Mamushka
I always swing back
Título: Better than Batman, part 1
Escritor: Tim Seeley
Artista: Javier Fernández
Colores: Chris Sotomayor
Portada: Javier Fernández & Chris Sotomayor
Portada variante: Ivan Reis, Joe Prado & Brad
Walker
Tim Seeley es un experimentado
escritor de Dick Grayson. Su run en el título homónimo así lo confirma.
Por lo tanto,
cuando su nombre fue anunciado para el regreso de “Nightwing”, sonó más que lógico que así fuera.
Ya con el número “Rebirth” de “Nightwing”, pudimos apreciar cómo
entiende el personaje y sabe darle y quitarle para seguir haciéndolo altamente
atractivo para nosotros — si no, es cosa de compararlo con el Anual de cierre de “Grayson” que es mejor olvidar a esta
altura…—.
Javier Fernández, por su parte, el
joven artista ibérico, ya había probado su indiscutible talento con otro hijo
putativo de Batman, Red Hood —en “Red Hood & Arsenal” #8, bajo las letras de un tal Lobdell—,
y esperábamos con ansias ver su versión de Nightwing
—amén de diversos adelantos que nos habían abierto el apetito—.
Y este número
inaugural nos deja más que satisfechos, contentos y ansiosos con estos dos
creadores.
Sabemos que Nightwing está de vuelta en Gotham, pero la ciudad es sólo el eje
en torno al cual el primer adlátere del Murciélago
ejecutará sus acrobacias por el gran circo del mundo para derrotar, desde
dentro, al flamante Parliament of Owls.
Y es importante
que uno de los pilares fundamentales de esta nueva etapa sea la relación de
igual a igual con su otrora mentor.
Sí, Dick “Nightwing” Grayson ha sido uno de
los personajes que más crecimiento ha experimentado en el mundo de la celulosa superheroica. Era, por lo mismo, tiempo
de que quedara establecido que él ya no tiene nada que aprender de Batman.
Por ello, el
breve pero significativo encuentro entre ellos tiene más bien el sentido de
elaborar juntos un campo de acción contra los Búhos.
Yo, le dice Batman, ya no tengo nada más que enseñarte.
Aunque seguirá
siendo su apoyo.
Es notorio que en
estas mismas páginas también se incluya a Damian
porque el niño, desde su llegada, ha sido una suerte de espejo en el que Grayson se ha mirado y se ha
reconocido. No por nada se ha transformado en una suerte de hermano mayor para
el hijo de Wayne y quien, incluso
más que su propio padre, ha estado más unido a él.
Sin embargo el
número es todavía más. Animado por el espíritu “Rebirth”, es hora de retomar la relación Dick/Barbara, tan olvidada por la etapa The New 52. Y es bueno que ambos entrecrucen caminos de tanto en
tanto. De hecho, en sus respectivos títulos, ambos han comenzado una larga travesía fuera de la ciudad de Gotham.
Y está el Parliament of Owls. Y quizá esta sea la
parte más difícil y sensible del nuevo run
de Nightwing: el evento “Robin War” nos resultó demasiado
antojadizo y su final, atando a Grayson
a su destino con los Búhos, dejó a
más de algunos con muchas dudas en la cabeza.
Pero Seeley conoce a Grayson. Sabe qué necesita nuestro héroe para mantenerlo interesante
y ha cogido ese terrible cliffhanger de
las Guerras Robiníacas y lo ha
transformado en la oportunidad para elevar de categoría a Nightwing.
Liberado de la carga que significaba ver amenazada la vida de Damian, Grayson puede
embarcarse de lleno en esta cruzada, pretender, engañar e infiltrar la
organización, para luego exterminarla desde dentro. Una cruzada en solitario, digna
de un hombre como él.
Pero así como en “Grayson” existió un Tiger que acompañó a nuestro héroe en
más de una aventura, aquí Seeley
también incorpora a un elemento que acompañará a Nightwing. Se trata de Raptor que, bajo los auspicios de una deidad gitana, es enviado por el Parlamento para vigilar y enseñar a Nightwing cómo convertirse
efectivamente en el Grey Son of Gotham, el ejecutor
perfecto de la cofradía.
Con una verdadera
paliza final a nuestro campeón, el número cierra con un magnífico cliffhanger que nos hace preguntarnos
qué es lo que realmente viene para Nightwing
a continuación… y si logrará su cometido.
Fernández, por su parte, nos aleja del estilo niño bonito
de Janin en “Grayson”, y más que traernos a un Nightwing de culo perfecto, nos brinda a un héroe que se siente
real en lo físico: un atleta imponente, ágil. Un diseño que se agradece y se
disfruta página a página. Un estilo de dibujo donde, curiosamente, lo que más
resalta no son sus ejemplares escenas de acción —provistas de movimiento y
audaces en los encuadres—, sino sus momentos quedos, aquellos en que el
superhéroe deja de posar como tal y adopta la postura de un hombre normal.

Para aquellos que
nos formamos leyendo cómic europeo de los setenta y ochenta, tenemos un amor
especial por la viñeta cotidiana, la del hombre común y corriente en una
situación cualquiera. Sommer, Bourgeon, Ortiz o el soberbio Julliard
—cuyo imperdible Le Cahier Bleu es
un libro que todo amante sincero del cómic debe leer, aunque tras ello el cómic
de superhéroe parezca banal y artificial—, son un ejemplo sobresaliente y que
hace del dibujante de cómics, un verdadero artista. Y hace de la historieta, un
arte. El Noveno Arte…
Esperamos que Fernández nos siga regalando viñetas de
ese tipo. De este número destaco dos: la de Nightwing y Batman
conversando en la Batcave, y la de Nightwing apoyado contra un muro,
contemplando la mamushka que compró
para Batgirl.
Resumiendo, “Nightwing” #1 es un magnífico número. Bien escrito para que enganchemos y queramos seguir a Grayson en su nueva etapa, y dibujado con acierto, para deleitarnos en la acción y también en la calma.
Nightwing, como el obsequio que adquirió en Rusia, es una caja de sorpresa. Capa
tras capa, es un personaje que evoluciona y sorprende cada vez.
Y estamos seguros
de que en manos de Seeley y Fernández —con el gran trabajo de Sotomayor en los colores, con ese azul naigüinezco asomando en cada viñeta y
dándole una continuidad cromática a la historia—, Nightwing seguirá renovándose y manteniéndonos atentos a su
devenir.
Comentarios