#EsperandoSS: Las desventuras del Escuadrón Suicida durante los New 52 y DCYou

HARLEY QUINN AND THE SUICIDE SQUAD

"Suicide Squad" es de esos títulos prácticamente históricos que ha ido y venido desde los viejos tiempos de los marcianos y el a-gogó, apareciendo aquí y allá, con mayor o menor éxito, hasta llegar a nuestros días de superhéroes enojados y con más problemas existenciales que Charlie Brown apoyado en la verja de su casa.
Estuvo en la Edad de Plata, reapareció al final de la Edad de Broncepfff… los gringos y su manía de etiquetar todo— y, obviamente, dijo “presente” cuando el mundo se nos derrumbó y Didio & Lee perpetraron los New 52 —que vendría siendo algo así como la Edad del Oscurantismo—.
Sip. Tras diversas encarnaciones con mayor o menor éxito, un nuevo Suicide Squad hizo su flamante ingreso a la realidad trastocada del Dr. Manhattan.
En septiembre de 2011, una muuuuy remozada Amanda Waller traslado su gordo… perdón, esculpido trasero a la Penitenciaría de Belle Reve para formar un equipo imposible con los peores criminales del Universo DC para ejecutar las más imposibles misiones. Bueee… ni tanto, pero ya saben que así se anuncian las cosas.
Este nuevo SS estuvo secundado por Deadshot, quien las jugaría de Comandante de campo en las misiones: la labor que los Flag desempeñaban en las anteriores versiones. El hombre de confianza, por así decirlo, de la Jefe.
Y completando la lista estuvieron Captain Boomerang, El Diablo, el Unknown Soldier, King Shark, James Gordon Jr. y, por supuesto, Harley Quinn. ¡UN MOMENTO!
Nada de por supuestos…
Si hablamos de las razones detrás de las razones para la inclusión de la loca en el SS, la jugada estuvo muy calculada y ni hasta la mastodóntica… digo, esbelta Waller pudo planearlo mejor:
Esta nueva versión del Escuadrón Suicida —que estuvo escrita por Adam Glass y dibujada por Federico Dallocchio, que se me había olvidado apuntar esto— parece que fue prevista meramente como el trampolín para el ascenso de Harley Quinn en la escena DCeística.


Seamos honestos: mientras Deadpool, en la casa del vecino, crecía en popularidad, en el DCU pre-New52 se echaba en falta un personaje que le hiciera la pelea. Quinn, por su parte, se había ganado de a poco el corazón de los batmaníacos —que se escribe con minúscula ¡y no me venga a cambiar la gramática española, señor editor!— y parecía el personaje ideal para hacerle el peso en locura y desmadre al Wilson marveliano… Lo que sucedió en efecto y, al poco tiempo, llegamos a tener una sobredosis de Harley Quinn en los cómics —que también la tuvo en los vídeo juegos y películas animadas—.
De hecho el título también sirvió de marco para abordar la relación tortuosa de la loquita con su amado —¿O ya no lo es? ¡Perdí la cuenta!— Joker.
El asunto es que el grupo tuvo sus aventuras, destacándose como enemigo recurrente la organización terrorista The Basilisk —y no se enojen nuestros amigos jihadistas por la caricatura de nuestra casa editorial—, además de contar con el mejor asesor siquiátrico a la mano: el hijito de James Gordon mismo. Puff… cosas de cómics… o de Amanda Waller. Whatever
Hasta que, dentro de lo malo que fue The New 52, ocurrió lo peor: "Forever Evil". Y el Suicide Squad tuvo que ponerse serio, pero no menos sanguinario, para enfrentar al Crime Sindicate. Algo así en plan “a mi mundo lo destrozo yo, no un afuerino de una Tierra alterna”. Lógica de criminales.
Convertidos en verdadero bastión de la oposición, es innegable que el título prosperó y sus aventuras —así como la de los Rogues de Flash— resultaron mejor que los títulos oficiales durante el evento y contó con cameos de Steel y la señorita bubbies Powergirl. Historia, niños, escrita por Matt Kindt y dibujado por Patrick Zircher.
Y si les parece que los nombres de este Squad les son conocidos, es porque la próxima cinta de cine —live-action que le dicen— recoge a esta encarnación, o gran parte de ella, para conformar su equipo joligudense.


Sin embargo, las peripecias de este SS, que sobreviviría —una parte, por lo menos— al mentado evento, continuarían hasta encontrarse con "Convergence" —ese otro tibio evento de DC—, donde habríamos de vérnoslas con un Escuadrón clásico en un especial doble de la Convergencia, con las letras de Frank Tieri y los monitos de Tom Mandrake, y la presencia de una imponente Amanda Waller —devuelta a su sobrepeso. Como Dios manda—, Star Saphire, Bane, Black Manta y Deathstroke, amén de los tradicionales, y en versión ochentera, Deadshot, Captain Boomerang, Bronze Tiger y otros.
Todos ellos luchando contra la versión "Kingdom Come" de nuestros héroes.
Tras esa vuelta loca por distintos mundos, varios títulos de DC se eliminaron, otros se modificaron y algunos se renovaron. "Suicide Squad" quedó en esta última categoría, presentando en el 2014 el nuevo título "New Suicide Squad" — estos de DC estaban que derrochaban imaginación—, incluyendo en sus filas a Deathstroke, que duró menos que nada, y a la autodenominada Joker’s Daughter, Black Manta y Reverse-Flash… y, cómo no, Harley Quinn. Esta vez, bajo el nombre de Sean Ryan y Jeremy Roberts en la autoría.
Actualmente, en tiempos de "Rebirth", ya hemos atisbado en alguna viñeta a una Amanda Waller volviendo a sus kilos de siempre —aunque más cercana a Viola Davis que a la original—, y al título, convertido en una serie de especialessubtitulados "Most Wanted" 
con los talentos, entre otros, de Buccellato y Barr donde, oh coincidencia, los protagonistas son los mismos de la próxima película —incluida Katana, fíjense ustedes—.


Con más de cuarenta años en activo, el Escuadrón Suicida continúa guardándose algunas sorpresas y, si bien su vigencia actual más tiene que ver con el estreno fílmico y el sobre uso de Harley Quinn en portadas, aún sigue teniendo el atractivo de ver a un grupo de malditos, de esos que volarían tu ciudad sin inmutarse, pelando por alguna noble causa… Claro que con una bisutería con explosivos al cuello, quién no…

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