"Azrael"
Dirección: Larysa Kondracki.
Guión: Jim Barnes y Ken Woodruff.

Tras descubrir la horrible naturaleza de los experimentos ocurridos en Pinewood, Jim procede a ejercer presión sobre el Dr. Hugo Strange, de quien se sospecha que ha sido el principal impulsor de dichos experimentos, y encabeza la lista como principal sospechoso en el caso Wayne. Sin embargo, el buen doctor no tarda en reaccionar y, sacando provecho de su último gran éxito, decide adiestrar a un heraldo para que lleve a cabo la ejecución de James Gordon de una buena vez. Advertidos están pecadores, el fuego purificador llega a las calles de Gotham.
El capítulo que nos reúne hoy se compone de dos partes notoriamente diferenciadas. La primera es pausada, con un ritmo al cual no nos tiene acostumbrados la temporada, pero que de todos modos es imposible de obviar ya que es fundamental para la cristalización de Azrael en cuanto a personaje y origen. La segunda parte es más dinámica y es obvio el porqué, el guerrero de la Orden de San Dumas anda suelto y se le ha encomendado matar al ex-detective, desembocando así en oscuras y trepidantes escenas de acción protagonizadas por un lunático con capa, una sombra, un justiciero y probablemente lo más cercano a la figura del vigilante que se haya visto en la serie hasta ahora. ¿Pero está ésta encarnación de Azrael a la altura de las expectativas? Para averiguarlo, pasaré a hablar de la primera parte del episodio que constituye su bautizo, literalmente.
Las primeras imágenes nos muestran a un Galavan confundido y vacilante, y a un Hugo Strange que no tiene la más mínima idea de qué hacer con él, pero que aún así no pierde la fascinación sobre su nueva “creación”. Por otro lado, la señorita Peabody se expresa más dubitativa que nunca, comportamiento que se intensificará a lo largo del capítulo, pudiendo uno incluso llegar a pensar que ya no confía en el buen juicio del doctor. Su personaje siempre me pareció una mera formalidad de guion, que le permitía a Strange tener a alguien con quien compartir sus planes sin que se pasara las escenas recitando soliloquios, pero quizá sí juegue un papel más importante, y que su lealtad se vea comprometida termine siendo algo a tener en cuenta.
O quizá solo sirva de contraste para hacer más evidente el hecho de que, a este ritmo, Strange terminará siendo un paciente de su propio asilo. Solo el tiempo lo dirá. Sin embargo, lo más importante de esta escena radica en que finalmente se nos revela el origen de esta particular versión de Azrael. Todo se centra en un libro que representa para la Orden de San Dumas lo que la Biblia para los cristianos, es una guía, un texto sagrado que relata hechos históricos y en donde el nombre de Azrael hace referencia a un gallardo caballero y héroe de la Orden de San Dumas. Galavan, aparentemente, en vida se memorizó el libro y ahora su aturdida mente recupera fragmentos del mismo fundiéndolos con su caótica realidad. Más tarde, Strange se las arregla para llenar ese vacío de identidad en Galavan consiguiendo que asuma la de Azrael, figura que resurgió de la muerte, casualmente. Aún así, los recuerdos de su antigua vida siguen debatiéndose en su cabeza, por lo que todavía hay rastros del viejo Theo.
Este origen me deja bastante indiferente, a la espera de ver como se desempeña el personaje más adelante para sacar mejores conclusiones. Por el momento vale decir que mucha de la mitología que hacen fuerte al personaje es dejada de lado, al menos por ahora. Su espada, fabricada por Strange, es una réplica de la famosa “Espada del Pecado”, por lo que no deja de ser un arma ordinaria, y el Traje de los Lamentos ni siquiera es mencionado. Su pasado es ficticio, y lo único realmente legítimo es su lealtad a la Orden, que ahora se traduce en seguir las órdenes del buen doctor. No obstante, al momento de verlo en acción es innegable que algo perdura de aquél misticismo que rodea al personaje, pero de eso hablaré más tarde. También vale la pena remarcar dos guiños dirigidos a un mismo personaje: Mad Hatter. El primero es un tanto sutil, limitándose a una observación de la señorita Peabody a Galavan, afirmando que esta “loco como un sombrerero”. El segundo guiño es mucho más explícito, hasta el punto que podría incluso considerarse como un legítimo futuro origen, y es que nuestro entusiasta doctor no se conforma con el éxito logrado en Theo y piensa instaurarle falses identidades a muchos más pacientes con el objetivo de volverlos mentalmente más estables. Se regocija de solo pensar en ello, mientras lee un fragmento de “Alicia en el País de las Maravillas”.
Francamente, espero que este asunto del Sombrero se quede nada más que en un simple guiño. Utilizar este recurso de falsas identidades, que de por sí ya suena un poco tirado de los pelos, para crear a Azrael estuvo bastante bien, y encajó sin problemas con lo que venía planteando la serie, pero volverlo a usar para re-imaginar orígenes de personajes y así sacarlos de la galera, me parece soso y muy poco creativo por parte de los guionistas. Pero no conforme con la poca originalidad que conlleva el repetir un artificio argumental, está el hecho de que el personaje no funcionaría en plenitud de todos modos. Miren que yo no soy un fanático del Sombrerero ni mucho menos, pero siempre defiendo la esencia de los personajes. Al momento de re-interpretar el origen de un personaje, saber qué es lo que hace de ese personaje lo que es, es vital para que al final del proceso su esencia no se haya perdido en el camino. Tener en cuenta la obra de Lewis Carroll es fundamental para un personaje como Mad Hatter, pero no es suficiente. Todo aquél que conozca al personaje sabe que el Sombrerero no se caracteriza por ser un títere, sino más bien por ser el titiritero, ya que hay que recordar que se trata de un experto en cuanto a control mental se refiere. ¿En verdad es necesario hacer del Sombrerero un esbirro más de Strange como ocurrió con Fries? Nada más hace falta retroceder al episodio anterior para ver a lo han reducido el personaje de Víctor, siendo un matón más del doctor, sin motivaciones propias. Luego de todo un arco de dos capítulos dedicado a él, su participación en la entrega anterior me dejó tan… frío. ¿Entienden? ¡Frío! En fin… Ya parezco Schwarzenegger.
Ahora sí, hablaré de la segunda parte del capítulo, con Theo ya inmerso en su nueva identidad. Tengo que decir que, a pesar de mis dudas, me sentí bastante conforme con lo que vi. El debut de Azrael no era algo para tomar a la ligera, representaba el verdadero primer gran acercamiento al concepto de “hombre con capa” en la serie, y debido a ello le han dado un mimo tremendo a sus escenas y a su caracterización, sobre todo con aquella voz que tiene el potencial de sonar misteriosamente espectral, o amenazadoramente grave, según la situación. Lo han convertido en un ser que hace de la oscuridad su aliada, se mueve con gracia y rapidez, y no duda en asesinar al primer momento. Como lo han calificado por ahí, se trata de un “proto-Batman” que le servirá de inspiración a Bruce para comprender que hay otra manera mucho más oscura de hacer las cosas, una manera que quizá tenga más que ver con él y su filosofía.
Azrael es intimidante, ágil, místico, y representa una verdadera amenaza para Gordon y compañía. Con todo esto sobre la mesa, ¿hay quejas sobre esta versión del personaje? Bueno, como a mí me gusta pensar, siempre hay lugar para las quejas, después de todo solo quejándonos es que nuestros sueños se hacen realidad. Como ya mencioné, la falta de elementos característicos como la verdadera Espada del Pecado o el Traje de los Lamentos, es una de las cuestiones que más intervienen a la hora de tomarse en serio a ésta encarnación del Ángel de la Muerte. Por otro lado, Azrael aquí no representa ningún misterio para el espectador, no existe intriga alguna sobre su pasado o sus intenciones, una vez más, nos encontramos con un villano cuyas motivaciones resultan artificiales. Pero una vez más, cuando el personaje entra en escena poco hay para achacarle. Sus tomas son muy cuidadas, y salvo el horrendo CGI (efecto digital) que utilizaron para su espada al momento de atravesar a un policía con ella, se nota que los editores pusieron gran trabajo en él. Incluso tiene, a mi parecer, una de las mejores tomas de toda la serie con la que cierran el capítulo. Entonces, ¿es un buen o mal Azrael? Es un Azrael distinto, eso seguro, y está dentro de los parámetros que podríamos esperar de “Gotham”, aunque también es cierto que este personaje daba para ir un paso más allá, para introducir conceptos realmente radicales (aunque la resurrección ya lo es) y arriesgados, pero cuidado, que todavía están a tiempo y podrían llegar a sorprendernos.
En cuanto a tramas secundarias, esta vez el camino de Bruce se entre cruza con el del ex-detective, así que también podríamos meterlo dentro de la trama principal, pero de todos modos quería dedicarle su propio párrafo. Este capítulo es muy importante para Bruce, no solo por el hecho de encontrar inspiración en el Ángel de la Muerte, sino porque además da señales claras de desapego de la ley, de querer encaminar la justicia hacia otro camino, uno más directo en donde la burocracia no defienda a los corruptos. Por supuesto, el bueno de Jimbo está ahí para hacerlo entrar en razón, pero es bueno ver esta filosofía ya aflorando en el joven Wayne que, junto con la figura de Azrael, sin dudas resultará en un cóctel explosivo de motivaciones e ideales. Por otro lado, en contraste de su “vigilantismo” creciente se encuentra la autoridad del capitán Barnes, que sigue tan rígido como siempre, y esta vez tendrá la oportunidad de intercambiar algunas palabras con Bruce. En paralelo a esto, ocurre algo muy interesante y es que comienza a forjarse el mito de que Gotham es una ciudad maldita, infesta, y que algo está ocurriendo con ella y con los psicópatas que la habitan, hasta el propio Alfred se toma un momento para reflexionar sobre qué demonios le está pasando a la ciudad, aunque Bruce ya sabe la respuesta: nada bueno.
Por otro lado, también veremos a Ed congeniando con varios de sus compañeros en Arkham con el fin de llamar la atención de Strange y mostrarse como un recurso valioso, pero Hugo no se deja engañar tan fácilmente por un paciente y pasa de él. Ed, con la seguridad de que algo más ocurre en este asilo, maquina un plan para poder seguir al doctor al final del pasillo y ver qué ocultan más allá del enrejado en donde está confinado. Es una sub-trama interesante, y aunque el guión no ha dotada a Nigma de los mejores diálogos, todo apunta a que su accionar tendrá un papel fundamental en las próximas entregas. A estar atento. Oswald también tiene sus segundos en pantalla, aunque son escasos, y nos sirven más que nada para dar cuenta de su actual estado de locura y sadismo, además de poder presenciar el momento en descubra de que su gran enemigo, Theo Galavan, sigue aún con vida. Y hablando de estados de locura, Barbara parece haber retrocedido varios casilleros tras su último encuentro con Jim y ahora está casi catatónica, conviviendo con Tabitha y Butch, aunque éste último no esté muy convencido al respecto. La verdad que lo que están haciendo con este personaje ya es de risa, con todas las que pasó ya la podrían haber dejado una temporada mentalmente estable aunque sea, pero se ve que no tiene remedio. En lo que a mí respecto, para eso, la hubiera preferido bien muerta.
Las primeras imágenes nos muestran a un Galavan confundido y vacilante, y a un Hugo Strange que no tiene la más mínima idea de qué hacer con él, pero que aún así no pierde la fascinación sobre su nueva “creación”. Por otro lado, la señorita Peabody se expresa más dubitativa que nunca, comportamiento que se intensificará a lo largo del capítulo, pudiendo uno incluso llegar a pensar que ya no confía en el buen juicio del doctor. Su personaje siempre me pareció una mera formalidad de guion, que le permitía a Strange tener a alguien con quien compartir sus planes sin que se pasara las escenas recitando soliloquios, pero quizá sí juegue un papel más importante, y que su lealtad se vea comprometida termine siendo algo a tener en cuenta.
Este origen me deja bastante indiferente, a la espera de ver como se desempeña el personaje más adelante para sacar mejores conclusiones. Por el momento vale decir que mucha de la mitología que hacen fuerte al personaje es dejada de lado, al menos por ahora. Su espada, fabricada por Strange, es una réplica de la famosa “Espada del Pecado”, por lo que no deja de ser un arma ordinaria, y el Traje de los Lamentos ni siquiera es mencionado. Su pasado es ficticio, y lo único realmente legítimo es su lealtad a la Orden, que ahora se traduce en seguir las órdenes del buen doctor. No obstante, al momento de verlo en acción es innegable que algo perdura de aquél misticismo que rodea al personaje, pero de eso hablaré más tarde. También vale la pena remarcar dos guiños dirigidos a un mismo personaje: Mad Hatter. El primero es un tanto sutil, limitándose a una observación de la señorita Peabody a Galavan, afirmando que esta “loco como un sombrerero”. El segundo guiño es mucho más explícito, hasta el punto que podría incluso considerarse como un legítimo futuro origen, y es que nuestro entusiasta doctor no se conforma con el éxito logrado en Theo y piensa instaurarle falses identidades a muchos más pacientes con el objetivo de volverlos mentalmente más estables. Se regocija de solo pensar en ello, mientras lee un fragmento de “Alicia en el País de las Maravillas”.
Francamente, espero que este asunto del Sombrero se quede nada más que en un simple guiño. Utilizar este recurso de falsas identidades, que de por sí ya suena un poco tirado de los pelos, para crear a Azrael estuvo bastante bien, y encajó sin problemas con lo que venía planteando la serie, pero volverlo a usar para re-imaginar orígenes de personajes y así sacarlos de la galera, me parece soso y muy poco creativo por parte de los guionistas. Pero no conforme con la poca originalidad que conlleva el repetir un artificio argumental, está el hecho de que el personaje no funcionaría en plenitud de todos modos. Miren que yo no soy un fanático del Sombrerero ni mucho menos, pero siempre defiendo la esencia de los personajes. Al momento de re-interpretar el origen de un personaje, saber qué es lo que hace de ese personaje lo que es, es vital para que al final del proceso su esencia no se haya perdido en el camino. Tener en cuenta la obra de Lewis Carroll es fundamental para un personaje como Mad Hatter, pero no es suficiente. Todo aquél que conozca al personaje sabe que el Sombrerero no se caracteriza por ser un títere, sino más bien por ser el titiritero, ya que hay que recordar que se trata de un experto en cuanto a control mental se refiere. ¿En verdad es necesario hacer del Sombrerero un esbirro más de Strange como ocurrió con Fries? Nada más hace falta retroceder al episodio anterior para ver a lo han reducido el personaje de Víctor, siendo un matón más del doctor, sin motivaciones propias. Luego de todo un arco de dos capítulos dedicado a él, su participación en la entrega anterior me dejó tan… frío. ¿Entienden? ¡Frío! En fin… Ya parezco Schwarzenegger.
Ahora sí, hablaré de la segunda parte del capítulo, con Theo ya inmerso en su nueva identidad. Tengo que decir que, a pesar de mis dudas, me sentí bastante conforme con lo que vi. El debut de Azrael no era algo para tomar a la ligera, representaba el verdadero primer gran acercamiento al concepto de “hombre con capa” en la serie, y debido a ello le han dado un mimo tremendo a sus escenas y a su caracterización, sobre todo con aquella voz que tiene el potencial de sonar misteriosamente espectral, o amenazadoramente grave, según la situación. Lo han convertido en un ser que hace de la oscuridad su aliada, se mueve con gracia y rapidez, y no duda en asesinar al primer momento. Como lo han calificado por ahí, se trata de un “proto-Batman” que le servirá de inspiración a Bruce para comprender que hay otra manera mucho más oscura de hacer las cosas, una manera que quizá tenga más que ver con él y su filosofía.
En cuanto a tramas secundarias, esta vez el camino de Bruce se entre cruza con el del ex-detective, así que también podríamos meterlo dentro de la trama principal, pero de todos modos quería dedicarle su propio párrafo. Este capítulo es muy importante para Bruce, no solo por el hecho de encontrar inspiración en el Ángel de la Muerte, sino porque además da señales claras de desapego de la ley, de querer encaminar la justicia hacia otro camino, uno más directo en donde la burocracia no defienda a los corruptos. Por supuesto, el bueno de Jimbo está ahí para hacerlo entrar en razón, pero es bueno ver esta filosofía ya aflorando en el joven Wayne que, junto con la figura de Azrael, sin dudas resultará en un cóctel explosivo de motivaciones e ideales. Por otro lado, en contraste de su “vigilantismo” creciente se encuentra la autoridad del capitán Barnes, que sigue tan rígido como siempre, y esta vez tendrá la oportunidad de intercambiar algunas palabras con Bruce. En paralelo a esto, ocurre algo muy interesante y es que comienza a forjarse el mito de que Gotham es una ciudad maldita, infesta, y que algo está ocurriendo con ella y con los psicópatas que la habitan, hasta el propio Alfred se toma un momento para reflexionar sobre qué demonios le está pasando a la ciudad, aunque Bruce ya sabe la respuesta: nada bueno.
Por otro lado, también veremos a Ed congeniando con varios de sus compañeros en Arkham con el fin de llamar la atención de Strange y mostrarse como un recurso valioso, pero Hugo no se deja engañar tan fácilmente por un paciente y pasa de él. Ed, con la seguridad de que algo más ocurre en este asilo, maquina un plan para poder seguir al doctor al final del pasillo y ver qué ocultan más allá del enrejado en donde está confinado. Es una sub-trama interesante, y aunque el guión no ha dotada a Nigma de los mejores diálogos, todo apunta a que su accionar tendrá un papel fundamental en las próximas entregas. A estar atento. Oswald también tiene sus segundos en pantalla, aunque son escasos, y nos sirven más que nada para dar cuenta de su actual estado de locura y sadismo, además de poder presenciar el momento en descubra de que su gran enemigo, Theo Galavan, sigue aún con vida. Y hablando de estados de locura, Barbara parece haber retrocedido varios casilleros tras su último encuentro con Jim y ahora está casi catatónica, conviviendo con Tabitha y Butch, aunque éste último no esté muy convencido al respecto. La verdad que lo que están haciendo con este personaje ya es de risa, con todas las que pasó ya la podrían haber dejado una temporada mentalmente estable aunque sea, pero se ve que no tiene remedio. En lo que a mí respecto, para eso, la hubiera preferido bien muerta.

En conclusión fue un buen capítulo. El debut de Azrael era algo muy esperado por todos los fanáticos de la serie, y creo que se habrán originado todo tipo de reacciones. Estarán los que se sentirán conformes, y aquellos que creen que las cosas pudieron haber ido un poco más allá. De cualquier forma razón no les falta, pero la cosa aún no termina y el Ángel de la Muerte sigue suelto por Gotham. Para saber realmente hasta donde llevarán el concepto de Azrael, habrá que esperar un poco más. ¡Nos vemos en la próxima reseña!
Nota: 7.5/10. (Recomendable +)
Comentarios
Definitivamente, la segunda parte del episodio fue lo mejor. Me ha sorprendido ver a Azrael haciendo "la gran Batman", utilizando las sombras a su favor, apareciendo aquí y allá como un fantasma. Muy buena esa parte. También me gustó cuando Bruce observa a Azrael mientras este está huyendo. Ahora "Brucie" conoce un método para realizar su misión, solo le falta eso que todos sabemos, y por supuesto un arduo entrenamiento. Y con respecto al tema del Mad Hatter, yo también quiero que se quede en un simple guiño, pero lamentablemente creo que se dará el caso contrario, ya que es muy común en este tipo de series que los guionistas abusen de un mismo recurso: que la mayoría de los villanos compartan un mismo origen o lugar de procedencia. Por ejemplo, en The Flash casi todos tienen poderes por el acelerador de partículas, en Supergirl la mayoría de los villanos son alienigenas fugitivos de una carcel kryptoniana, y en Gotham muchos villanos proceden de los experimentos (mentales y físicos) de Hugo Strange. Pero bueno, mientras no le den un "team" a Jim Gordon está todo bien xD.