Henos aquí, contemplando el fin de la serie donde, por primera vez en años, Barbara Gordon volvió a vestir la capa y capucha. Una serie llena de altibajos que, en su etapa final, sufrió un cambio radical que lentamente se fue reacomodando al status quo que quiso dejar atrás. ¿Pero fueron las historias de “The New 52” y “DC You” dignas de un personaje como Batgirl? Por un breve momento, sí.
El mayor pecado de “Batgirl” #52 es ser un cómic común y corriente. Nada más que un puente para los lectores entre la Batgirl de Burnside y la nueva Batgirl trotamundos que debutará en Julio. Aunque el final verdadero de la serie se dio hace dos números, no puedo sacudirme la idea de que la última entrega de uno de los pocos títulos que logró sobrevivir hasta llegar al más reciente reinicio (parcial) del Universo DC merece ser mucho mejor. Así es como este capítulo en la historia de la heroína termina: no con una explosión, sino con un quejido.
Cuando Gail Simone escribió su conclusión para “Batgirl” procuró incluir a cada justiciera que se le ocurriera. Parece que la idea se ha vuelto una tradición, pues el escritor Breden Fletcher ha escabullido sigilosamente una nueva iteración de las Birds of Prey, porque ¿cómo más se le puede llamar a un grupo extenso de superheroínas liderado por Batgirl y Black Canary? Sino es adrede, entonces es un accidente conveniente del obvio crossover que lleva a cabo con las otras dos historietas que escribe. Después de todo, la primera página empieza dentro de la biblioteca de la emblemática Academia de Gotham con Olive Silverlock y Maps Mizoguchi confrontando a la villana de turno.
Si, Gotham Academy está bajo el asedio de la organización terrorista internacional Gladious y su vil comandante... La Comandante. Cuyos planes son fraguados, no una, sino dos veces por una pre-adolecente: La adorable Maps, quien no sólo la encara para ganar tiempo sino que también es responsable por los mapas que le permiten al grupo de Batgirl escabullirse dentro de la academia. Pero La Comandante está preparada para batallar con ellas, imitando a otra malvada de la editorial competidora al sacar de la nada ¡dos pares de brazos extras! (mecánicos, Fletcher no es Cronenberg). Al final las extremidades extras no le sirven de mucho y es superada por las (no) Birds of Prey ¡pero sorpresa! Esta Comandante era solo un señuelo, la verdadera villana ha robado un mapa de Mizoguchi y se encamina por pasajes secretos a una de las instalaciones de la nueva compañía de Barbara para colocar sus garras en el núcleo del Negahedron, la implacable arma de destrucción masiva que desea utilizar desde el principio, y en la que nuestra heorína basó la tecnología para su flamante empresa.
Es una carrera contra el tiempo para capturar a La Comadante antes de que consiga el otro elemento clave para construir el artefacto: Sus planos, escondidos en las oficinas principales de Barbara, donde convenientemente la espera el resto del elenco de la serie para celebrarle una fiesta sorpresa de despedida. Frankie jala la palanca contra incendios, pero la jefa de Gladious escapa en un camión de bomberos. Batgirl le da persecución en su moto y luego la captura sin mucha ceremonia. Barbara regresa a su fiesta y se despide de cada personaje secundario en una página doble que referencia la página doble de la primera historieta de la etapa de Batgirl en Burnside. De igual manera, la última página acaba donde la primera página de esa historia empezó, a la afueras del apartamento de Barbara y Frankie. Pero en vez de una bienvenida, se trata de una inevitable despedida donde la pelirroja pone sus responsabilidades para con la ciudad a un lado en pro de un redescubrimiento personal alrededor del globo.
Un final estándar dibujado por un par de artista igual de estándares (Eleonora Carlllini y Mikyu Jung) y escrito por un guionista que está claro de su rol, por monótono que sea: colocar las sillas sobre las mesas, apagar las luces y cerrar esta etapa en la vida de Barbara Gordon al salir.
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