Así poh, sí…
Título: Rise of the Batmen, part three: Army of
Shadows.
Guión: James Tynion IV.
Lápices: Álvaro Martínez.
Tintas: Raúl Fernández.
Colores: Brad Anderson.
Portada: Álvaro Martínez, Raúl Fernández &
Tomeu Morey.
Portada variante: Rafael Albuquerque.
No fue sino una reseña atrás que, desde esta misma tribuna que me brinda el Blog de Batman, revelaba mis temores
respecto a la historia que Tynion
nos estaba entregando. Habían pasado dos números apenas y ya elucubraba sobre
lo acertadas o no que eran las decisiones que el autor estaba tomando en su
debut en “Detective Comics”.
Me alegra, tras
leer este #936, reconocer que me
equivoqué al juzgarlo y que Tynion
tiene un gran talento para escribir historias a un ritmo trepidante y, al mismo
tiempo, coherente. Porque todo lo que pude lamentar sobre la dirección del
guión, en este número queda establecido como el camino directo a la sorpresa y
al deleite de nosotros los lectores.
Con un tercer
número enfocado directamente en Batwoman
y su significado dentro del arco “Rise of the Batmen”, hemos entendido el
aparente apuro de Tynion en la
historia: la Colony no es más que un
paso hacia una trama superior que nos espera en el futuro en la forma de algún
enemigo insuperable que requerirá de un método más que eficaz para superarlo.
Si el primer número nos mostraba a un Batman
apurado en hacer equipo con Batwoman,
y el segundo hacía hincapié en la necesidad del colectivo, este tercer número
es la confirmación directa del axioma “Juntos
venceremos”.
Demostrando un
gran conocimiento de la historia de Batwoman
y la relación con su padre, el Coronel
Jacob “Jake” Kane, el autor nos brinda un episodio que honra no sólo lo que
la pelirroja encapotada fue en The New 52,
sino principalmente lo que envolvió su nacimiento en medio del mastodóntico
evento “52”.
Si la premisa de “Rebirth” ha forzado la mano de Tynion a la hora de escoger a los
protagonistas —como señalamos en la reseña del número anterior—, también ha
actuado como un claro inspirador para hacernos sentir que la vuelta a la
numeración de “Detective Comics” es
más que un juego de prestidigitador: es la constatación de que lo mejor de DC está volviendo a través de las
páginas de sus cómics.
La historia en
sí, en este #936, es bastante lineal
y Batwoman es su eje. Desde las
primeras páginas en que la vemos reunirse con Renee Montoya —otro gran
guiño a “52”— y revelar su vacilación
a la hora de tomar decisiones, hasta el cliffhanger
con una Batwoman que decide oponerse
a su propio padre, “Detective Comics” es un episodio redondo, bien construido. Coherente en sí mismo, coherente con
el arco que está desarrollando y, más importante aún, coherente con el universo
DC clásico.
En las
veintitantas páginas de este cómic, vemos cómo Batwoman crece y toma por fin las riendas de su vida, aunque esto
signifique romper con su padre y mentor. Si alguien se quejaba que el personaje
había tenido muy poco desarrollo desde su creación, dependiendo del Coronel a cada momento, aquí da un
importante paso que la deja casi a la par del Murciélago dentro del Bat-verse.
En una historia
donde Batman ha resultado ser, más
bien, el elemento aglutinador; Batwoman
es el catalizador de la acción. Para quienes alguna vez disfrutaron del “Detective Comics” de Greg Rucka y J. H. Williams III
con la pelirroja a la cabeza —#854 a
#863—, ciertamente es un agrado el ver que, tras tanto tiempo, tras ser tan
mal tratada por la editorial en su versión New 52
—cancelada unilateralmente por desacuerdos con los autores, W. Haden Blackman y Williams III, que deseaban llevarla al
siguiente nivel—, el personaje es tratado con respeto y camino de un sitial
importante al lado de Batman.
Del apartado gráfico, a cargo de Martínez, poco podemos agregar que no hallamos mencionado en las dos reseñas anteriores. Su dibujo es dinámico, con gusto por las splash-pages, donde sobresalen por encima de la media sus viñetas con alguno de los personajes bamboleándose entre edificios. La sensación de vértigo, de velocidad y de dinamismo que emanan, se debe tanto a la excelente factura de las posturas de nuestros héroes, como a la disposición a contracorriente del fondo. En este número no pudimos evitar quedarnos pegados al dibujo de Orphan volando en las azoteas con su cuerpo torcido en acrobática pose, generando una sensación de movimiento que se agradece, sobre todo en un capítulo que derrocha diálogo... diálogo muy necesario por lo demás.
Del apartado gráfico, a cargo de Martínez, poco podemos agregar que no hallamos mencionado en las dos reseñas anteriores. Su dibujo es dinámico, con gusto por las splash-pages, donde sobresalen por encima de la media sus viñetas con alguno de los personajes bamboleándose entre edificios. La sensación de vértigo, de velocidad y de dinamismo que emanan, se debe tanto a la excelente factura de las posturas de nuestros héroes, como a la disposición a contracorriente del fondo. En este número no pudimos evitar quedarnos pegados al dibujo de Orphan volando en las azoteas con su cuerpo torcido en acrobática pose, generando una sensación de movimiento que se agradece, sobre todo en un capítulo que derrocha diálogo... diálogo muy necesario por lo demás.
Tynion, ya no me queda la más mínima duda, sabe lo que hace al desarrollar la
trama de su historia.
Sabe dejarnos en
vilo respecto de la suerte de Batman.
Ha introducido al Coronel Kane y su Colony de un modo preciso, cerrando el
círculo de la relación de la hija y su padre. Nos revela lo precaria que es en
realidad la situación de Red Robin, Spoiler, Orphan y Clayface, ante un grupo completo de
émulos de Batman. Y, lo mejor de
todo, nos ha dejado con el grato placer de ver cómo la figura de Batwoman se alza ante nuestros ojos y
se transforma en la gran protagonista de “Detective Comics”.
Ansiosos de saber
qué ocurre a continuación, agradecemos que el título se mantenga quincenal,
porque Tynion no afloja y, recién
leído el #936, ya queremos saber qué
viene a continuación.
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