No más calzoncillos sobre las mallas
El año 2011, Batman cumplió setenta y dos años.
Con siete décadas
a cuestas, el personaje —creado por Bill
Finger y Bob Kane en las páginas
del #27 de "Detective Comics" de mayo de 1939— tenía un amplísimo background acumulado gracias a la
intervención de una multitud de escritores, artistas y, por qué negarlo,
editores.
Historias del más
variado talante que habían acumulado detalle tras detalle para conformar a un
personaje rico en matices y aristas que podían ser explotadas de una u otra
forma.
Batman, en definitiva, a sus 72 años se sentía como un personaje multifacético,
de variadas interpretaciones y representaciones, y principalmente… real.
Nacido como un Vigilante en solitario, pronto se le
unió el adlátere por excelencia: Robin.
Personaje que llegó a ser tan reconocido como su tutor y que creció junto a los
lectores para transformarse en un superhéroe por su cuenta.
Pero Robin no sería el único. Año tras año,
nuevos personajes llegaron para unirse al Caballero
Oscuro. Algunos como aliados, otros
como enemigos. Un verdadero mundo dentro del mundo de DC Comics. Un mundo al
que nos gusta llamar el Batverse, el
Bativerso.
Sí. Para el año
2011, Batman era un personaje
inmenso, con un bagaje histórico tal que lo convertía en un verdadero ícono no
sólo de los cómics, sino de la cultura popular; que trascendía las fronteras
del medio que lo vio nacer y se incorporaba de forma avasallante a otras formas
de expresión, volviéndolo claramente reconocible a él y a los otros elementos
del Batverse, para cualquier persona
del mundo.
Con setenta y dos
años, Batman era un superhéroe
imbatible… hasta que llegó The New 52.
Definido como el
intento último de actualizar y ordenar la continuidad de los superhéroes de DC Comics,
The New 52 hizo tabula rasa sobre toda la
historia previa y reinició todos sus títulos, entre ellos: el Batverse.
De un mes para
otro, setenta y dos años de rica actividad se perdieron y se nos pidió que
recibiéramos a Batman y compañía
como si se tratase de unos recién llegados. Y así nos pareció a muchos de
nosotros.
Familiarizados
como estábamos con el Batverse por
años y años —en mi propia experiencia, desde inicios de los setenta—, no
teníamos idea de si este Batman era
nuestro Batman de siempre, o era
alguien nuevo…
A poco andar,
tuvimos un poco de tranquilidad al darnos cuenta de que el personaje efectivamente
era nuevo, pero, al mismo tiempo, una clara remembranza del histórico.
Contribuyó a ello el que el título principal —"Batman"— fuera asignado a Scott
Snyder, acompañado del artista Greg Capullo. Ambos nos lanzaron a una historia explosiva que hacía
olvidar este reinicio. Una historia —la de Court
of Owls— dónde nos sentimos cómodos… casi como en casa.
Y, la verdad sea
dicha, es que Batman mismo no era
tan diferente del que, en términos generales, habíamos seguido por tanto
tiempo. El problema se planteó por otro lado. Algo que —"Rebirth" mediante— hemos reconocido como el Legado.
The New 52 partía de la premisa de que los acontecimientos de esta tierra —Tierra Prima—, daban inicio a los cinco años de que Bruce Wayne se pusiera
el manto y la capucha por primera vez. Idea que no podría haber sido tan
descabellada, pero que se encontraba con un gran problema: ¿cómo encajábamos
toda la tradición gothamita en cinco
años de carrera? ¿Qué había ocurrido? ¿Qué estaba por ocurrir? ¿Setenta años se
habían ido al carajo? ¿Debíamos olvidarlos por completo? ¿Y qué había de todo
el amplio Batverse, principalmente
sus personajes?
Ya desde un
inicio supimos que existía un Dick Grayson que era Nightwing, un Jason Todd que era Red Hood, un Tim Drake que era Red Robin y un Damian Wayne que era Robin. Y ahí tropezamos por primera
vez. ¿Debíamos pensar que Grayson
había sido un niño que se transformó en Robin
al amparo de Batman, que luego
creció y dejó la Batcave para
convertirse en Nightwing; todo en cinco años? Y si apenas podíamos
conciliar los tiempos con Grayson,
¿qué ocurría con Todd y su muerte a
manos del Joker y su posterior
resurrección? ¿Y Drake, el Robin más parecido a Batman, cuyos inicios tan ligados
estaban a los acontecimientos de "Knightfall"?
¿Y Damian? Damian tenía unos diez años…
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Portada de "Batman and Robin" v2 #10 (Gleason, Gray, Kalisz). |
Las preguntas se
agolpaban en nuestras cabezas. Los títulos no tuvieron una mala partida. De
hecho, "Nightwing", de la mano de Kyle Higgins y Eddy Barrows, era un título muy entretenido
y de bastante acción, que estaba a la altura de lo que el ex adlátere siempre
fue en sus cómics pre The New 52. "Batman & Robin", de Peter J. Tomasi y Patrick Gleason, también se destacó con un primer run memorable. Pero ya con "Red Hood & the Outlaws", de Scott
Lobdell y Kenneth Rocafort, y "Teen Titans", del mismo Lobdell
y Brett Booth; nuestras papilas gustativas comenzaban a saber agrias. Quizá
debido al pésimo trabajo de Lobdell,
Todd y Drake se desdibujaban hasta volverlos irreconocibles de sus
anteriores versiones, al mismo tiempo que dicha sensación se potenciaba por las
pobres versiones que de estos dos teams
se nos entregaban.
Y todo el tiempo
nos pesaban esos cinco años…
Pero si ya
sentíamos que nuestros personajes perdían su legado, aquella mixtura de autores
e historias que los construía en nuestra mente, con la aparición de Barbara Gordon caminando y vestida de nuevo como Batgirl —de Gail Simone y Ardian Syaf— nuestras
preguntas explotaban, aunque su número #1 intentara explicar el cometido.
Se hizo masivo el término canónico o no canónico.
Porque se nos sugería que en esos cinco años de carrera sí habían ocurrido muchos acontecimientos que conformaban la historia pre The New 52. Lo que nunca tuvimos claro fue cuánto debíamos considerar canónico o no.
Porque se nos sugería que en esos cinco años de carrera sí habían ocurrido muchos acontecimientos que conformaban la historia pre The New 52. Lo que nunca tuvimos claro fue cuánto debíamos considerar canónico o no.
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Portada de "Batgirl" v4 #26 (Garner). |
Aunque debemos
reconocer que, obviando estos ripios, el Batverse
no era todo lo malo que pudiéramos haber temido: títulos como "Batman" nos entregaban algunas de las
mejores historias en años que habíamos tenido del Encapotado, aumentando, de paso, la mitología en torno al personaje. "The Dark Knight" de David Finch y Paul Jenkins cumplía con aportar las
historias más cruentas y siniestras. "Detective
Comics" de Tony S. Daniel y Ryan Winn nos enseñaba un primer vistazo
al Joker de esta nueva Tierra y
prometían ser un buen título —independiente de lo mal llevado que fuera con el
tiempo—.
Títulos asociados
como "Batwing", "Batwoman" —basado directamente en el personaje reinventado de Morrison— y "Birds of Prey", aportaban frescura y una nueva
mirada a clásicos. Valía la pena darse una vuelta por ellos, de vez en cuando.
Y tuvimos "Batman, Incorporated"…
"Batman Incorporated" —de Grant Morrison y Chris Burham— se destacó por resultar casi
una continuación intacta del Batverse
según el mismo Morrison venía
desarrollando antes de "Final Crisis". Y ciertamente se ganó un sitial
destacado por ser el lugar dónde Damian
Wayne encontró la muerte a manos de Heretic —esa suerte de hermano de
laboratorio mal gestado del niño—.
Dentro de una
lista de desaciertos que el público se cobraba de los editores jefe —sí, Dan y Jim—, era de agradecer que se hubiera respetado una parte del
trabajo de Morrison, quizá el mejor
autor que Batman ha tenido alguna
vez. La misma presencia de Damian
—personaje creado por él en su primer arco a cargo del Caballero Oscuro—,
confirmaba que, a pesar de las claras evidencias, aún teníamos un background del cuál aferrarnos.
Y tuvimos los
eventos. Los infaltables eventos de DC
Comics.
Dentro del Batverse, la azarosa búsqueda de Batman del cadáver de su hijo generaría
una pequeña saga de excelente calidad. Y dentro del DC Universe, obviamente "Forever Evil" fue el gran acontecimiento que trastocó varios títulos. Evento
de dudosa calidad, pero que derivó en la mejor reconversión que tuvo Grayson en años: dado por muerto, asumió
el papel de un agente secreto infiltrado en Spyral, lo que nos dio la oportunidad de rescatar a Helena Bertinelli del olvido —olvido que, además sufrieron otros
personajes, pero que distintos eventos rescataron casi al final de The New 52 y DCYou, de forma más o menos afortunada—.
No puedo dejar de
mencionar además, a propósito de Bertinelli,
a la Huntress que conocimos en Tierra Prima: la hija de Wayne y Selina Kyle de Tierra 2, escapada de su realidad a la de nosotros y cuyas aventuras
compartió con Power Girl en "World’s Finest". Tierra 2 —o Earth 2— donde también conocimos a un nuevo Batman que, a remembranza del de "Flashpoint", era Thomas Wayne. Historia
estrechamente vinculada a otro de los eventos de la editorial de inspirador
inicio, pero cansador desarrollo: "Futures End", que nos legó un futuro alterno
en el que Tim Drake es Batman Beyond.
![]() |
Portada variante de "The New 52: Futures End" #1 (Romita Jr. y Janson). |
Y llegó el 75º
aniversario de Batman y DC, por supuesto, se desgastó
resaltando la figura de su ahora principal personaje —en desmedro de Superman—. Fruto de ello se lanzó "Batman Eternal", a cargo de Snyder
y James Tynion IV —junto a un
variado grupo de artistas—, una aventura semanal de irregulares resultados que
rescató a Spoiler y Cluemaster
para esta continuidad, pero que, aparte de este hecho, no tuvo mayor
incidencia.
Con la necesidad
de ordenar un poco lo que ya se les había escapado de las manos, DC Comics
se sacó de bajo la manga su "Convergence",
donde en un antojadizo torneo entre realidades, se nos permitió recordar las
versiones queridas de nuestros personajes.
Tras eso, se
cancelaron títulos y se crearon otros. Una etapa intermedia que se llamó
inexplicablemente DCYou.
De lo nuevo, lo
más destacado fue, sin lugar a dudas, el "Robin: Son of Batman" de Patrick Gleason. Otros, como "Teen
Titans" y "Red Hood" —ahora en pareja
sólo con Arsenal— siguieron languideciendo
bajo malos escritores y, muchas veces, infumables dibujantes.
"Batman & Robin Eternal" fue un buen título semanal en
conmemoración del 75º aniversario de Robin,
que nos dejó a Cassandra Cain de vuelta.
Otros, para
públicos muy específicos, como "Gotham Academy" y
"Gotham by Midnight", han sobrevivido y, aunque no son del gusto del que escribe, si se han ganado un lugar. "We Are Robin", por su parte, apenas cumple una función de conmemoración y está destinado al olvido. Lo mismo que el evento asociado "Robin War", de confusa intención y que involucró a la Court of Owls y Grayson en un modo que, esperamos, sea mejor de lo que vimos.
"Gotham by Midnight", han sobrevivido y, aunque no son del gusto del que escribe, si se han ganado un lugar. "We Are Robin", por su parte, apenas cumple una función de conmemoración y está destinado al olvido. Lo mismo que el evento asociado "Robin War", de confusa intención y que involucró a la Court of Owls y Grayson en un modo que, esperamos, sea mejor de lo que vimos.
Quedan, eso sí,
personajes como Duke Thomas y Harper Row, creados durante
The New 52 y que deseamos que se
queden y prosperen dentro del Batverse.
The New 52 ya comienza a olvidarse, DCYou
ha cumplido su papel de puente y ahora es el momento de "Rebirth". Todos tenemos las esperanzas puestas en este nuevo giro de
la editorial para recuperar principalmente el sentimiento que se perdió con el reboot.
Reconocemos que
no todo fue malo, pero la discontinuidad, el olvido de episodios álgidos, la nueva
e irreconocible personalidad de personajes queridos… todo ello contribuyó a que
nunca nos sintiéramos cómodos del todo. Que leyéramos los títulos siempre con
la sensación de que algo faltaba.
Saludamos y nos
alegramos por autores que sí nos dieron grandes aventuras —Snyder y Capullo a la
cabeza—, y lamentamos las malas decisiones. Confiamos en que vengan mejores
tiempos que beneficien a todo DC Comics, pero en especial al Batverse, que es el mundo al cual
acudimos semana tras semana para encontrarnos con nuestros viejos conocidos.
Mirando hacia
atrás, es imperativo rescatar lo valioso y, quizá, reírse de las torpezas. Al
fin y al cabo, el heraldo del cambio a emergido de la Speed Force para
advertirnos que alguien nos arrebató el legado de Batman y, este, es el primer paso para recuperarlo.
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