Reseña: “Nightwing” #18 - “Nightwing Must Die!”, tercera parte

No se asusten: es una de esas portadas tramposas.
To create is to be frustrated

Título: “Nightwing Must Die!”, parte tres.
Escritor: Tim Seeley.
Artista: Javier Fernández y Minkyu Jung.
Colorista: Chris Sotomayor.
Rotulador: Carlos M. Mangual.
Portada: Fernández y Sotomayor.
Portada variante: Ivan Reis, Oclair Albert y Sula Moon.

Robin Dies at Dawn!, por si alguno no lo sabe, fue el título del número #156 de “Batman” v1, publicado a mediados de 1963.
Una historia donde Batman participaba de un experimento del ejército que recreaba las condiciones que un astronauta debería sufrir durante la exploración terrestre. Una loca alucinación de esas que tanto abundaban durante aquella década, pero que Morrison supo integrar efectivamente a su run, cuando nos deslumbró en la segunda mitad de los 2000.
Fue durante esa alucinación que Batman asistió a la muerte de Robin, creando la viñeta del Murciélago con el Petirrojo en sus brazos que años más tarde, volveríamos a encontrar cuando un RobinJason Todd esa vez— efectivamente muriera.
Y no es casualidad que converjan tantas cosas en esta nueva entrega de “Nightwing Must Die”, que desde un inicio ha coqueteado con el trabajo de Morrison, homenajeándolo y, a la vez, dándole un nuevo giro en la voz de Seeley y los lápices de Fernández.

Naigüín y Damian en caída libre (como si no existiesen las puertas...)

Guiados por el pequeño Robin dollotron, Grayson y Damian llegan hasta el taller del siniestro Professor Pyg, quien mantiene cautiva a Shawn Tsang —ya saben, la última novia de Naigüín que, para más remate, parece estar embarazada—.
Tras una breve charla de artista frustrado, el cerdito maloso se ve enfrentado directamente al Dúo Dinámico, quienes, como tantas veces hicieran de mano del pelado Grant, derrotan a Pyg y liberan a la chica en problemas de turno.
Eso ya lo veíamos venir y vaya que es emocionante leerlo en este número, lo que no sabíamos es que la parte más importante ocurriría tras bambalinas… o, más bien, sobre la cornisa:
Es ahí donde el Robin falso y Deathwing sostienen un diálogo que nos permite atisbar la terrible tragedia que se esconde tras los experimentos “artísticos” del Professor Pyg, diálogo que dura lo preciso para sorprendernos con el ataque de Deathwing hacia el niño. Y ahí, ahí está el nudo que amarra este arco: Naigüín tiene que morir, pero debe experimentar el sufrimiento antes que nada y Damian es una presa que, debido a su obstinación, habrá de entregarse por sí sola a las manos del doppelgänger oscuro de Grayson.

Historia a dos partes en este número.

Pero esto es el mundo de los cómics y, conociendo la mano de Seeley, sabemos que no todo es lo que aparenta: Pyg mismo deja entrever que él no es más que otra pieza del engranaje en una maquinaria que maneja alguien más… ¿Quién? Hemos hecho apuestas con los miembros del staff del Blog, pero todos esperamos ser sorprendidos al final —y cruzando los dedos para que al final no terminemos frustrados como ocurrió con el desenlace de “Batman Eternal” que, si no lo leyeron, ¡háganlo! o vean las reseñas que hicimos al respecto—.
Las últimas páginas nos revelan a un nuevo villano… Nuevo en este arco pero, en realidad, el más grande de los enemigos que durante el run de Morrison vieron la luz: el Doctor Simon Hurt.
Es él quien pronuncia la sentencia que citamos al inicio de esta reseña: “Robin morirá al amanecer”.
Y su imagen a completo en la última página nos emociona, a pesar de que ya adivináramos su presencia —y a un post de Fernández en que ya lo revelaba. ¡Fernández, ese fue un spoiler!—.
Lo que aún está por verse es el real papel de Hurt en este arco.

Damian, siempre un cabeza dura.

Como mencionamos anteriormente, no quisiéramos verlo disminuido como ocurrió con Hush en “Eternal”: el Doctor Hurt es demasiado importante para la mayoría de los que somos seguidores acérrimos de Batman y compañía.
Seeley nos da confianza. Realmente tenemos fe en que conduzca a estos personajes de modo que realcen la impronta que tuvieron con Morrison.
No lo olvidemos: Hurt es un enemigo que está a la misma altura de Ra’s al Ghul —y hablo del Ra’s clásico, no el tan venido a menos de los últimos años—, si es que no es mayor que el terrorista ecológico. De Joker no hablo, que me parece un artificio de DC, más que un enemigo a la altura del Murciélago.
Queda por verse.
Lo que sabemos hasta el final de este número es que Damian está en manos de Deathwing y el Dr. Hurt. Que pende sobre él la muerte.


Y que Nightwing no tiene ni la más mínima idea de lo que ocurre.
¿Podríamos pedir algo más de nuestro héroe?

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