Guión: Joshua Williamson.
Dibujo: Eduardo Pansica.
Tintas: Art Thibert.
Colores: Jeromy Cox.
Letras: Deron Bennett.
Portada: Gary Frank y Rod Reis.
Editor Asistente: Brittanny Holzherr.
Editor: Alex Antone.
Director De Arte: Larry Berry.
El último cómic lanzado por la empresa alimenticia General Mills transcurre en un orfanato y/o internado, pero por suerte no incluye intentos de periodismo púber (?).
SPOILERS.
Tres niños, en el medio de la noche, deciden discutir quien es mejor: el Murciélago de Gotham o el Hijo de Krypton. El título del librillo alude a que están pasados de su hora de dormir y deben hacerlo en silencio para que
Del lado del Team Batman tenemos a Carter y, del lado del Boy Scout, a Robbie, y también tenemos a David que sería el árbitro en esta contienda. Carter cree que el Encapotado es supremo porque es más cool. Tiene sus gadgets, su Batmobile y no le teme a nada. El es dueño de la oscuridad y se enfrenta a los más temibles villanos. Robbie sale con la obvia (?): Superman puede volar. Puede estar donde el quiera y ayudar a gente de todo el mundo.
La discusión se torna interesante debo decir, mas cuando el pequeño neutral sostiene que Batman no es real, la respuesta de Carter es de alta escuela. ¡Batman no es un presumido como Superman! Batsy no necesita que sepan de él, es humilde y eso es lo que importa, ayudar aunque no reciba el crédito o esté in situ para recibir alabanzas. ¡TOMA EXTRATERRESTRE! ¡Sacatelá!
David propone que la mejor forma de saber quien es mejor será que peleen entre ellos. Sin embargo, la sensatez a la discusión (que ganaba Carter, claro *guiño guiño*) viene de parte de una niña que irrumpe en la habitación con claras señales de haber sido despertada por el berrinche de los críos.
La pequeñita atiende a los mozalbetes: "Batman y Superman no pelearían, se darían cuenta que sus habilidades trabajando en conjunto salvarían el día". "¡Además Wonder Woman les daría una paliza a los dos!" dice la niña de cabello rizado, ordenándoles con cara de tuje que se vayan dormir. Quedó claro, ¿no? Ganó Batman... Porque la nena que paró la discusión tenía en sus manos un peluche del Murciélago.
OPINIÓN.
En mi (valga la redundancia, título mediante) opinión, entre los nueve cómics que suman General Mills y Dr. Pepper, hacen un combo innecesario. Historias aburridas con poco contenido o desarrollo.
Los cómics de las gaseosas tienen un aproach más maduro, mientras que las de la empresa de comestibles son claramente para niños, ya que hay moralejas y demás yerbas. Creo que, en comparación, los de Dr. Pepper son más pasables, pero hasta ahí nomás. Ni siquiera el hecho de que haya algunos nombres de importancia en los de General Mills, como la escritora Margueritte Bennett o el colorista Jeromy Cox, logran crear un producto de mera importancia.
Este número se torna en un macabro experimento de correctitud política (?): un niño blanco, Carter, discute con uno negro, Robbie, con uno asiático de árbitro
Moraleja: mejor miren los trailers de nuevo y aléjense de estos libros. C'est la vie. Hasta la próxima (que esperemos no haya, de estos cómics, digo).
Comentarios