CLAMP
Título: “Blüdhaven”, epílogo: “Even in
a dream”
Escritor: Tim Seeley
Artista: Minkyu Jung
Colorista: Chris Sotomayor
Rotulado: Carlos M. Mangual
Portada: Marcus To y Chris Sotomayor
Portada variante: Ivan Reis, Oclair Albert y Sula
Moon
“Blüdhaven”, digámoslo como corresponde, fue basura. Sólo a
ratos consiguió breves destellos de la iluminación a los que Seeley nos tenía acostumbrados con Grayson y los títulos que le han
acompañado. Pero esos casi lenes titileos no fueron suficientes para salvar una
historia que se hundió a sí misma en el miasma de lo aburrido y el lugar común.
Y he aquí que aún
llega un episodio más, como si no hubiese sido suficiente con golpearnos hasta
hacernos caer, sino que ahora nos rematan a patadas en el suelo mismo.
“Even in a dream” es algo raro que, en verdad, ni siquiera dan ganas
de reseñar —ahora es cuando el editor me mira desde su escritorio frente a mí y
me hace un gesto con la mano. Ya saben, él monitorea constantemente nuestros
computadores por si estamos ocupando tiempo de oficina en féisbuk u otra red
social… Claro, mientras él pasea a gusto por sitios para mayores de 18 años—.
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Con la calidad de un doujinshi hentai, Jung no convence. |
Apenas hube leído este “Naigüín” #15, una sensación de rechazo e intolerancia se apodero de mí, despertando al Nazi que todos llevamos dentro: ¿Qué tenía en la cabeza Seeley al escribir un shojo manga que, más que editado por DC, parecía el último lanzamiento de las niñas locas de CLAMP?
Quizá por ello se
consiguió un dibujante como Jung.
“Even in a dream” es una historia empalagosa que transcurre a dos
bandas: Grayson citándose con toda
la Bati-Familia para contar de su nuevo amor. Y su nuevo amor, Defacer, contándole a su propio grupo
de cercanos del idilio con el mocetón de culo turgente.
Los vemos enamorarse,
pelearse, tener sexo —bueno, los mojigatos de DC nunca van a mostrar a sus personajes en pleno acto al mejor
estilo Manara, pero ya me
entienden—, y todas esas cosas bobas que los adolescentes creen que significa
amar a alguien.
Algo así como “Crepúsculo” aterrizando en Blüdhaven.
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Red Hood no es precisamente lo que se llama un consejero amoroso, pero es lo que hay... |
Lo único interesante, apenas la última viñeta, es que vemos a este enigmático doppelganger de Nightwing acercarse por la espalda a Defacer y…
Lo demás está por
verse en el nuevo arco “Nightwing Must
Die” que, si no levanta vuelo, terminará convirtiéndose en “Seeley Must Die”.
Las apuestas
sobre este nuevo enemigo —insisto, lo único interesante de una revista que sólo
sirve para envolver los huevos— están hechas y creo que, siguiendo el camino
que ha tomado “Rebirth”, debería
tratarse de Deathwing, una versión
oscura y venida del futuro de Grayson,
que vio la luz allá por los tiempos de “Team
Titans” y los “New Teen Titans”, en plena explosión Image, cuando Liebfeld era el estándar del buen dibujo —¡algo peor que este #15!—.
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Lección Nº 1: Nunca preguntarle a las ex. |
Tratemos de dejar atrás este vergonzoso capítulo de las nuevas andanzas de Naigüín y concentrémonos en lo que viene: que a todos se les da la oportunidad de caer y Seeley no es la excepción. Su trabajo anterior, tanto en el “Nightwing” de los New 52, como en “Grayson” y en los anteriores arcos de esta segunda venida de Ala Nocturna, nos dan cierta confianza en que, quizá, ni él mismo se sintió muy cómodo regresando al personaje a Blüdhaven en medio de otros tantos héroes y pseudo-héroes siendo rescatados del olvido editorial.
Se viene “Nightwing Must Die” y queremos esperarlo
con ansia.
Algo bueno es que en el próximo número regresa Fernández a los lápices tras la tortura de ver el trabajo de To y la ignominia de ver a Jung dibujando a Grayson como personaje yaoi.
Olvidémonos de “Nightwing” #15 y miremos a la semana
que viene, cuando una nueva aventura llevará a Naigüín a enfrentarse con su peor enemigo hasta ahora… o, por lo
menos, eso es lo prometido y lo que creemos… Es que, en el fondo, somos una Sailor Scouts con ojos grandes y brillantes esperando ser deslumbradas por
Tuxedo Grayson Mask… Oh, ¿pensé eso
en voz alta? Es culpa del editor que no deja de sobre exigirme y espiar mis
actividades en el computador…
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