Grief+Manipulation+Childhood+Fear=Ego
Título: Night of the Monster Men, finale.
Historia: Steve Orlando y James Tynion IV.
Guión: Steve Orlando.
Artista: Andy Macdonald.
Colores: John Rauch.
Portada: Yanick Paquette y Nathan Fairbarn.
Portada alternativa: Rafael Albuquerque.
I caught the darkness
It was drinking from
your cup
I caught the darknes
Drinking from your cup
I said is this
contagious?
You said "Just
drink it up"
(Darkness, Leonard
Cohen)
Tan pronto como
empezó, se nos acabó la peor noche de Gotham
—hasta el siguiente ataque—.
“Night of the Monster Men” fue muy publicitado como el primer crossover de la iniciativa “Rebirth”, tanto en lo que a títulos de Batman se refiere, como a la editorial
en general.
¿Y qué nos dejó?
¿Qué nos entregó?
¿Valió la pena?
Ubicado justo
después de la desaparición de Tim Drake a.k.a. Red Robin, se suponía que
aquel trágico suceso tendría su consecuencia en esta historia. Y fue así… en
parte. El número de arranque nos dio indicios, sobre todo en las reacciones de Batman, pero luego, como suele suceder
en el mundo de los cómics comerciales, aquel episodio quedó relegado en pos de
la acción actual.
Se nos advirtió
que los hechos de este crossover
estilo kaijú tendrán repercusiones
en los números posteriores de la franquicia.
Hasta ahora, por
un adelanto de “Detective Comics”, sabemos que el monstruo final
seguirá dando dolores de cabeza y en especial a Batwoman, gracias a las oscuras artes de A.R.G.U.S. —lo que ya se adelanta en el epílogo de este “Detective Comics” #942—.
Sin embargo, y recalcamos, como suele suceder en la
industria mainstream del cómic súperheroico, no creemos que en un par
de meses alguien recuerde la peor noche de la ciudad del Murciélago —la reconstrucción milagrosa de la urbe está asegurada
con la presencia de la Justice League—.
¿De qué nos
sirvió, entonces, este crossover de
los tres títulos principales relacionados con Batman, protagonizados por lo que dimos en llamar la Bati-Trinidad en el Blog, adelantándonos a las
declaraciones del mismo Orlando?
En primer lugar,
comprobar algo que ya advertimos en los números regulares post-“Rebirth”: que la acción está tomando un
lugar preponderante, dejando de lado las muchas veces agotadoras disquisiciones
al estilo Scott Snyder.
DC Comics ha entendido que el superhéroe debe ser, en
primer lugar, entretención. Basta de tanto ceño fruncido y verdaderos Sartre bajo las máscaras.
The New 52 nos enseñó que estamos algo hastiados de tanta oscuridad y las ventas
—que, a fin de cuentas, son el único y real leif
motiv de estas editoriales— fueron el
llamado de atención principal para que DC
cambiara su postura.
Enmarcado en esta
prerrogativa, “Night of the Monster Men” fue ágil, lleno
de momentos para cada uno de sus protagonistas, apenas lo necesario para “ahondar”
en cuestiones metafísicas, siempre enfocado en la siguiente viñeta
espectacular.
El tema, cuatro
monstruos gigantescos desatados por las calles, daba para ello y mucho más. Y
los títulos no escatimaron en recursos para mostrarnos cuán destructivos y
peligrosos estos podían ser.
Sí. Velocidad,
entretención. Damos las gracias por ello.
Pero…
Pero también nos
parece que ese mismo apresuramiento le jugó en contra al desarrollo de la
historia en sí. Algo, valga decirlo, que vimos en los previos arcos de “Batman”, “Detective Comics” y “Nightwing”,
con mayor o menor detrimento del resultado final.
Da la sensación
que, de una página para otra, todo estaba acabado.
Si quieren saber
mi opinión, aún así prefiero que las historias se desarrollen de este modo,
evitando tanto capítulo relleno o falsa y pretenciosa psicología conductual.
Fue, cabe
destacarlo, hermoso ver lo importante, grande y gravitante que Batwoman ha llegado a ser de la mano de
Tynion: en “Night of the Monster Men” es ella la que lleva las riendas, la que ordena, la que
planifica, la que dispone —ya se anuncia su regreso triunfal a un título propio—.
Batman, lo que también es extraordinario, juega un papel secundario aún cuando en
este número final se revele que el ataque de Strange ha sido orquestado en torno a la evaluación sicológica que
el doctor ha realizado de la figura del Murciélago.
Un final, hay que reconocerlo, anticlímax y bastante pobre para lo que nos esperábamos
tras los cinco números anteriores.
Nightwing, en su regreso a la máscara, acaba siendo el gran
héroe físico que “Rebirth” está resaltando.
Su zambullida en las fauces del monstruo final es de antología, aunque su
resolución nos deje algo de dudas: espectacularidad contra coherencia. Lo bueno
y lo malo del ritmo de las historias actuales.
¿Raya para la
suma?
“Night of the Monster Men” es la primera aproximación real a lo que
realmente significa la iniciativa “Rebirth”.
Y nos gusta mucho. Tanto que podemos obviar esos detalles que los más
quisquillosos siempre estamos lamentando.
Esta nueva era es
rapidez, es acción, es entretención. Con la pátina justa de profundidad. Algo
que estos tiempos de “ahora, ya” agradecen y que las ventas confirman ser la
respuesta apropiada para levantar a DC
Comics.
Esperamos, eso
sí, que sepan mantener el equilibrio justo —que, a ratos, ya se ha perdido
tanto en los tres títulos individuales de la franquicia Batman, como en este crossover—.
Tampoco es buena
idea un producto por entero vacuo y desechable. Si la forma no es sustentada
por un buen fondo, terminaremos con títulos que brillaran un momento y se
consumirán al siguiente.
Por lo menos los
que amamos este tipo de cómics, queremos que Batman y sus asociados sigan su cruzada por otros setenta y cinco
años más. Aunque la mayoría de nosotros ya no esté ahí para celebrarlo.
La oscuridad que contagió a DC parece remitir y, en cualquier caso, como versifica nuestro maestro Cohen, ya bebimos bastante de ella; es
hora de acercarnos a la luz, aunque aún parpadee buscando el voltaje justo.
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