Ah, llegó la primavera. El calor comienza a reinar. Los pájaros cantan. Las personas aman. Las flores... Florecen. Mis colegas se encargan de disertar sobre un evento divertídisimo que lleva como título Night of the Monster Men, producto de la reavilitización en cuanto a calidad que significó Rebirth para DC... Excepto para este título. Como siempre la mala suerte acecha en los recovecos de mi desafortunada vida, y mientras todos corretean por los pastos emergentes y llenos de color, a mi me toca abordar el nuevo bodrio de Scott Snyder que para colmo está ilustrado por el siempre erróneo John Romita Jr. y pese a recién haber iniciado su publicación mi actitud inminente es ansiar el final, aunque sea del presente arco. Pero no vamos a ocupar más espacio ni tiempo insultando gratuitamente al comic que hoy nos reune aquí, vamos sin más rodeos a analizar sus distintos aspectos luego del clásico aviso de spoilers. En realidad, no sé qué tanto spoiler hay, dado que poco relevante sucede a lo largo del issue, pero ya saben, formalidad.
Es cierto que el número solventa uno de los mayores desaciertos de la entrega anterior, que fue su intrincada y desubicada temporalidad, sin embargo arrancamos con un flashfoward (gracias Lost) en el que vemos a Jim Gordon acompañado con su departamento irrumpiendo en la Mansión Wayne. Luego se retoma esto en el cliffhanger, donde parece estar descubriendo la Baticueva, o al menos su entrada. Sinceramente genera algo de interés saber qué está sucediendo y que hechos terminarán desembocando hasta ese punto, pero no se brinda mucha información de por qué está la policía ingresando a la morada del multimillonario, o siquiera a quién están dando caza. Claramente es un gancho para los lectores, efectivo -sí- pero muy evidente. Aún así queda el misterio de saber cómo el hogar familiar de Batsy termina involucrado en todo esto, y sin que su doble vida nocturna sea la razón.
En una Road Movie la característica principal a tener en cuenta es que poco importa el destino, se disfruta del viaje y de todas las situaciones que transcurren en él. Al adaptar este singular género al universo de Batman es normal pensar que es una excelente oportunidad para hacer uso desmedido, pero justificado, de su vasto panteón de villanos... Pero Snyder fue un poco más allá en su premisa. En vez de disponer una pasarela por la que puedan caminar los enemigos habituales del Murciélago, propone un desfile de -salvo por contadas excepciones- viejos personajes en desuso, olvidados por el público moderno o, simplemente, subestimados. Así comienza la aventura, de forma brillante y con el techo de un tren como escenario estrecho de la secuencia. Si en aquél contexto el Cruzado de la Capa se ve obligado a verse mano a mano contra Killer Croc, White Shark y Amygdala es improbable que la pelea carezca de sustancia o no obtenga la reacción esperada del lector, pero conocido es el inmenso talento de John Romita Jr a la hora de aguar la fiesta.
Romita Jr. malogra lo que se le pide en innumerables ocasiones, pero esta es una muy particular para hablar de él ya que se da el gusto de hacer insulsa una escena que debería desbordar adrenalina y epicidad. En vez de tener el insólito team-up entre mastodónicos villanos como una imagen imborrable en nuestra retina, lo que tenemos es a un dudoso Caballero Oscuro contra tres tipos altos, deformes, desproporcionados, toscos y nada vistosos. Para colmo, mientras tanto, nos tenemos que bancar las ocurrencias del guionista, quien por alguna razón condimentó la pelea con chistes malos y diálogos convenientes inadmisibles.
No obstante, lo que sigue ni siquiera es correcto de raíz. Superados los obstaculos iniciales, el Hombre Murciélago, junto a Two-Face, se ve rodeado por Chesire y Copperhead, que lo envenan con una suerte de dardos. Dada la imposibilidad de moverse hacia un lado y el otro, tiene que generar una maniobra para salirse rápidamente, así que envenena -teniendo la cura- a Two-Face para que se mantenga con él. Eso es muy ingenioso porq--- Y después se ata a su némesis de turno, explota el vagón y ambos salen despedidos al agua. NO-TIENE-SENTIDO. Sabemos que nuestro querido Encapotado es un hombre que se atiene a cualquier eventualidad, pero el chiste está en que muestra el As bajo la manga cuando el otro se convence de tener la mano ganadora, esto es simplemente derrochar trucos sosamente. ¿Qué te está sucediendo, Snyder? Normalmente tu producción no es de mi total agrado, pero hasta yo puedo reconocer que estás transgrediendo tus límites, ¿es acaso algo que está dificultando tu vida? ¿Estás asumiendo dolorosamente que tu compañero vital Greg Capullo se fue con Mark Millar? Pecaré de ser generalizador, pero a esta altura deberías saber que todos lo extrañamos.
Luego proseguimos con lo que todos queríamos ver. Ah no, esperen... Es sólo flashback entre Bruce Wayne y Harvey Dent para darle más significación a la trama, ¡qué interesante! Y luego efectivamente sigue lo que todos queríam--- No, es sólo otro desvarío de Snyder. Escuchando una reveladora conversación entre Alfred y Duke Thomas, nos enteramos que en realidad la personalidad del ex-fiscal de distrito está mucho más dividida de lo que creíamos. La data que este doble ser recibe como Harvey Dent, automáticamente su alter-ego malvado la ignora y viceversa. Aunque ambos comparten los viejos recuerdos de antes que se "transformase". Revisando los cromosomas del bipolar antagonista, Duke descubre que hay gato encerrado y que su mentor está en peligro, por lo que se dirige a salvaguardarlo.
Ese es uno de los más comunes e intolerables problemas del buen Scott. Para explicarme bien, y aunque odie hacer esto, estableceré un contraste con otro buen escritor: Grant Morrison. El pelado escocés durante su estadía en el Bativerso también buscó darle una vuelta de tuerca a varios elementos primordiales de su mitología, pero él urgó entre sus incontables cómics y con conocimiento de causa encontró huecos que llenó con sus revolucionarias ideas. Por el contrario, el guionista de turno vomita sus rebeldías sin importarle que haya más de 70 años de historias que lo contradigan al instante. De repente la ciudad está llena de búhos. De repente el Joker es un ser inmortal a lo Ra's. De repente Two-Face y Harvey Dent son dos personalidades que jamás comparten información cognictiva ni lugar espacio-temporal, pero sin embargo en el pasado han interactuado entre ellos innumerables veces.
¿Qué puedo decir? Chascarrillos más, reflexiones menos, la triste verdad es que All Star Batman por ahora representa una verdadera pena en varios niveles. Para empezar, es uno de los títulos que más ventas consiguió durante estos meses de la línea Rebirth, dejando atrás a muchas otras series con ideas definitivamente más frescas, mejor ejecutadas y que simbolizan acertadamente el concepto por el cual la editorial se está conduciendo actualmente. Por otro lado, y esta es la legítima lástima, es una oportunidad completamente desaprovechada por Snyder como autor. Pese a lo que pueda parecer, asumo que es un escritor de enorme talento, creatividad y capacidad, ha demostrado con creces sus dotes en contadas pero memorables ocasiones previas (tanto dentro como fuera del Bativerso), como lector se podía sentir el potencial ahi, esperando a ser liberado. Parecía ser una de esas mentes brillantes que aún, a causa de su poca fama y corto paso por la industria, estaba meticulosamente atado por sus editores y los encargos. Pero esta sería verdaderamente su primer historia mainstream propia, sin cargar con la continuidad, donde su exponencial talento se viera reflejado de forma clara y directa. Pero en vez de dar un nuevo paso en el camino a convertirse en uno de los autores comiqueros claves contemporáneos nos sale con ésto, y no sólo lo estanca sino que hasta pareciera ser un paso atrás. Aún sigo poniendo mis fichas en él y en esta nueva obra suya, tiene tiempo redimirse y comenzar a pavimentar su lugar propio en el Noveno Arte, pero va a ser mejor que se de cuenta temprano.
Spoilers a continuación.
Es cierto que el número solventa uno de los mayores desaciertos de la entrega anterior, que fue su intrincada y desubicada temporalidad, sin embargo arrancamos con un flashfoward (gracias Lost) en el que vemos a Jim Gordon acompañado con su departamento irrumpiendo en la Mansión Wayne. Luego se retoma esto en el cliffhanger, donde parece estar descubriendo la Baticueva, o al menos su entrada. Sinceramente genera algo de interés saber qué está sucediendo y que hechos terminarán desembocando hasta ese punto, pero no se brinda mucha información de por qué está la policía ingresando a la morada del multimillonario, o siquiera a quién están dando caza. Claramente es un gancho para los lectores, efectivo -sí- pero muy evidente. Aún así queda el misterio de saber cómo el hogar familiar de Batsy termina involucrado en todo esto, y sin que su doble vida nocturna sea la razón.
En una Road Movie la característica principal a tener en cuenta es que poco importa el destino, se disfruta del viaje y de todas las situaciones que transcurren en él. Al adaptar este singular género al universo de Batman es normal pensar que es una excelente oportunidad para hacer uso desmedido, pero justificado, de su vasto panteón de villanos... Pero Snyder fue un poco más allá en su premisa. En vez de disponer una pasarela por la que puedan caminar los enemigos habituales del Murciélago, propone un desfile de -salvo por contadas excepciones- viejos personajes en desuso, olvidados por el público moderno o, simplemente, subestimados. Así comienza la aventura, de forma brillante y con el techo de un tren como escenario estrecho de la secuencia. Si en aquél contexto el Cruzado de la Capa se ve obligado a verse mano a mano contra Killer Croc, White Shark y Amygdala es improbable que la pelea carezca de sustancia o no obtenga la reacción esperada del lector, pero conocido es el inmenso talento de John Romita Jr a la hora de aguar la fiesta.
Romita Jr. malogra lo que se le pide en innumerables ocasiones, pero esta es una muy particular para hablar de él ya que se da el gusto de hacer insulsa una escena que debería desbordar adrenalina y epicidad. En vez de tener el insólito team-up entre mastodónicos villanos como una imagen imborrable en nuestra retina, lo que tenemos es a un dudoso Caballero Oscuro contra tres tipos altos, deformes, desproporcionados, toscos y nada vistosos. Para colmo, mientras tanto, nos tenemos que bancar las ocurrencias del guionista, quien por alguna razón condimentó la pelea con chistes malos y diálogos convenientes inadmisibles.
Luego proseguimos con lo que todos queríamos ver. Ah no, esperen... Es sólo flashback entre Bruce Wayne y Harvey Dent para darle más significación a la trama, ¡qué interesante! Y luego efectivamente sigue lo que todos queríam--- No, es sólo otro desvarío de Snyder. Escuchando una reveladora conversación entre Alfred y Duke Thomas, nos enteramos que en realidad la personalidad del ex-fiscal de distrito está mucho más dividida de lo que creíamos. La data que este doble ser recibe como Harvey Dent, automáticamente su alter-ego malvado la ignora y viceversa. Aunque ambos comparten los viejos recuerdos de antes que se "transformase". Revisando los cromosomas del bipolar antagonista, Duke descubre que hay gato encerrado y que su mentor está en peligro, por lo que se dirige a salvaguardarlo.
Ese es uno de los más comunes e intolerables problemas del buen Scott. Para explicarme bien, y aunque odie hacer esto, estableceré un contraste con otro buen escritor: Grant Morrison. El pelado escocés durante su estadía en el Bativerso también buscó darle una vuelta de tuerca a varios elementos primordiales de su mitología, pero él urgó entre sus incontables cómics y con conocimiento de causa encontró huecos que llenó con sus revolucionarias ideas. Por el contrario, el guionista de turno vomita sus rebeldías sin importarle que haya más de 70 años de historias que lo contradigan al instante. De repente la ciudad está llena de búhos. De repente el Joker es un ser inmortal a lo Ra's. De repente Two-Face y Harvey Dent son dos personalidades que jamás comparten información cognictiva ni lugar espacio-temporal, pero sin embargo en el pasado han interactuado entre ellos innumerables veces.
Y por fin nos aguarda lo que ansiábamos ver. KGBeast, contratado por Black Mask, Penguin y Great White, irrumpe salvajemente en el camino de los dos viajeros principales, y pese a ser un encargo asegura estar emocionado por saldar antiguas cuentas. De paso nos enteramos que pasó mucha agua bajo el puente, y de ser un soldado soviético derivó a doble agente y a mercenario más tarde. Este tipo es tan badass que tiene la cabeza de un Talon guardada en la heladeral, ¡a ese nivel! Y sin dudas nos promete un choque con consecuencias casi catastróficas para la próxima entrega. ¿Quieren un motivo para seguir leyendo este título? Ahí lo tienen, señores: Anatoli Knyazev. No hay forma de que Romita Jr. lo arruine, no hay forma.
En síntesis, All-Star Batman #2 sigue denotando el tira y afloje intrínseco que transite el autor entre su intento de innovación y su actitud de quedarse en el terreno seguro, lleno de simbolismos, discursos pedantes y todo tipo de Nolaniadas. Mas se encontró finalmente un buen ritmo narrativo y su extravagante staff de personajes es por demás seductor. Lástima que en el proceso están las disonancias conceptuales, agujeros argumentales y John Romita Jr. estorbándonos el espectáculo. ¿Recomiendo esta lectura? De momento sí, raramente se ve tanto villano clase B junto, además todo pareciera indicar que el próximo issue definirá un poco mejor el tono... Y estará KGBeast, eso es todo lo que está bien.
Puntaje: 6 de 10.
¿Y a ustedes qué les está pareciendo esta colaboración entre Scott Snyder y John Romita Jr.? ¿Se encuentran cautivados por su propuesta? ¿Están de acuerdo con la reseña? No se olviden de dejar su opinión en los comentarios, que siempre son bienvenidos. ¡Jokersaludos!
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