“Detective Comics” #49
Guión: Peter Tomasi.
Dibujo: Fernando Pasarin.
Tintas: Matt Ryan.
Colores: Chris Sotomayor.
Portada: Tyler Kirkham.
Guión: Peter Tomasi.
Dibujo: Fernando Pasarin.
Tintas: Matt Ryan.
Colores: Chris Sotomayor.
Portada: Tyler Kirkham.
Continuamos con “La Edad de Bronce”, un título para nada casual. Tomasi no lo introduce
ingenuamente sólo para contar la historia de un villano que elige sus crímenes
guiado por las estatuas de bronce de Gotham (una especie de Calendar Man, pero
con esculturas en lugar de fechas). Es una vuelta a los orígenes. No, Batman no
es Bruce Wayne. Sigue siendo Gordon. Pero un BatGordon que decide dejar el traje robótico, volviendo a una
silueta más parecida a la del Batman que todos conocemos y queremos, y
que se embarca en una aventura de detectives, lo cual no solamente nos remite a la
Edad de Bronce de este título sino también a los comienzos, justamente, del propio “Detective
Gordon”. En mi humilde opinión: cierra por todos lados.
Ya progresando con la historia, nuestro héroe se entera
que el crimen acontecido en la edición pasada no es un caso aislado, y lo cierto es que
estamos frente a un nuevo asesino serial. Tomasi se aleja así de los
supervillanos con superpoderes, dejándoselos por completo a Scott Snyder, y nos trae
una historia más cercana a la película “Seven” que a las típicas macro sagas que protagoniza el
Murciélago en su título de cabecera, que hace años dejó de ser “Detective Comics”.
Se trata de un Batman más humano, con más afectos. El contacto con Bullock es mayor y sigue de cerca a su hija, tal como les contábamos en la reseña anterior. Batman ya no es el héroe parado sobre una gárgola, atento, a la espera de que alguien lo necesite. Ahora es un hombre sentado en una terraza, cuidando de su hija, tratando de entender el porqué de que un ser humano deba morir para “llenar algún agujero” en la vida del psicópata de turno, preocupado porque “hay tantos monstruos allá afuera”. Yo creo que este Gordon es el Gordon más humano desde que recibió el manto. El que tiene más conflictos internos, el que menos sabe qué hacer con este papel que le toca cumplir ahora.
Se trata de un Batman más humano, con más afectos. El contacto con Bullock es mayor y sigue de cerca a su hija, tal como les contábamos en la reseña anterior. Batman ya no es el héroe parado sobre una gárgola, atento, a la espera de que alguien lo necesite. Ahora es un hombre sentado en una terraza, cuidando de su hija, tratando de entender el porqué de que un ser humano deba morir para “llenar algún agujero” en la vida del psicópata de turno, preocupado porque “hay tantos monstruos allá afuera”. Yo creo que este Gordon es el Gordon más humano desde que recibió el manto. El que tiene más conflictos internos, el que menos sabe qué hacer con este papel que le toca cumplir ahora.
Al igual que en la entrega previa, los dibujos de Pasarin
acompañan muy bien la narración, pero las palmas se las lleva Chris Sotomayor con su paleta de colores. Las distintas iluminaciones que maneja son realmente hermosas. Su
manejo del fuego, de las linternas, de los proyectores, es maravilloso. Narrativamente hablando, este capítulo no trae sorpresas ni novedades de ningún tipo. Es la continuación del número anterior en todo sentido y sólo colabora para que la historia continúe avanzando y podemos ver esta nueva-vieja faceta de Jim.
Por ahora, el psícopata le va ganando al detective, pero
todavía le queda un número a nuestro querido BatGordon para poder demostrar
por qué supo ser el mejor detective del GCPD, el aliado de Batman, el Comisionado y, actualmente,
el portador del manto.
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