BvS
BIZARRO V SUPERMAN
Título: Unusual Suspects (#11); Three-for-All (#12)
Escritor: Brian Buccellato
Artista: Mike S. Miller (#11); Iban Coello (#12)
Colorista: J. Nanjan
Bizarro entró en acción. Y vaya que sí
entró en acción.
Aún podemos
sentir el olor a asado de Heatwave y
Weather Wizard.
Guiados por un
er… infalible plan de Batsy, los Rogues hicieron estallar bombas en
diversas partes del mundo, al parecer, para arruinarle su día a Sups —como si ya no viviese agriado el
tipo—.
Pero todo se fue
a las pailas cuando Bizarro intervino e hizo tempura con los dos
muchachos ya mencionados.
Y eso que Golden Glider se salvó por los pelos —dorados eso sí—, arrastrando a Mirror Master a través de un portal.
El que no se
quemó, ni se salvó, pero sí hizo un amigo, fue Trickster, a quien Bizarro
cogió de su manita y se lo llevó, justo antes que el verdadero Superman llegara.
Ah, y Catwoman dejó a Batman. Pero eso era de esperarse, así es que no es tan transcendental.
¿Y qué fue de Bizarro y su nuevo mejor amigo?
El número #11 de “Injustice” los encuentra en la cadena montañosa Atlas en Marruecos.
¿Recuerdan a Atlas, el Titán que recibió como castigo sostener
la bóveda de los cielos? Una vez llegó Heracles
—mejor conocido como Hércules— y
tras engañarlo, Atlas, en su
humillación, se transformó en esa cadena montañosa. Y hay quienes dicen que es
sólo mitología. Incautos que son…
Pero Trickster y el clon defectuoso no duran
mucho, y se trasladan al Valle de la
Muerte en California —lo siento,
no conozco ningún relato mitológico asociado con el lugar. ¡Pero ahí se
realizaban pruebas nucleares! Eso debe contar para algo, ¿no?—.
Bizarro, como mujer en sus días, es de extremos —aquí espero el ataque de las feminazis—.
Pero tanto viaje
tiene su explicación que va más allá de los monitos de Mike S. Miller. Tiene que ver con la búsqueda de Bizarro.
Cierto que en un
cómic como “Injustice: Gods Among Us” no hay tiempo para las reflexiones, ni menos para los existencialismos —que si
no, tendríamos a Camus escribiendo
el guión sobre un Joker árabe muerto
en la playa y un Superman franchute con la pistola en la mano—,
pero podemos hacer una pausa y analizar a un personaje que, después de todo, es
bastante trágico: Bizarro.
Bizarro, como en tantas otras versiones, es aquí un clon a medias, cortado de la
mata antes de madurar. Un proyecto más de Lex Luthor que se le escapa de las
manos. Un bebé en cuerpo de adulto que se ve bombardeado por las preguntas
eternas que acongojan a la humanidad desde que los Annunaki nos crearon: ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿Cuál es mi
propósito?
Bizarro está en esa búsqueda. Por ello se desplaza. Como un reflejo en el mundo
físico de su agitación espiritual.
Tal vez no sea
exactamente la intención de Buccellato,
pero sí se puede inferir de la historia que nos está contando.
Recordemos que
detrás de todo “Injustice”, hay una
tragedia. Sups puede ser hoy un
verdadero hijo de la kryptoniana,
pero su tragedia está ahí. Un poco en el sentido de “The Killing Joke” de Moore y Bolland: ¿Qué se necesita para que un hombre pierda
la razón?
Sí. Tras toda
esta parafernalia que nos divierte semana tras semana, hay preguntas
fundamentales: ¿quiénes somos y qué basta para dejar de serlo?
Batman, obviamente, con su petulancia de “yo
vi morir a mis papis de niño y entiendo blablá”, no alcanza a comprender
eso y busca las respuestas al único estilo que DC le concede estos últimos años: los golpes.
En cualquier
caso, lo concreto es que tenemos a Bizarro
y a Trickster deambulando.
Bizarro espera que Trickster le
explique quién es el realmente y el Rogue
lo hace, pero a su modo, haciendo honor a su nombre: jugándosela para manipular
a Bizarro de modo que este se
enfrente a Sups y lo haga soup… ba dum tsss!!!
Sin embargo, en
ese pequeño mundo que es “Injustice”,
otras cosas están ocurriendo. Por ejemplo, el mesmito Sups tratando de
averiguar quién se le adelantó en la jugada. Ocasión que utiliza Miller para desplegarnos a plena página
a los distintos colegas del dictador dándole duro a diversos villanos.
Si es alguien con
su mismo poder, su misma fuerza… Tiene que ser él mismo, razona la neurona con
esteroides del azuloso. Pero yo no soy
yo, o sea, debe ser otro —y se pregunta uno por qué anda siempre con cara
de enojado… es que está pensando—. Y vámonos para dónde Luthor que bien puede haber hecho algo con sus probetas y tubos de
ensayo. Algo como, por decir, un clon de Sups.
Pero el pelado lo
niega y Sups se lo cree… por ahora.
Mientras tanto,
en una autopista cualquiera, tenemos listo al invitado sorpresa que nos dejará
un final de órdago: Solomon Grundy. Que salta de un camión con
ganas de cargarse al primero que se le cruce por delante como, por ejemplo, a Hawkgirl.
No cuenta con que
puede atraer la atención no de uno, sino de dos Supermanes —o Supermen,
como ustedes quieran—.
Sí. El #11 cierra con Sups y Bizarro viéndose
las caras tras aforrarle por partida doble al zombie. Todo listo para el #12. Todo listo para la gran pelea.
Y se dan. Sí que se dan. Y hasta Grundy entra en el ruedo. Incluso los
vehículos y sus conductores, que son usados alegremente a modo de bate de baseball.
Cuando la rosca
parece que se va a salir aún más de control, llega Jordan que ya no es Green
Lantern, sino Yellow Lantern, y los
encierra en un domo de lucha. Pero nada es obstáculo para Bizarro, que decide retirarse por el momento… y lo hace en efecto
—ya no hacen los domos de luz tan resistentes—.
Sups intenta seguirlo, pero la garra de Grundy
lo retiene, así que nuestro dictador favorito cambia de planes y plop!, le arranca la cabeza al zombie
grisáceo. Pero no se espanten, niños, que el kryptoniano sabe que Grundy
tiene tendencia a volver a nacer, así es que se lo encarga a Luthor para que lo reacondicione como
un zombie proclive al régimen —algo
parecido a lo que intentaron nuestras dictaduras. Con la diferencia de que
aquí, los detenidos desaparecidos no tuvieron la gentileza de volver para
apoyar a las juntas militares—.
Coello, ya lo decíamos en una reseña anterior, se luce con sus escenas de peleas
y las viñetas finales, con Sups y la
cabeza de Grundy en su mano, son
simplemente geniales y entretenidas.
Conclusión: vamos
bien, Buccellato. La historia se
mantiene atractiva. Harto gore, que es lo que nos gusta, y diálogo preciso, que
es lo que rogamos. Porque a “Injustice” venimos a eso, a ver cómo se apalean entre sí los Súper. Y Buccellato nos
está dando mucho de ello, acompañado de muy buenas manos al lápiz.
Veremos qué nos
deparan los números siguientes y si Brian
puede mantener el ritmo así.
Es que los
lectores de “Injustice” nos aburrimos
con facilidad…
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