Reseña: “Detective Comics” #51 - #52


Título: "Our Gordon at War".
Guión: Peter J. Tomasi.
Arte: Fernando Pasarin.
Tintas: Matt Ryan.
Colores: Chris Sotomayor.
Letras: Wes Abbot.
Arte de Tapa: Guillem March.

Un recurso bastante cliché en la ficción toda es cuando el pasado, que ya pareciera estar enterrado u olvidado, vuelve para acecharte. Pero cuando tus antecedentes incluyen el servicio militar, haber tenido una larga trayectoria en el departamento de policía de la ciudad más jodida del mundo y hasta hace poquito fuiste Batman, digamos que el Señor Pasado debería pensarlo dos veces antes de volver a molestar.

Con este arco de dos partes no sólo culmina la etapa de Peter Tomasi en "Detective Comics" sino que además se cierra el volumen 2 de la serie, previo a la llegada de "Rebirth".

PRIMERA PARTE.


Nuestra historia comienza con un hombre que corre frenéticamente por las calles, escapándose de alguien. Se trata de un ex compañero de la milicia de James Gordon, el soldado Berenger, que viene a darle un importante mensaje: esa cosa que enterraron en el desierto, viene por ellos (!!!).

Resulta que Mike Berenger se fue sin permiso de su unidad para venir a comunicarle al Sargento Gordon que otros oficiales que involucrados en lo que sea que hicieron (no se impacienten ya vamos a llegar ahí) murieron o están desaparecidos en acción. Por si la escena no tuviera la suficiente tensión, un tipo con un cuchillo ataca a James y Mike al grito de “¡por Amun-Set!”. El agresor da pelea y hiere a Jim, pero éste logra reducirlo. Berenger, sin embargo, no tuvo tanta suerte y sufrió un profundo corte en el cuello. Con su último aliento le pide al ex-Comisionado que salve a los otros pero, cuando Gordon intenta interrogar al atacante, éste se toma una píldora suicida. ¡Malditos asesinos con sus píldoras suicidas convenientemente a mano!

Nuestro protagonista visita el laboratorio forense donde termina por descubrir algunas cosas más que perturbadoras, empezando por el hecho de que el suicida usó un cóctel de distintas sustancias antiguas en lugar del clásico cianuro. Además, la forense revela que el difunto tiene tiras de piel recortadas de su espalda y piernas, aparentemente como consecuencia de una especie de un ritual y, como si no fuera suficiente, parece que no hay forma alguna de identificar al agresor.

Es así que Gordon, sin muchas más alternativas, decide empacar un par de trapos, Bat-Suit incluido, y viajar hasta Afganistán para reunirse con su antiguo pelotón, que lo recibe con los brazos abiertos en la base militar estadounidense del país asiático, y es allí cuando nos enteramos que hace años la unidad, con Berenger incluído, fue emboscada por un grupo de guerreros cerca del lugar en donde todo pasó (ya vamos a llegar, aguanten). Desde entonces, le aseguran a Jim, que los están cazando uno por uno. Esa misma noche, Gordon se calza y va en busca de unos archivos, siendo las oficinas del Coronel Stone su blanco principal. De esta manera descubre que las misiones relacionadas a lo que está sucediendo no están archivadas, por lo que el Coronel está encubriendo algo, siendo acallado o la cuestión está por encima de su autoridad. Una alternativa peor que la otra.

BatGordon, junto con la ayuda de sus compañeros, intenta averiguar el destino de los soldados desaparecidos pero no obtiene resultados y opta por seguir al Coronel Stone, que casualmente está reunido con alguien en un bar. Esta figura amenaza al militar diciéndole que, si no se cumple la voluntad de Amun-Set, básicamente se pudre todo (?) Stone, no obstante, advierte que el ejército completo de Estados Unidos podría intervenir si las cosas no se hacen con cuidado, más el servidor del tal Set replica que todos los que interfirieron con sus asuntos deben morir o sino “las arenas los consumirán”. James se hace presente en medio de la reunión y el fanático lo ataca creyendo que era una trampa, así que Stone aprovecha la chance para volarle la cabeza y trata de persuadir a Gordon de abandonar la misión ya que estaría poniendo en peligro al resto de los soldados, pero las cartas están echadas sobre la mesa y Jimbo le informa a su superior, patada en la cara mediante, que no piensa dar un paso al costado.

Superada la feroz trifulca en el bar, que dicho sea de paso dejó al Coronel inconsciente por un buen rato, Jim lo visita nuevamente por la noche para sacarle información, no sin antes darle un susto al mejor estilo del Batman clásico.Ya en el desierto, una tormenta de arena que se hace cada vez más grande y terrorífica empieza a devorarse el vehículo de Jim, que rápidamente decide llamar a casa y pedir refuerzosJulia y Daryl hacen contacto e intentan rastrear a su compañero, pero inevitablemente lo pierden a raíz de la tormenta. Ni bien se restablecen las comunicaciones, la hija de Alfred le envía al buen Rookie disparándolo como si de un misil teledirigido se tratara. Mientras, para mitigar el tiempo de espera por el Robo-Bat-Suit y salir del vehículo, James le cuenta a sus operadores la historia de porqué está metido en el rollo que está metido (ya era hora, ¿no?).

Resulta que, en sus años de soldado, el Sargento James Gordon y su escuadrón peinaban el desierto y fueron alcanzados por una tormenta de arena similar a la que acababa de enfrentar. Cuando ésta cesó, el grupo se sorprendió al toparse con la entrada hacia una cueva que decidieron inspeccionar imaginando que podía ser el refugio de algún Jefe Militar enemigo o algo por el estilo, pero lo que hallaron fue mucho peor: una gigantesca y muy poblada cámara de torturas.

SEGUNDA PARTE.


Continuando con el flashback antes mencionado, y si la imagen de una cámara de tortura funcionando como si fuera una ensambladora japonesa (?) no fuera lo suficientemente dantesca, la carnicería se vuelve aún más monumental. El pelotón de Gordon es atacado por todos y cada uno de los torturadores, convirtiéndose básicamente en una escena digna de los sueños húmedos de Tarantino o Mel Gibson.

Gordon es rescatado de las arenas por sus hermanos en armas gracias a una nota que le había dejado a su superior, Naroda, en el preciso momento en que el Mecha-Bat-Chappie-Suit Rookie es entregado y sin embargo nadie parece muy sorprendido de que Jimbo sea el nuevo Batman con pensión. Seguidamente, el pequeño pelotón encuentran la entrada a la cámara y, de yapa, también encuentran con vida a los soldados Aldrich y Sturges, que habían desaparecido cuando fueron a investigar la zona tras la enigmática muerte de sus compañeros.

BatJimbo insiste en que no sólo se llevarán a los que estén vivos sino también a sus hermanos caídos, aunque los seguidores de Amun-Set no tardan en aparecer. Después de limpiarse a algunos atacantes, nuestros protagonistas encuentran al tal Set en otra cámara, rodeado de hombres armados, torturas y sirvientes que lo están cubriendo con tiras de piel (ya saben, otras culturas, ¿quienes somos para juzgar?).

Amun-Set está apresurado por cubrirse con tiras de piel ya que, una vez completo el proceso, un poder extraordinario se despertará en él. Por eso es que el asesino que Gordon atrapó en Ciudad Gótica tenía "faltantes" su piel, y es que Set no se limita simplemente a sacarle piel a sus enemigos y/o a sus víctimas ocasionales sino también a sus propios sirvientes. Ya saben lo que dicen: Sobre gustos...

Batman enfrenta a una multitud de enemigos para darle tiempo a sus compañeros de salir del lugar antes de que la cosa se ponga aún más peluda, admitiendo que disfruta de no contenerse demasiado contra sus adversariors, cosa que en Gotham no podría hacer. De repente Amun-Set, convertido en una momia de cueros con ahora con super fuerza (?!?!), se abalanza sobre sobre BatGordon y le da para que tenga. Jimbo piensa “esa se sintió a través de la armadura” después de recibir un tremendo golpe de parte del líder de este extraño culto. Ni los golpes ni los filosos Batarangs del Batman mecánico parecen hacerle ningún tipo de daño al poderoso Amun-Set, por lo que Bats decide usar uno de los tantos trucos de su súper traje y emplea un lanzallamas, aunque no lo hace contra su enemigo sino contra unos estanques llenos de químicos en donde los cuerpos de las víctimas torturadas eran sometidos a vaya uno a saber qué procedimientos.

Batman logra salir de la cueva después de una tremenda explosión y es ahí cundo Set, visiblemente dañado y convaleciente, lo toma de una pierna y exclama “¡tu alma me pertenece!”, Lo que Set no tuvo en cuenta es que los soldados estaban esperando, prestos a vaciarle sus cargadores. Finalmente Jim y los suyos cubren la entrada a la guarida de Amun-Set y dan por concluida esta aventura.

El epílogo muestra a Jim entregando a la viuda de un soldado un par de dog plates, es decir, chapas de identificación militares. “Esta es la peor parte del trabajo. Nunca me acostumbré a dar malas noticias. No creo que alguien pueda. Tengo otro par de identificacioes más por entregar. No todo lo que está enterrado en el desierto debería quedarse allí.”

OPINIÓN.

De esta manera, amigos y amigas, es como termina no sólo esta historia sino también el  segundo volumen de "Detective Comics".

Pete Tomasi sabe contar una historia. Disfrute muchísimo su "Batman and Robin" junto a Patrick Gleason así que lógicamente me generó mucha expectativa su anuncio como guionista de "Detective Comics" y sus siete números en la serie me parecieron muy buenos, siguiendo la línea de lo que este título debería ser en vez de quedar relegado como el título secundario del Bativerso. "Detective Comics" siempre fue un libro dispuesto a mostrar un lado más experimental y, si bien recientemente esta premisa no se tuvo muy en cuenta que digamos, es bueno ver que ciertos autores todavía siguen apostando por ello.

Dicho lo anterior, nótese que nos vamos sin una explicación para los poderes de Amun-Set, y aún así eso es un detalle interesante que nos da a pensar si fueron mágicos o sobrenaturales, o si esos químicos en que los cuerpos eran bañados para luego sacarles la piel le daban alguna propiedad a los retazos de piel con los que se cubrió Set.

Me gustó mucho lo de los acrónimos militares que abundaron en el relato. Algunos como M.I.A. (Missing In Action – Desaparecido En Acción), AWOL (Away Without Official Leave - es decir, un soldado que se escapó o se fue sin permiso oficial) o FUBAR (Fucked Up Beyond Any Recongnition – Jodido Más Allá De Todo Entendimiento). La presencia del apellido Berenger también es otro detalle bastante particular ya que hace obvia referencia a Tom Berenger, un conocido actor y ganador del Oscar de películas bélicas clásicas.

El arte de Fernando Pasarin es fenomenal. Lo mejor de sus últimos cinto números lo hizo en estos dos, destacándose especialmente en su forma de dibujar a Batman, un aspecto que mejoró notablemente desde el arco anterior.

"DETECTIVE COMICS" Y EL FIN DE OTRA ERA

Curiosamente, y al igual que cuando Scott Snyder cerraba el primer volumen de "Detective Comics", resulta que el Hombre Murciélago
que protagoniza esta historia no es Bruce Wayne. En cambio, por aquel entonces, se trataba de nuestro queridísimo Dick Grayson.

A lo largo de los 52 números (más entregas especiales y Anuales), el viejo y querido "Detective Comics" no logró cautivar demasiado al lector y quedó muy a la sombra del título principal de la franquicia, el "Batman" de Snyder y Greg Capullo, a pesar de haber ganado un Premio Stan Lee en 2012 a Mejor Serie.

La serie la inició Tony S. Daniel por 2011 como escritor/dibujante, luego llegaron John Layman (guión) y Jason Fabok (arte) e hicieron un gran trabajo. Posteriormente el título tuvo la llegada de Francis Manapul (guión y arte) y Brian Buccellato (guión y colores), cuyos arcos en conjunto no me parecieron tan malos pero si aburridos en el desarrollo. Más temprano que tarde, Manapul dejó el título y su lugar lo ocupó el español Fernando Blanco hasta el final de la era de Buccellato. Entonces desembarca el reputado Peter J. Tomasi para hacerse cargo de los guiones, con los primeros dos números a cargo de Marcio Takara y los restantes con Pasarin en el terreno artístico. 

Entre tanto, Tomasi se encargó de los dos libros más legendarios de la editorial, "Action Comics" y "Detective Comics", que para muchos deberían ser los títulos insignia de la editorial, ya que fueron los que presentaron por primera vez a Superman (1938) y Batman (1939) respectivamente. Ya para "Detective Comics", Tomasi había escrito "City of Fear" como parte del especial de 2013 titulado "El Mes de los Villanos" y la historia corta con dibujos de Ian Bertram, "Better Days", incluida en el recordado número especial #27 del año 2014.

Sea como sea, hasta acá llega esta reseña y demás palabrerío. Ahora a esperar el renacimiento de la serie. Este mes tendremos dos nuevos números de "Detective Comics", ahora publicado de forma quincenal, y regresa a la numeración que tendría sumando ambos volúmenes, igual que "Action Comics", así que es sólo cuestión de tiempo para disfrutar de las entregas #934 (8/5) y #935 (23/5) con James Tynion IV a la cabeza y Eddy Barrows como artista del primer arco.

¡Batisaludos! 

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