Reseña: “Batman '66 meets Wonder Woman '77” #7 - #8

That’s poppycock!

Título: “Batman '66 meets Wonder Woman '77” #7 y #8.
Escritores: Marc Andreyko y Jeff Parker.
Lápices: David Hahn.
Tintas: Karl Kesel.
Colorista: Madpencil.
Rotulador: Wes Abbott.
Portada: Michael y Laura Allred.

Puff… ¡Santas historias!
Concluye el primer arco de “Batman '66 meets Wonder Woman '77” y el viaje fue como una montaña rusa: tuvimos Nazis, Amazonas, millonarios, guerreros de las sombras, niñitas precoces y acosadoras, libros misteriosos, ciudades secretas… ¡hasta un cíclope!... no muy avispado, pero cíclope al fin y al cabo.
Ah, y un laberinto… No lo olviden.
Como en toda historia de superhéroe que se precie de tal, el villano de turno —nada menos que Ra's al Ghul en persona— tiene un malévolo plan que realizar y, obviamente, debe ser detenido.
Claro, como también es costumbre en los cómics, nunca lo detienen a tiempo —tal vez por una vez, sería bueno que, por ejemplo, Batman atrapara a… er… Scarecrow en la primera página de una revista, justo antes que lanzara su gas por ahí. ¡Ése sí que sería un verdadero superhéroe!—.
Como sea, Ra’s y su hijita traicionera llegan al Pozo de Lázaro. El vejete se sumerge. Corre el reloj. ¡Ding! Se abre el horno. Y Ra’s al Ghul sale más guapo que protagonista de serie turca (ups, ¿dije eso en voz alta?), para evidente deleite de su retoño —deleite que un poco más adelante en esta reseña analizaremos con ojo freudiano—.


Pero justillo, justillo llegan nuestros héroes: Batman, su amiguito Robin, la purrrr Gatita y WoWo estilo Lynda Carter.
El enfrentamiento no se deja esperar gracias al auspicio de los Shadows Warriors —algo así como la versión setentera de la League of Shadows de Lady Shiva. Supongo que están leyendo “Detective Comics”, ¿eh, eh?—.
Gracias a las artes místicas de los medallones que los secuaces de Cabecita de MonoDemonio… poseen, lanzan flush, wash, unos ataques de calor y luz que, la verdad sea bien dicha, duran menos que un fósforo encendido en una cámara al vacío —supongo que han hecho sus tareas también. Mucho cómics está bien, pero los estudios van primero; ¿o quieren terminar como reseñadores en un Blog de cuarta…? ¡Oh, jefecito! No, no. Estoy hablando de ooootrooo Blog…—.
La pelea entonces se centra en el Murciélago a-gogó y el viejo —bueno, joven ahora— Ra’s. Una gran pelea con cimitarras afiladas o alfanjes afilados —desde aquí no distingo muy bien—.
Y justo cuando los aceros se cruzan, interviene Talia, con lo que se me viene a la mente la historia del rey Pelias, sus tontas hijas… y Medea.
No les voy a hablar mucho de Medea porque si están perdiendo el tiempo con un cómic tan absurdo como éste —y con tiempo de sobra para leer una reseña aún más absurda—, es porque ya se han leído todo lo que realmente hay que leer, clásicos incluidos.


Una vez que Jasón y Medea volvieron a Yolco con el Vellocino de Oro en la mano —gracias a todas las artimañas mágicas de la mujer, como ustedes deben recordar muy bien; en especial la del hermanito despedazado. ¡Jajajaja! Disculpen, siempre que recuerdo ese episodio, no puedo evitar reírme—.
Decíamos que una vez que llegaron ante el rey Pelias con la presea, este soberano, como dictador latinoamericano de los setenta —¡no miren hacia Venezuela! Es de mal educados…—, se negó a entregar el poder.
Jason, al igual que lo que la mayoría de los héroes míticos hacía en situaciones así, se puso a lloriquear, pero Medea encontró el medio de deshacerse del rey: fue a hablar con las hijas de Pelias y les reveló que tenía un secreto para devolverle la juventud y la vitalidad; cortarlo en trocitos y meterlo en una caldera para que emergiera de ahí completamente rejuvenecido.
Cosa que las princesas, tontas como cualquier princesa, le creyeron e hicieron…
El resultado, ustedes ya se lo imaginan. Ellas, las muy crédulas, no se lo imaginaron.
De lo que pasó después, ya deben saber ustedes, mi culta audiencia. Y si quieren repasar la historia, ahí tienen “Las Argonáuticas” de Apolonio de Rodas o el excelso “Medea” de Eurípides. Y en cine, la inigualable “Medea” de Pier Paolo Pasolini protagonizada por la diva Maria Callas o el clásico “Jason y los Argonautas” de Don Chaffey.


Ahora, si no tienen ni la más mínima idea de lo que estoy diciendo, pues ¡¿QUÉ DIABLOS HACEN LEYENDO REVISTAS DE MONITOS?! ¡VAYAN Y LEAN BUENA LITERATURA Y VEAN BUEN CINE! Si tienen tiempo para perder leyéndome a mí, pues piérdanlo —o gánenlo, más bien— leyendo literatura clásica: Homero, Esquilo, Sófocles, Eurípides, Virgilio. ¿Les gustan los superhéroes? ¡Busquen a los arquetipos originales!
En la página de al lado de dónde descargan comics, tienen miles de páginas para descargar las grandes maravillas de la literatura.
Ya saben. Hay prueba en la próxima reseña.
Pero ya nos fuimos más para el lado porque mi punto era…
¿Cuál era ese punto?
Ah… Mi inquietud iba por el lado de estas princetontas y sus deseos de ver a su papi viejo rejuvenecido.
¿Qué querían con ello?
Conociendo la moralidad “distinta” de los helenos, uno sólo puede pensar que le tenían ganas al progenitor…


Y fíjense que me pasa lo mismo viendo a Talia ayudando a su padre. ¿No les ocurre a ustedes? Algo sucio —o divertido, no sé qué tipo de público son ustedes… moralmente hablando…— se tramaba por detrás. Más que seguro… Lo que no sería nada raro porque ya se veía en las antiguas dinastías en que todo se cocinaba puertas adentro… para conservar el linaje intacto…
Aunque aquí, como en todo cómic que se precie de bueno, hay un detalle no menor: justo cuando Ra’s va a transformar en brocheta a Batsy, zussss, Talia hace explotar una bomba somnífera que, por esas cosas de la vida y los escritores, duerme a nuestros héroes.
Cuando despiertan, están prisioneros del villano inmortal, quien les da dos alternativas: o me apoyan… o se mueren…
Batman, tomando la palabra por Robin, Gatúbela y Marvila, rechaza el ofrecimiento de pasarse al otro bando; lo que el malo maloso no se toma nada a bien y los entierra en un hoyo mortal desde el cual, aprovechando el ataque de Drusilla, la hermana menor de Marvila, alias Wonder Girl, Talia los rescata.
Raya para la suma: Ra’s al Ghul se escapa por los pelos —¡era que no!—. Talia es hecha prisionera —ya saben, sí o sí debe pagar por sus crímenes, aunque haya salvado el Bati-Culo de Bruno—. Gatúbela se las amaña para, en el mejor estilo de “Hiketeia, pedir asilo en la isla, largándose un speech sobre la sociedad patriarcal, blablablá —ya hay muchos blogs feminazis como para que nosotros nos pongamos a citarlas—.
Una historia jugosa, llena de pequeños momentos absurdos y setenteros que sirve para divertirse por un largo rato.


Frase para el bronce. Tras ser rescatados de la arena movediza, Batman no encuentra nada mejor que cerrar con un aventajado comentario: Estaremos botando arena por los lugares más extraños por semanas.
Ah… me cae bien este tipo…
Pero “Batman '66 meets Wonder Woman '77” no acaba aquí. Ya comienza una nueva aventura que reunirá a Batsy y Marvila una vez más.
Quédense en este mismo Blog, por esta misma entrada, para seguir riéndose con las alocadas, cantinflescas y chorísimas historias de nuestros superhéroes favoritos.
Y recuerden… LEAN LITERATURA REAL, ¡MANGA DE ZÁNGANOS!

Con mucho afecto,

Mena.

Comentarios

Joel Gastelu ha dicho que…
Divertidisimo! No lei (ni leeré) el cómic reseñado ¿para que? Tu articulo es mucho mejor, estoy seguro 👍. Felicidades, mas reseñas asi por favor 😉