“Batgirl” #50 no sólo es la parte final del
arco argumental acerca de The Fugue, sino también la culminación de la sonada
etapa de Cameron Stewart, Brenden Fletcher y Babs Tarr en “Batgirl”. Después de un año de vibrantes historietas sobre la pelirroja justiciera de Burnside, el trío estelar se despide con un número extra grande en donde la mayoría de
aliados y adversarios de Barbara Gordon se reúnen para participar en una trama en
la cual nuestra heroína debe ¿qué más? Salvar su ciudad de la aniquilación
total.
Aparte
del cansino cliché que conduce la narrativa esta historieta es bastante
entretenida. Y ese ha sido el secreto de la serie desde un principio: a pesar
de los flujos en calidad, siempre se percibe un deseo por divertirse y un amor
genuino por el personaje. Por lo que, en teoría, esta debería ser una celebración
de Batgirl, pero en práctica es un popurrí de artistas al servicio de una serie
de peleas entre sus amigos y enemigos en medio de la historia, con los
elementos dramáticos más importantes atorados en las primeras y últimas hojas.
Una bizarra decisión creativa para justificar el incremento de páginas y el
incremento de precio.
Pero
no deja de ser entretenida.
Los
encuentros entre las heroínas adolescentes de Gotham y la galería de enemigos de
Babs son lo suficientemente simpáticos para mantener el foco del lector hasta
el enfrentamiento final entre nuestra heroína y su nuevo némesis, quien es un
criminal de poca monta que pasó al siguiente nivel gracias a una vendetta contra
ella, moldeando su identidad de supervillano acorde al enfoque en la tecnología
de la serie. The Fugue es un comentario más sutil sobre el machismo toxico, que
el intento anterior de los escritores (Riot Black): un hombre que no soporta la
idea de haber sido vencido por una mujer al punto de acosarla y robarse su
identidad. Si, suena como un GamerGater, no es coincidencia.
Desafortunadamente
la gran solución final en contra de Batgirl que requiere de toda su galería de villanos
no es nada especial. Una serie de aparatos basados en el Negahedron, colocados
alrededor de la ciudad, para manipular la mente de las personas y llevarlas a un
puente que estallara. Pero la explosión ocurre en otra parte, por lo que el
plan maestro de The Fugue era ¿robar un banco? hasta Barbara señala lo estúpido
que es eso. En medio de ello hay un intento por desacreditar a la pelirroja
implantando memorias falsas en la mente de las personas, donde ella los conduce
a la trampa del puente, pero al final no tiene consecuencias pues su nueva compañía
e imagen no se ven afectadas.
El
punto crítico de la historia es el encuentro entre Batgirl y The Fugue en el
banco (en llamas) donde, para aislar de una vez por todas al segundo de su
mente, la primera se hace una incisión en la nuca con un pinche Batarang (es
tan gráfico a como suena), para arrancarse el implante neuronal que le devolvió
la habilidad de caminar. Un gran sacrificio por parte de un personaje que hasta
hace un par de años paso décadas enteras atrapada en una silla de ruedas. Un
gran sacrifico cuyo peso dramático es revertido unas cuantas paginas después
cuando vemos a Frankie colocarle un nuevo, mejorado y más seguro, implante
neuronal.
También
hay una escena chocante donde Barbara recibe un disparo al pecho, pero es sólo
un ardid argumental y parte de su artimaña para deshacerse de The Fugue.
Y
eso es lo frustrante de “Batgirl” #50: cualquier
cambio significativo es revertido. The Fugue olvida los secretos que robo de la
mente de Babs, la gente ya no la odia y su mente y piernas están mejor que
nunca. Es más un problema del medio en general, su naturaleza y la continuidad que
solamente permite la ilusión del cambio. La nueva empresa y la nueva base secreta,
no son más que eso, la ilusión del cambio.
Seguramente
la nueva dirección en la vida de Barbara como una mochilera en Asia ideada por
el siguiente equipo creativo, compuesto por Hope Larson y Rafael Albuquerque, no
pasará a ser más que un experimento temporal. La Batgirl de Burnside empezó como
una sacudida energizante al status quo anterior y es decepcionante verlos
acomodarse en el nuevo status quo que crearon y no intentar seguir adelante.
Tal vez ese viaje a Asia sí sea el seguir adelante pero tarde o temprano, como
el oroboro, terminaremos donde empezamos.
Dada
la importancia del número, una plétora de artistas hacen acto de presencia, tantos que hacen difícil distinguir que dibujo quien. Obviamente James Harvey diseño
esa brillante página doble con un mapa de Burnside tan detallado que incluso cabe dentro del mapa oficial de Gotham, y claramente Babs Tarr se encargó del último
encuentro entre la pelirroja y su nuevo enemigo. ¿Pero Roger Robinson, John
Timms y Eleonora Carlini? Carlini tuvo que ser la dibujante de la pelea entre
Spoiler, BlueBird y Vicky (a.k.a. Corporal) pero el autor de los geniales
carteles “VS” y las tres peleas que anteceden al encuentro con Vicky me eluden.
Independientemente, todos hicieron un trabajo estelar, “Batgirl” #50 es una historieta hermosa cuyo arte es uno de los
principales elementos que la hacen tan entretenida, encima de los problemas
argumentales que pueda tener. ¡Hay hasta Bati-Robots gigantes!
Aún
faltan dos números para el verdadero final de la serie, pero no son más que epílogos
para lo que hubo y prólogos para lo que vendrá. Cameron Stewart y Babs Tarr se
bajan del bote este mes, mientras que Brenden Fletcher se hunde con él. Puede
que este no haya sido el mejor final para una serie que empezó de una manera
tan prometedora y electrizante, pero eso no le hace una mala historieta. Su
pecado es el terminar siendo regular cuando se nota la ambición que había detrás,
que no fue suficiente como para arriesgarse y no jugársela por lo seguro. Aún
así la última página de “Batgirl” #50
termina de manera positiva y eso es todo lo que un cómic de Batgirl necesita
ser.
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