Reseña: "The Dark Knight III: The Master Race" #4

"Entreguen a su hijo. El infiel. El criminal. Su Batman."

La espera entre el número anterior y este resultó ser terriblemente larga y cansina, más si tenemos en cuenta que el climax con el que los guionistas nos dejaron prometía derivar en una verdadera explosión argumental. Partiendo desde esta situación, y sabiendo que el hecho de que el tiempo transcurra casi sin novedad alguna genera que el público pierda el interés, esta publicación resulta ser clave, y no lo digo nada más porque ayudará a afirmar a sus seguidores si la apoyarán de acá hasta su culminación o no, sino porque también estamos ante la mitad justa de la serie en su totalidad y eso significa que sí o sí se van a vislumbrar de una manera clara todas sus propuestas, y determinar de una manera sólida hacia dónde apunta y cómo. Siempre trato de volver a repetirlo, no debería suponer ningún problema esperar un poco más si por lo que estamos aguardando valió la pena, ¿pero realmente lo hizo? Entérense de eso, y mucho más, en este análisis a fondo de The Dark Knight III: The Master Race #4.

Spoilers a continuación.

Las obras de Frank Miller con Batman son conocidas por contener un agresivo, y casi siempre radical, menaje político vinculado de gran manera a su propia ideología. The Dark Knight Returns hablaba de las secuelas aún sentidas de la Guerra Fría en Estados Unidos, así como del presidente Ronald Reagan, y Dark Knight Strikes Again por otro lado se involucraba en el cambio de siglo y el mandato de George Bush. La entrega anterior de este título se encargó de vomitar toda una excelsa parafernalia saturada de política y crítica social, lanzando un mensaje propagandístico de menosprecio al Medio Oriente y sus ultra-fanáticos del Coran, dado que el 11-S aún se resiente intensamente  y que los atentados terroristas hoy mismo se siguen replicando sobre distintos paises de Europa. No obstante, pese a que todo este discurso pueda aparentar ser algo conservador, hay lugar para lo introspección y el propio cómic también se plantea el por qué la cultura Occidental actual está tan expuesta, por qué está en un peligro de derrumbe constante, y se pregunta si no nos estaremos durmiendo en los laureles y los smartphones.

Bien, todo aquello mencionado forma parte de la alegoría, el ojo clínico que Brian Azzarello y Miller ponen sobre los tiempos que corren, que conforma al fin y al cabo el trasfondo del argumento. En esta ocasión estos elementos se dejan ver más sutilmente, son los detalles que uno observa detenidamente, y no me parece mal, una vez que la intención quedó perfectamente establecida es hora de comenzar a, en base a eso, desarrollar las tramas y jugar con sus conceptos. Eso es lo que se hace aquí, se hace mayor foco en los personajes y los conflictos, mediante un ritmo frenético que no parece querer volver a descansar con el afán de sorprendernos constantemente, y lo consigue con creces. Es una lectura caótica pero genuinamente emocionante, que encima no pierde en ningún momento su parlamento político implícito.

La ideas extremistas de Quar y su séquito de kryptonianos han seducido a Lara, quien se les terminó uniendo. Superman, el cual se presentó para enfrentarlos, se sorprendió al encontrarse allí a su hija en el bando opuesto, ahora haciéndole frente. El Hombre de Acero se niega a luchar contra ella mas trata de hacerla entrar en razón y hacerle entender que ponerse por encima de los humanos no es la forma correcta de proteger a la Tierra, pero en vez de una respuesta sensata lo que tiene el superhéroe es una paliza brutal e interminable que lo lleva y trae por todo Washington D.C. hasta donde se ubica su Fortaleza de la Soledad.


Es una escena larga, pero hay mucho que comentar acerca de ella. Si bien a priori parece otra típica escena en donde Miller se deleita haciendo sufrir al Hombre de Acero, viéndolo más a fondo, el contexto en el que se encuentra es muy distinto y mucho más lógico para que él termine como terminó, por supuesto que el cómic es hasta cruel detallándonos que su primogénita lo tuvo HORAS en vaivén con su zurra, pero no es absurdo y hay bastante más allá de eso. Superman está en medio de un dilema personal, se trata de la humanidad que él siempre prometió servir y proteger, pero a la vez también de una sociedad que proviene de su planeta, son de su especie, y alguien que es sangre de su sangre forma parte de ellos, ¿realmente desea detenerlos? Ellos le reclaman que siempre los mantuvo cautivos, ocultos, lo acusan de cometer traición, y serán lo que serán pero... Al final él fue quien los nutrió de odio y algo culpable es, ¿qué clase de civilización amerita que un hombre tenga que ocultar a todos los de su especie?

Si hilamos más fino incluso le podemos encontrar otro significado a este suceso. Queda claro que el Último Hijo de Krypton representa, como históricamente siempre lo hizo, al estilo de vida americano, la cultura occidental, la democracia, nuestro sentido de verdad y libertad, mientras que del otro lado de la calle encontramos a Quar y sus filas como la clara imagen de una sociedad retrógrada, fascista, totalitaria, claramente vinculada con los Estados Islámicos. Recordemos que DK3 nos quiere dejar el recado de que en nuestro afán de ser neutrales ante todo, al no llevar la iniciativa de atacar, nos encontramos expuestos e indefensos, en peligro de derrumbe continuo sin la oportunidad de ofrecer resistencia alguna, tal y como Superman se encuentra ahí.

Esta interpretación queda completamente respaldada si no sólo consideramos a los personajes involucrados en la pelea, sino también al mismísimo escenario en la que se sitúa. La localización, tal como quedaba dicho, es Washington D.C., ciudad que sufre con cada golpe que le proporcionan al Hombre del Mañana la pérdida de algún lugar emblemático suyo como el Monumento a Lincoln y el Obelisco. No hace falta ser muy sagaz para notar la reminiscencia a la caída de las Torres Gemelas o cualquier incidente similar, y comprender el valor simbólico de esta lucha que, claramente, pretende con efectividad impactar con ello.


Ante tantos pasos en falso y ambigüedades, son las nuevas generaciones quienes tienen que cargar y solventar el presente que las pasadas les legaron. Por supuesto que no todos los individuos proceden de una misma manera, esto depende de la historia y experiencia de cada uno, ahí es cuando los personajes de Lara y Carrie Kelley crean el contraste. La hija de Superman y Wonder Woman tuvo que ser reprimida y oculta durante toda su vida porque un pueblo, gobernado por seres malignos como Lex Luthor, que se decía justo repudiaba y perseguía a los de su raza, por lo tanto el paso lógico es que se una a alguien con una ideología como la de Quar, dispuesta a romper esas cadenas que la ataron siempre. Mientras que la heredera indiscutible de Bruce Wayne recibió estímulos distintos durante su crecimiento, ella se formó con un hombre que busca la revolución, el derrocamiento de los líderes corruptos, pero a su vez es un vigilante, que se mueve agresivamente según su propio sentido de justicia que viola cualquier derecho humano, por lo tanto su sentido de libertad también debe estar bastante deformado. De alguna manera, el presente y las personas que viven en él se encuentran influenciadas por un ambiente que sigue arrastrando los mismos problemas de hace décadas, por eso el perfil social que se hizo en The Dark Knight Returns sigue vigente, y lo que el creador de Sin City nos está diciendo que es tiempo de un cambio real.

Ya con Superman hecho poco más que un despojo frente a la entrada de su Fortaleza, una legión de kandorianos se acerca para llevar a cabo un juicio donde le encuentran culpable y le dictaminan la pena de muerte. Quar llena el cuerpo del superhéroe en materia negra, petrificando al mismo, paso seguido sus súbditos lo funden y desintegran con su visión calorífica para luego volver a congelar el lugar y enterrándolo bajo la nieve que siempre fue su hogar.

No sólo hay que disertar sobre el sentido poético de todo esto, sino que es una oportunidad más que clara para galardonar, al menos con puros elogios, el magnífico trabajo de Andy Kubert y Klaus Janson. los cuales no dejan de llenar las hojas de puro espíritu milleriano, logradas gracias a esas resoluciones narrativas cinematográficas, vivas y dinámicas. El entierro de Kal-El o las hermosas formaciones del ejército de Quar (que estéticamente quedan muy bonitas), son simplemente unos ejemplos de tantos acerca del excelente laburo que están haciendo con el título, que encima se siguen superando con el correr de los meses. Pese a ser un guión con mucho más contenido que las anteriores ediciones, se siguen encontrando espacio para desenvolver libremente su cadencia y manejo de la lectura, esta vez no hay tanto abuso de las splash-pages pero sí la estructura de todas las páginas está moldeada de una manera muy particular y premeditada. Me sorprende como esta vez el estilo no opaco la sustancia, error que Kubert cometió varias veces en los meses anteriores con el objetivo de emular el estilo caricaturesco claro-oscuro de Miller, hubo balance equilibrado entre ambos. Todo irá bien mientras no tenga que ilustrar coches en movimientos, supongo.


Mientras tanto en el Amazonas, Wonder Woman contempla el caos que se desarrolla al rededor del globo mientras carga a su bebé Jonathan y rechaza una llamada del Caballero Oscuro. No hay mucho que agregar acerca de esto, más allá de que es un buen detalle su aparición ya que generaba cierta incertidumbre si nuestra superheroína favorita iba a tener más participación en el futuro, de alguna forma esto confirma que su existencia no quedó en el olvido. Así que ahora estoy intrigado sobre qué rol ocupará su niño.

Quar le transmite un ultimátum a los habitantes de Gotham City: Si en 36 horas no entregan con vida a Batman él enviará a uno de sus fieles seguidores a explotar en la ciudad, y por lo sucedido anteriormente en Moscú sabemos cómo eso va a terminar. Como es de esperarse, esto desemboca que en pocas horas los gothamitas se sumerjan en el caos, habiendo apagones y revueltas masivas que amenazan con dejar hecho polvo a toda infraestructura arquitectónica mientras que claman por la rendición del Hombre Murciélago, por supuesto que la policía del GCPD no hace más que nutrir esta suerte de guerra civil reprimiendo violentamente a cualquiera que ose manifestarse por su propia integridad.

Antes hablaba del ritmo frenético y caótico de la lectura, porque realmente es sorprendente la velocidad con las que el panorama cambia drásticamente. En tiempo real no le toma más de 12 horas a Gotham para convertirse en tierra de nadie, pero nosotros vivimos atestiguamos esa transición en unas pocas viñetas, aún así no peca de sentirse superficial, rápidamente nos adaptamos a este nuevo entorno y adentrarnos en este momento crucial que apura el tiempo en todo sentido, ya que obliga al Encapotado a jugar de prisa sus cartas y poner en marcha su plan, el cual desconocemos pero inicia con una inyección para calmar los dolores que inhibían toda actividad con mallas. Esto no necesariamente surpime la humanización que contiene la caracterización de este veterano Bruce, aún sigue admitiendo el miedo que tiene por toda la situación (no es poca cosa, un terrorista está amenazando con volar la ciudad si no entrega su vida) y nada ya le puede quitar las cicatrices de guerra esparcidas por todo su cuerpo.


Simultáneamente, Carrie Kelley es enviada a una misión cuya meta es definida como "esperanza" y le es entregado el manto de Batgirl como regalo de graduación (la resolución de esto se ve en el mini-comic el cual reseñaremos en unos días). Miller y Azzarello aprovechan el espacio para seguir satirizando a los medios de comunicación con nuevas apariciones estelares de Obama y Donald Trump. Sorpresivamente, Flash irrumpe para salvar el día pero rápidamente es detenido por uno de los kandorianos, chocándolo y generándole heridas graves de todo tipo. Es muy crudo ver paso por paso como al velocista se le va quebrando cada hueso y termina sangrientamente estrellado en el suelo. Rápidamente los Batboys lo encuentran, probablemente para llevarlo a la batcave y contenerlo hasta su recuperación, ¿o algo más?

Otra que regresa es Ellen Yindel que se encuentra superada por toda la situación, y cae en una depresión al encontrarse frente a la miseria de la gente a la que dedicó su vida llevándola a, como quien no quiere la cosa, ahogar sus penas el alcohol. Irrumpiendo su soliloquio pesimista y depresivo, el gigante Caballero Oscuro le quita la petaca de la mano y con su conocida prepotencia la pone en movimiento, augurando que por fin la comisionada va a tener su momento de protagonismo en la siguiente entrega. Culminamos con el asombro de que The Atom está irremediablemente vivo y asegura poder arreglar lo que hizo.

¿Qué más puedo decir? DK3 es fantástica, de a poco va mostrando sus dientes y una enorme propuesta. Al contrario de lo que en un comienzo aparentaba, la historia es realmente gigante, sus subtramas prometen mucho y todas parecen estar equilibradas en cuanto al peso que tienen dentro del argumento en general. Muchos elementos hay a tener en cuenta: La misión de Carrie/ahora Batgirl, la aparición de Flash, el estado actual de Gotham, la aparente alianza entre Ellen Yindel y Batman, Lara, Quar, Wondar Woman junto a Jonathan, la nueva intervención de The Atom, un Green Lantern que fue dejado en el camino y todo conducido por la conocida irreverencia de Frank Miller. Estamos ante un evento colosal, y aunque pareciera ser el momento auge del relato, estoy seguro de que una gran guerra se aproxima y, por ende, lo mejor está por llegar.


Puntaje final: 8,50 de 10.

Y eso fue todo por hoy, pero no pierdan la atención que muy pronto publicaremos nuestra reseña del Dark Knight Universe Presents: Batgirl #1, dibujada por ni más ni menos que el siempre polémico Frank Miller. Hasta entonces, espero que hayan disfrutado leyendo este artículo, si tienen algo que agregar y acotar como siempre siéntanse libres de hacerlo en la caja de comentarios. ¡Jokersaludos

In Miller We Trust!

Comentarios

mena ha dicho que…
Tenía que ser el primero en comentarla porque tu análisis de este número es todo lo agudo y desprejuiciado que uno espera de un buen reseñador como tú.
Felicitaciones por tus palabras y, principalmente, gracias por iluminar la senda que Miller sigue, y que quiere que sigamos. No siempre es fácil, pero tu claro conocimiento de toda la obra de Miller (ya lo hemos hablado en alguna otra ocasión), nos permite a los demás acceder de una manera más fácil a una obra tan contundente y enrevesada como es DK3
Mariano Romero ha dicho que…
Fantástica reseña para un fantástico comic. Felicitaciones, JokerAnónimo. Yo solo puedo agregar que el número me pareció épico, y que el trabajo que realizó Kubert es el mejor que le he visto en los últimos 5 años, al menos en el género superheroico. Ojalá que los retrasos en la publicación no se vuelvan a repetir (es difícil, lo sé), porque quedé re-cebado, y ya no puedo esperar por el próximo capítulo. Saludos!