escena del crimen. Desgraciadamente para ellos, el
Hombre de Acero se hace presente y se encarga de una parte de este cuarteto delictivo, mientras que
Wayne pone punto final al asunto. La joven insiste en
salir a conocer a Superman pero nuestro héroe se niega rotundamente, alegando que lo más importante es aclarar las cosas con su maestra, y es que básicamente ha roto las reglas. No obstante,
Bruce se encarga de
enseñarle una importante lección a modo de moraleja genérica:
las reglas están ahí por algo y respetarlas es algo bueno, pero a veces lo que en verdad importa es hacer lo correcto. Una forma bastante concisa de resumir su cruzada también, y más específicamente su cruzada contra el
Último Hijo de Krypton.
Opinión.
Siendo ésta la primer precuela de
General Mills que a mí me toca reseñar, debo confesar que
me parecen una pérdida de tiempo impresionante. Está claro que están dirigida para niños, niños que incluso ni siquiera son fans o conocedores del personaje, por lo cual
no aportan absolutamente nada a la trama general de
"Batman v Superman: Dawn of Justice" y están plagados de enseñanzas trilladas que, en definitiva,
es imposible comprenderlas y mucho menos llevarlas a cabo si no se ha vivido o aprendido lo suficiente, como es el caso del
público al que apuntan con este producto. Funciona bien como
método de distracción o entretenimiento para los más
pequeños, quizás ayudándoles a dar sus
primeros pasos en el campo de la lectura o simplemente divirtiéndolos con
los bonitos dibujos de Dallochio y los colores de Charalampidis, pero los
verdaderos conocedores de la materia que buscan consumir todo lo relativo a esta película
difícilmente se sientan atrapados por estas revistas.
Aún así, creo que este es el número más interesante de los cuatro ya que, al igual que
la precuela de Lois Lane publicada por
Dr. Pepper, aquí vuelven a tomar relevancia las armas y otros
elementos oriundos de
Krypton recuperados tras
la devastación que vimos en "Man of Steel". Ya sea el equipamiento que usan los delincuentes para su atraco, obtenido de manera ilegal desde el propio
campo de batalla, o las
armas biotecnológicas que el gobierno de los Estados Unidos le cedió a Wayne Enterprises para examinarlas y, asumo yo, ver si podrían ser de
alguna utilidad para la raza humana. Si a esto le sumamos el
contrabando de este tipo de mercadería en
el mercado negro, está más que claro que casi cualquier persona en el
universo extendido de DC podría tener una pieza de armamento o tecnología
kryptoniana y eso
definitivamente no es bueno para Superman.
Pero lo que realmente abre las puertas a cierto nivel de especulación es el enfrentamiento del
Hombre del Mañana con los hampones, ya que ahí es cuando
Bruce Wayne ve
cómo estas armas alienígenas podrían ser usadas perfectamente
en su contra. Mucho se especuló sobre cómo haría
Batman para hacerle frente a Superman en su esperada pelea y estar de igual a igual, y obviamente la
Kryptonita es la respuesta más obvia,
¿pero por qué no modificar y usar esas armas para combatirlo? Quiero decir, sería la opción más sensata considerando que,
al menos hasta donde vimos, Bruce no tiene conocimiento sobre la existencia de este mineral extraterrestre y los efectos que podría causarle a su gran adversario, por ello creo yo que esa sería la opción indicada y más justificable a nivel narrativo.
Sea como sea, en mi caso
considero que lo más disfrutable fue el arte. Los rostros sumamente expresivos de
Dallochio, su cuidadoso nivel de detallismo y la utilización de diversos planos y encuadres hacen que el apartado gráfico se mantenga dinámico a lo largo de la lectura, complementándose con los colores de
Charalampidis, cuya combinación de colores fríos y cálidos le da un aspecto genial al libro.
Conclusión.
En definitiva no hay mucho más para agregar. Sin hacer un trabajo demasiado trascendente,
Gage demuestra una vez más ser el único guionista capaz de producir algo medianamente bueno en lo que a precuelas se refiere, y eso ya dice bastante.
Si tienen muchísimo tiempo libre, lean esta historieta, de lo contrario ni se molesten.
0 Batcomentario/s:
Publicar un comentario