Es un axioma que pese a ser una propuesta más "clara", no por eso es menos es menos osada o violenta -su desfachatez y gusto por lo políticamente incorrecto, priman-, y los superhéroes no son ningunos dóciles, por el contrario cumplen totalmente con los tropos millerianos: Salvajes, brutales, mas no decadentes. Comenzamos con una nota alta, que además es representativa de este punto de encuentro entre los 50' y los 80'/90' que acabamos de definir, con Carrie Kelley a.k.a. Batgirl portando una armadura, que podríamos calificar como "crustácea", viajando en el fondo del oceano encima de un mastodónico tiburón martillo conducido por el mismísmismo Rey de los Sietes Mares: Aquaman, quien a su vez es acompañado por una infantería proveniente de su civilización que se desplazan encima de otros bestiales animales marinos.
Como casi todo lo que ofreció hasta el día de la fecha el trabajo en conjunto entre Andy Kubert, Klaus Janson y Brad Anderson, los recursos utilizados para traer al papel tal escena, cuyo potencial visual es vastísimo, son sencillos, casi minimalistas, que beben del propio estilo manejado por Frank Miller. Dada la elección del perfecto ritmo narrativo, completamente cinematográfico, y de las tomas, los enfoques y el juego entre el blanco y negro, el resultado es arrasador, porque principalmente lo que se ve es muy bonito pero es mejor aún todo lo que inteligentemente deja a nuestra imaginación e interpretación. Ilustrar al ejército atlante con unas pocas figuras definidas y luego rellenar con puras siluetas minuciosamente ubicadas, no es poca cosa lograrlo.
Los personajes se topan con su objetivo, encuentran a Superman quien yace enterrado bajo hielo y cubierto de materia negra. El hielo es roto y el petrificado Hombre de Acero es ascendido a la superficie por los tentáculos de unos pulpos. Los héroes planean liberarlo... Con un diapasón, ya que con él penetrarán el extraño mineral que encerró a Último Hijo de Krypton en otro universo que no se rige por las reglas del nuestro, pero sólo podrá salir si es que él realmente tiene la voluntad de hacerlo. Sinceramente la explicación que dan acerca de dónde está él, en qué estado y cómo funciona es muy rebuscada e intricada, pero el verdadero chiste está en hacer el contraste entre ese inentendible razonamiento digno de la ciencia ficción psicodélica más desatada y el método tan simple de resolverlo todo. El prisionero sale de su encierro cósmico magistralmente, y con una marcada sonrisa le pregunta a sus salvadores si están dispuestos a salvar el mundo.

Mientras tanto, hacemos un repaso de todo lo que está sucediendo en simultáneo, sobre la
vorágine caótica de conflictos a punto de desatarse y ya desatados.
Gotham City se convirtió en el mismísimo infierno en la
Tierra con las llamas extendidas que instigó la masiva turba furiosa que clama por la sangre de
Batman, quien si no se entrega pronto el séquito de
religiosos extremistas kandorianos, dirigidos por
Quar, harán desaparecer la ciudad del mapa, y Dios sabe que tienen el poder para hacerlo en un abrir y cerrar de ojos.
Lara a.k.a.
Supergirl, el aborrecible fruto de amor entre
Superman y
Wonder Woman, en una de las charlas con sus nuevos aliados revela la existencia de
Jonathan, su hermano bebé que se encuentra protegido entre la civilización amazona con la madre y compatriotas. No se exactamente cómo seguirá la serie luego del climax que en instantes procederemos a definir y explicar, pero queda implícito que a
Quar poco y nada le convence el hecho de que haya otro híbrido como
Lara, lo que probablemente desemboque luego en una contienda entre las guerreras amazonas y los esclavizadores venidos de
Krypton, y esto posiblemente obligue a
Diana a entrar en el juego del que pretende quedarse al margen.
Seguimos teniendo un paneo de la tensa situación, hay una mecha a punto de llegar a su fin pero no sabemos exactamente de qué bomba se trata. El principal acierto en cuanto a la escritura de este
issue es el perfecto manejo del
suspense, construyendo una suerte de
thriller sci-fi muy bien logrado, hay acción, escenas mágicas, épicas, llenas de pequeños detalles hilarantes, pero por sobre todo está ese latente sentimiento de estar experimentando la víspera de la guerra, la
colisión.
El Hombre Murciélago está a punto de ejecutar su jugada, de tirar las cartas sobre la mesa, y de a poco las piezas van encajando. Primero está
Ellen Yindel en la terraza del
GCPD esperando el momento indicado de prender la
batseñal, al parecer comprendió que los hechos la superan con creces y trabajar mano a mano con su anterior adversario es inevitable.
Superman arriva la
batcave cargando a la colorida
Batgirl en sus espaldas, cuando se encuentra con
Flash operando los comandos de una compleja máquina allí. Recordemos que al velocista más rápido del
Universo DC le rompió las piernas un kryptoniano en un intento de intervenir de cara a las amenazas que se le estaban haciendo a
Gotham, pero ahora está colaborando ya que sólo una persona con su imposible agilidad motriz puede llevar a cabo un trabajo como cambiar el clima por dichos medios informáticos. Luego de un ingenioso diálogo, lo invita a que vaya a darle un vistazo a algo que está reservado para él.
Una de las principales quejas escupidas por los detractores de
DK3 sostiene que, pese a ser supuestamente un cómic suyo, la participación de
Batman es muy escasa. Luego de haberse publicado estas páginas ya no pueden volver a fundamentar lo mismo, puesto a que la larga escena que protagoniza no sólo es una pieza fundamental que sostiene la estructura del tomo y hasta del arco argumental propiamente dicho, sino que su
soberbio monólogo es el hilo conductor de todas las secuencias, y es sencillamente brillante. Poesía oscura que no podría salir de otra cabeza ni de otra redacción que no sea de
Frank Miller. Mientras que
Bruce Wayne se calza la armadura con la que años atrás le hizo frente a
Superman y conduce su
bélico Batmóvil, explaya este mencionado
soliloquio en el que habla expresamente de la inmundicia humana, culpando a los extraterrestres invasores por
dejarla en evidencia, dice que podría acabar con toda esta alborotadora revuelta pero que no obstante la va a alimentar, también se refiere al miedo como su principal impulsor y, sobre todo, es brillante cómo se dirige con arrogancia a sus villanos de turno que claramente lo superan en cualquier aspecto. Añoraba esa actitud incisiva típica del
Maldito Batman.
El cliffhanger termina de darle forma y sentido al contenido del comic y ciertamente lo cierra con broche de oro (¿o de Plata?). La lucha continúa. Antes de lo esperado, el estado senil del cuerpo de Batman termina cobrando peso cuando un golpe bien insertado del kryptoniano lo desmorona, pero su aparentemente inminente caída es evitada por una gran mano que lo vuelve a parar sobre sus pies. Se trata de Superman, protegido por una armadura similar a la su ahora compañero que lo separa del único mineral existente capaz de derribarlo. Decididos a formar el team-up definitivo, los Mejores del Mundo observan sonríentes el panorama que, de momento, les permitirá salvar el día una vez más.
Es muy significativo que luego de tanta discordia, desacuerdo ideológico y una enemistad que parecía innata, estos dos hagan frenta con optimismo y unidad al mal superior que acecha a su existencia, porque marca un cambio en el status quo, sorpresivo pero necesario, en el que finalmente su escencia les es devuelta. Una tregua que no sólo asegura a la humanidad, sino que también los despoja de esa bilis que los gobernaba, y a los lectores nos hace piantar un lagrimón. Y son sólo la actual cara visible del progreso, porque en realidad toda la disuelta Liga de la Justicia está volviendo a reformarse por este atentado a la Tierra, ya sean Aquaman, Flash, Batman o Superman y estoy seguro de que pronto -por alguna razón u otra- se les unirán Green Lantern y Wonder Woman. DK3 principalmente es una historia que se centra en las nuevas generaciones, en los hijos de los dioses de DComics, pero a su vez también les brinda un importante espacio a ellos con el objetivo de devolverles su grandeza. Los superhéroes vuelven a ser superhéroes, en este universo y en cualquier otro.

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