Cassandra
Título: “League of Shadows”, parte 3: Kiss of the
Dragon.
Escritor: James Tynion IV.
Artista: Christian Duce y Fernando Blanco.
Colores: Alex Sinclair con Allen Passalaqua.
Rotulado: Sal Cipriano.
Portada: Renato Guedes y Rómulo Fajardo Jr.
Portadas variantes: Rafael Albuquerque.
Casi tan
despiadadamente como Shiva atacando
a Batman y su equipo, Tynion avanza en su arco “League of Shadows” que, como vaticinábamos
en su primera entrega, estaría completamente abocado a escarbar en las heridas
de infancia de Orphan para descubrir
la terrible realidad de que la mujer asesina no sólo es su madre —cosa que ya
sabíamos en cierta manera por la historia pre-New 52 de ambas—, sino que además la desprecia hasta la muerte misma por
no estar a su altura. Y este hurgar es aún más despiadado, demostrándonos de
paso como en el Bativerso, ser niño es el sitio más cruel del mundo. También
lo dijimos: “League of Shadows” es un historia sobre padres e hijos, sobre relaciones filiales y cómo estas son
tan fáciles de romper, las más de las veces irreparablemente. Sin embargo, porque
acostumbramos deambular por el Bativerso, sabemos que esas tragedias, bien
enfocadas, sirven para crecer y terminar siendo aún mejores. Y éste, aquí en “League of Shadows”, es el lugar
y el tiempo apropiado para que Cassandra
Cain madure y se transforme en
alguien más —no al modo soso que sentencia la introducción de “Arrow” cada semana en boca de Amell, sino en el sentido profundo que Tynion le ha dado a la palabra crecimiento en su run a cargo de “Detective Comics”—.
La acción, que
no se ha detenido desde el primer ataque de Lady Shiva a Gotham, sigue corriendo por las calles,
pero se da el tiempo de enfocarse en su principal protagonista: Orphan.
Orphan enfrentada a su pasado. El pasado que su padre, David Cain, tanto se
esforzó porque olvidara.
Si ustedes son
vecinos del Universo DC y llevan más de diez años siguiendo
las aventuras y desventuras de Batman
y sus acólitos, ya saben cómo fue forjada Cassandra:
un arma perfecta, sin emociones, sin palabras, hija del Orphan original y Lady Shiva en una historia peor que la peor
tragedia griega que Sófocles, Esquilo o Eurípides escribieran alguna vez.
Si son recién
llegados, la saga “Batman and Robin Eternal” arrojó las suficientes pistas para entender el drama que agita el
espíritu de la joven. Información, por lo demás, de sobra para comprender todos
los procesos que se están llevando a cabo, sobre todo a nivel emocional, dentro
de “League of Shadows”.
Orphan sufre, su alma está quebrada.

Sólo le queda
ser testigo del sufrimiento de otros, o morir intentando detener aquella
locura. Y ella decide morir para demostrarle a esa madre desnaturalizada que
está equivocada. Que ella, Cassandra,
es un ser hermoso que sabe amar, que es amada por quienes la rodean, y que sabe
lo que es la piedad y dar la vida por quién se ama.
Por ello se
lanza a las calles en busca de Shiva.
Por ello enfrenta a Batman, que se
interpone en su camino —lo que sirve para advertirnos, al mismo tiempo, del
gran poder de destrucción que Orphan
alberga—.
La muerte
respira por las calles de Gotham y
el encuentro entre madre e hija es inevitable. Un encuentro que sólo puede tener
una resolución. Orphan ha crecido, Orphan ya no es una huérfana. Tiene una
familia —atípica, pero familia al fin— que la apoya. Tiene una nueva visión
sobre la vida. No será ella quien materialice las profecías de muerte. Por
ello, está destinada a perder ante Shiva.
Hasta Batman mismo mira impotente cómo se
cumplen las amenazas.
Uno tras otro
han caído ante la League of Shadows.
Batwing y Azrael secuestrados. Clayface y Batwoman derrotados. Orphan
agonizante, a merced de Lady Shiva.
¿Qué más puede ocurrir?
Sólo la
aparición de una fuerza quizá
equiparable a la de Shiva y su
ejército: Ra’s al Ghul mismo y su League of Assasins —aunque el primer encuentro entre ambos haya dejado de manifiesto la superioridad de Lady Shiva sobre cualquier seguidor de la Cabeza de Demonio.
Visto, tras “Rebirth” en “Teen Titans” —en una
suerte de forzado feedback con la película
animada “Justice League vs. Teen Titans”— y en un interesante episodio de “Trinity”, es hora de traer al archienemigo de Batman a la palestra.
¿Qué podrá
aportar este?
¿Podrá
inclinar la balanza a favor del Murciélago?
¿Y a qué costo?
Tynion IV sabe cómo jugar sus cartas.
Con altos y bajos, no podemos negar que su run
ha ido el más parejo de los tres títulos principales de la factoría Batman.
Agradecemos
ello por cuanto “Detective Comics”
pervivirá en nuestro inconsciente como la primera y verdadera casa del Encapotado.
Tras la
decadencia de The New 52, es
gratificante ver el título de vuelta en su sitial. Es prometedor ver que Tynion ha tomado la oportunidad de
jugar y re-crear a varios personajes importantes, actualizándolos, madurándolos
y, al mismo tiempo, acercándolos al espíritu “Rebirth”.
Del apartado
artístico sólo podemos decir que Duce
cumple como ya hemos visto en los números anteriores; pero no podemos decir lo
mismo de las páginas ejecutadas por Blanco,
dónde la baja de calidad es muy notoria e incluso entorpecedora.
Pero, en vista
de todo lo que “Detective Comics”
significa en su conjunto, estos son lenes ripios de un gran camino que se ha
pavimentado desde el número #934
hasta ahora y que, confiamos, seguirá extendiéndose hasta el mismo milenio.
Con la suma de
un integrante más en esta trama, las cosas no pueden sino volverse aún más
interesantes, manteniendo siempre presentes el verdadero foco de este arco: Cassandra Cain y su madre.
Cassandra…
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