Título: I Am Suicide – Part 5.
Guión: Tom King.
Dibujos y Tintas: Mikel Janín.
Colores: June
Chung.
Letras: Clayton
Cowles.
Arte De Tapa: Mikel Janín.
Arte De Tapa: Mikel Janín.
El número en cuestión marca el final del segundo arco de Tom King en "Batman" y
da el pie para el inicio de tres historias más.
El Hombre Murciélago yace ante Bane y las miradas de Catwoman y
Psycho-Pirate, mientras Bronze Tiger es encarcelado pero, ni lento ni perezoso, Tiger busca que algún
preso le venda un poco de Venom —si, como lo oyen—. En las alcantarillas, Wesker
sigue esperando por órdenes de Selina. Entre tanto, los —aparentes— cadáveres de Punch y Jewlee son llevados a un horno crematorio.
Bane tiene una pequeña charla con Batman sobre lo que él
considera la naturaleza suicida de ambos. Ya saben, ese tema de salir por ahí a buscar la
muerte que tanto hablamos en la reseña anterior. El líder de Santa Prisca
pareciera estar dispuesto a compartir su cura para aquel mal —es decir, los poderes del Pirata— con el
Detective pero, ante la insistencia de este último de querer romperle la
maldita cola espalda al gigante dictador, Bane le aplica diversas técnicas de catch y golpes varios.
Mientras, Selina le susurra algo a Bruce (“Bat”), que simplemente responde “aún no”. Por su parte, Tiger consigue la droga —ustedes no lo hagan chicos, a menos que estén en una misión secreta junto a Batman en una cárcel muy jodida en pleno Centroamérica, claro está—, se la inyecta y escapa con el objetivo de encontrar al mentado Arnold. Por otro lado los titiriteros muertos, que obviamente no lo estaban, se quitan una especie de prótesis de látex de sus cuellos —que simulaban las heridas fatales propinadas por la Gata hace dos números— y, mientras dicen una serie de estupideces que no vienen al caso, empiezan a mascar chicle para crear dos globos colosales. ¿Pero para qué querrían dos globos de goma de mascar? Pues para cubrirse con ellos y poder atravesar las llamas del incinerador que, dicho sea de paso, tiene la particularidad de desembocar directo al océano.
Mientras, Selina le susurra algo a Bruce (“Bat”), que simplemente responde “aún no”. Por su parte, Tiger consigue la droga —ustedes no lo hagan chicos, a menos que estén en una misión secreta junto a Batman en una cárcel muy jodida en pleno Centroamérica, claro está—, se la inyecta y escapa con el objetivo de encontrar al mentado Arnold. Por otro lado los titiriteros muertos, que obviamente no lo estaban, se quitan una especie de prótesis de látex de sus cuellos —que simulaban las heridas fatales propinadas por la Gata hace dos números— y, mientras dicen una serie de estupideces que no vienen al caso, empiezan a mascar chicle para crear dos globos colosales. ¿Pero para qué querrían dos globos de goma de mascar? Pues para cubrirse con ellos y poder atravesar las llamas del incinerador que, dicho sea de paso, tiene la particularidad de desembocar directo al océano.
Como Batman es lo más grande que hay, ya sabe que todos
están en posición y le da la orden a Selina de que le parta la maldita espalda
a Bane. Mientras preparan la huida, Arnold debe enfrentarse al Pirata, pero Hayden no cree que ese tipo regordete y de aspecto descuidado pueda con
alguien con su poder, por lo tanto se coloca la Máscara de Medusa para
controlar las emociones del Ventrílocuo. Sin embargo, en ese momento su mano
derecha manifiesta la personalidad volátil de Scarface y la bipolaridad del gordito parece
ser un veneno para los poderes de Roger, quien recibe unos lindos golpes
por parte de Scarface por tratar de decirle a su marioneta, Wesker, lo que
tenía que hacer. Acto seguido, Bronze Tiger le aplica una buena dormilona al Ventrílocuo para calmarlo, o dejarlo inconsciente mejor dicho.
Selina hace lo suyo y destruye parte del lugar con una bomba. Todo está listo para el gran escape, pero no antes de que nuestro
héroe se acerque a gozar devolverle gentilezas al humillado Bane, diciéndole algo como “quédese quieto y no se arruine la vida yendo a buscarme, pero si
tiene las pelotas suficientes, venga a Gotham que lo espero.”
Afuera de la isla esperan Punch y Jewlee en un bote
salvavidas, que parece estar hecho con el mismo chicle que usaron para zafar de las llamas, para dirigirse hacia un Bati-Submarino cercano. Batman le cuenta a Catwoman sobre los arreglos que hizo con cada miembro del BatForce X, mas deja en suspenso lo que pasará con ella y corta el momento con un beso. Quien lo
tenía tan ganador a Batman, ¿eh? (?)
LO QUE DEJÓ ESTE NÚMERO.
Final de una historia bastante particular que nos dejó con ganas de
algo más, pero que en definitiva contribuyó a enriquecer la mitología de algunos personajes y trajo de regreso a otros tantos que habían quedado en el olvido.
El arco sin duda mostró un cambio radical en el ritmo que
teníamos en “I Am Gotham”. A decir verdad se sintió un poco raro que después del reino de terror
de más de cinco años de Scott Snyder, que se tomaba su tiempito para contar sus
historias, tuviéramos un arco que se nos fue tan rápido como llegó. No obstante, creo que ahora los
fans del neoyorkino nos sentimos un poco más identificados con el ritmo de
Snyder gracias a lo que hizo King en “I Am Suicide”. El arco se sintió mucho tease y quizás
poca acción, pero los momentos de acción fueron inolvidables. El ingreso de Batman a Santa
Prisca, la traición de Catwoman, el Encapotado contra las fuerzas de Peña Duro, todo eso
fue fantástico. Quizás la ejecución del plan final para vencer a Bane no fue
tan grandiosa, pero si entretenida y original, ¿o acaso me van a decir que vieron venir los chicles de Punch y Jewlee o la forma en que Wesker derrotó al Psycho-Pirate? Si, eso pensaba.
Las cartas de Catwoman y Batman son un gran legado para la saga y, a mi parecer, justifican ¡a Bane en bolas durante los cinco malditos issues!
tanto tease. Dicho esto, a pesar de que me pareció un arco fantástico también hubo algunas cuestiones que no me gustaron y un par de aparentes errores
técnicos bastante groseros.
Bane quedó reducido a un simple debilucho sin su querido Venom.
Le rompió la espalda por segunda vez a Bruce pero esta vez no surtió efecto y luego Selina se la rompió a
él muy fácilmente. Tampoco se entiende porqué Batman se dejó castigar en demasía al
principio del arco —ah, cierto, la cosa suicida—. El rol de Bronze Tiger fue un tanto confuso ya que, si bien se encargó de meter a Punch y Jewlee a
Peña Duro, eso de buscar Venom desesperadamente en la cárcel para poder
escapar no parecía parte del plan. Es decir, ¿qué pasaba si no conseguía la
droga en el celda en la que estaba? ¿Era Tiger, amigo personal de Bats,
un miembro prescindible del equipo? Además, ¿qué hacía un tipo con Venom dentro de la celda? ¿Y por qué
no lo usó el mismo para huir? En fin...
Está claro que Punch y Jewlee formaron parte del equipo por sus artilugios, eso sin mencionar que Punch conoce Peña Duro como la palma de su mano pues fue uno de los pocos que logró escapó, pero no
sabemos si tienen sus viejas armas de control físico/mental en estas nuevas
encarnaciones. Lo del Ventrílocuo era bastante obvio y lo decíamos antes de que largue
el arco: usar su bipolaridad para “anular” los poderes de Roger
Hayden tiene sentido. Respecto a Catwoman, dejando de lado sus habilidades y el hecho de
que sus vaivenes con la justicia la hacen perfecta para engañar a Bane, me encantó que su participación fuera forzada por Batman, casi como si de un capricho se tratara, para poder salvarla de la pena de
muerte.
Ahora pasemos a los errores. Salvo que estemos hablando de una suerte de convergencia
entre líneas temporales y estemos viendo vestigios del universo pre-“Flashpoint” —cosa que ya me parecería mucho, ¿pero quién sabe?—,
que haya errores en los nombres de los personajes es algo para marcar. Arnold
Wesker fue presentado como “Weskler” y se le cambió el nombre a Jewlee, que
originalmente era “Jewelee”. Siempre que se la nombró fue “Jewlee” mas, antes
de ingresar a Peña Dura, Punch le mostró un tatuaje que se hizo en su mano
donde decía “Jewelee”. Raro, ¿no?
El apartado gráfico fue genial, pero algunas páginas
sufrieron el mismo problema que el arco anterior en materia de coloreado. Algunas viñetas
parecían muy salpicadas, quitándole cuerpo a las tintas y, en consecuencia, cada tanto parecía que había más de un dibujante en estas páginas. Aún así Janín cumplió e incluso superó las expectativas del público, por lo tanto muchos seguramente se pongan contentos de saber que el español confirmó su regreso junto a un enigmático villano tras el próximo arco a cargo de David Finch. Stay
tuned, folks!
Antes dije que este número sirve como prólogo para tres
historias venideras. Dos se darán en las páginas de “Batman” y otra en la mini-serie “Justice League vs. Suicide Squad” que comenzó hace poco y que reseñaremos cuando haya concluido, por si a alguien le interesa nuestra opinión al respecto. Cuestión que vemos a Amanda
Waller entrar a la Batcave para hacerse con unos archivos ante la mirada de un Alfred que ni siquiera intenta detenerla. El momento más “WTF!” de esta entrega sin lugar a dudas. Ese par de páginas son un pequeño
preludio para el mentado crossover mientras que esta serie continuará su curso el pequeño arco “Rooftops”, que explorará la relación entre el Murciélago y la Gata después de todo lo ocurrido hasta acá. Seguidamente, por supuesto, Bane irá a Gotham con la
sangre en el pene ojo y buscará venganza en el cierre de la
trilogía inicial de King, titulado oportunamente “I Am Bane”.
Bien, hasta acá llegamos. ¿Qué les pareció este número, el
arco y el Batman de Tom King hasta acá? Si, así de abarcativa es la pregunta. ¿Tienen expectativas y/o teorías sobre lo que viene? Pasen por la caja de comentarios y opinen nomás, no sean tímidos *guiño guiño*
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