Reseña: “Detective Comics” #959 - “Intelligence”, segunda parte

Unanswerable answers

Título: “Intelligence”, parte 2 - Trascendence.
Escritor: James Tynion IV.
Lápices: Álvaro Martínez.
Tintas: Raúl Fernández.
Colores: Brad Anderson.
Rotulado: Sal Cipriano.
Portada: Yasmine Putri.
Portada alternativa: Rafael Albuquerque.

Desde que comenzó Rebirth, el Bativerso se ha visto amenazado por la ominosa sentencia de “una guerra se avecina”. Lo que ha sido un gran aliciente para seguir leyendo todos los títulos vinculados a nuestro héroe, en especial “Detective Comics” que, a decir verdad, ha sido una sucesión de guerras de menor o mayor grado, pasando de los Batmen a la League of Assasins —sin olvidar a los Monster Men y al Victim Syndicate— y desembocando en la actual Guerra Santa de Ascalon.
Guerras que, a diferencia de las reales, cumplen un importante y necesario objetivo: hacer crecer a los personajes involucrados al título de marras.


Dijimos en nuestra reseña anterior que este arco ubica su centro en Azrael y estamos ansiosos por saber qué será de él al acabar la historia y de qué modo, ese Jean-Paul Valley será una perfecta recreación del personaje que conocimos en la antesala al evento “Knightfall de los '90.
Porque, recuerden, DC está pasando por un importante momento de la mano de “Rebirth” —comandado por Johns— y el objetivo final, señalado desde un comienzo, es recobrar la esencia de los personajes perdida por la mano de Didio y Lee hace media década casi.
Pero Tynion IV —que ya supera con creces a su mentor— no piensa en un solo personaje a la hora de plantear un arco. “Detective Comics” es la historia de un equipo y todos los miembros de éste, de una u otra manera, se ven afectados por el evento principal.
Por ello, este número abre con un necesario flashback en que vemos a un aprendiz Bruce Wayne y a una joven Zatanna cimentando una relación que, ahora lo sabemos, era imprescindible para seguir levantando el tinglado de “Rebirth”. Ambos compartieron más de una historia en el pasado, pero en el reboot se perdió y de la magnífica hija de Zatara sólo supimos de su participación en la Justice League Dark y un poco más.


Ahora comienza a enmendarse el estropicio mediante un diálogo que no encontrará su resolución sino hasta años después, con ambos ya maduros y duchos en la guerra interminable contra el mal. Una conversación que tiene que ver con la carrera misma de Batman como paladín contra el crimen y la horrible sensación de que nunca es suficiente; y que, como podemos coludir de las palabras de Zatanna, tiene que ver con la misma pregunta que todos nos hacemos en busca de respuestas que no se pueden responder.
¿Y cómo relacionamos esto con la aparición de Ascalon y su búsqueda de retribución divina?
Para Wayne, para Batman, Gotham es un ser viviente, un ser con inteligencia y para preservar la buena salud de este organismo, es necesario extirpar la enfermedad.
Pero, en esta línea de razonamiento, ¿no es Ascalon entonces una vacuna en contra de un virus? ¿O es el virus mismo?
“Detective Comics” #959 no es, empero, un número de disquisiciones metafísicas; es un gran número de acción, dibujado maravillosamente en una serie de splash pages por la habilidosa mano de Martínez —probando, de paso, que los nombres latinos en DC llevan la delantera en calidad gráfica—.


Ese flashback introductorio rápidamente nos lleva a la zona cero: el casino de Penguin semiderruido por la aparición de este vengador en busca de un monje apóstata.
Aunque momentáneamente detenido por las artes de Zatanna —nunca mejor dibujada y sólo abriendo nuestro apetito para su eventual aparición en alguna próxima película de la Liga de la Justicia Oscura—, Ascalon es un ángel exterminador que no puede ser contenido por mucho tiempo, ni menos por la mano de una persona o dos.
Hora, por lo tanto, de hacer ingresar la caballería: el equipo a full de “Detective Comics”. Ocasión no sólo para un derroche de viñetas del más fino corte súper heroico, sino para el encuentro entre Azrael y este némesis de tintes bíblicos.
Recordemos que en esta continuidad Azrael y su traje son más bien el fruto de la tecnología y un programa computacional, que de un secreto sagrado de una Orden mística.
Ascalon, entonces, no es más que un arma de tecnología más avanzada. Un “Azrael” que prescinde de un cuerpo humano para centrarse en un ente virtual sin la moral humana que pueda cuestionar su apostolado.


Y quizá es aquí donde, por fin, comenzamos a entender a este nuevo Jean-Paul Valley: en su conciencia, en su humanidad.
Así como el original logró superar ese adoctrinamiento religioso que lo convertía en un asesino gracias a la conciencia inherente a todos los seres pensantes, este Azrael ha logrado superar la programación binaria gracias a su corazón, usando con temple humano la inteligencia que nos atribuimos.
Sin embargo, estos son temas inherentes a los acontecimientos que presenciamos.
En las imágenes sólo podemos advertir la superioridad de Ascalon que sólo ceja porque no comprende del todo qué ha ocurrido ahí: para su cerebro electrónico, Azrael es su símil y, no obstante, sus acciones contradicen el adoctrinamiento… o la programación.
Se retira, perturbado por hondas cavilaciones que no tienen respuesta entre sus chips de memoria: en un mundo binario de 1 y 0, no tiene cabida una zona intermedia.
¿Qué pasará ahora?
Ascalon ha desaparecido. Azrael yace dañado y, aterrado por lo visto, se ha retirado a meditar.
Mientras Tynion nos lleva a otros escenarios donde encontramos a la Dra. October —que ya conocimos en “Detective Comics” #948, en el arco Batwoman Begins— atendiendo al también maltrecho Nomoz, y a Batwing y Batwoman buscando las pistas que revelen qué hay detrás de la tecnología de Ascalon —¡con un sorpresivo cameo de Rookie!—. El desenlace del capítulo vuelve a Wayne y Zatanna en una azotea, en el presente, aún intentando encontrar las respuestas que no se pueden responder.


Respuestas que tienen que ver directamente con lo que ocurrió con Red Robin en una de las guerras peleadas por el equipo de “Detective Comics”, una de las guerras en espera de “la guerra que se avecina”.
Ya comentamos en su momento sobre el desenlace modificado del número #956 por DC tras la postergación de la última parte de The Button, final que hablaba sobre la revelación del destino de Drake.
Ahora podemos ver tal información puesta al día, lo que, como suele ser la costumbre de Tynion IV, es un indicio de lo que vendrá a futuro en el título: la búsqueda de Red Robin.
Cierra el número con Jean-Paul Valley, como advertimos unas líneas atrás, concentrado, buscando sus propias respuestas hasta que es vuelto a sorprender por la peor de las imágenes: el monstruo que todos llevamos dentro.
Gran manera de terminar una nueva parte de este arco que está por constituirse en el mejor de “Detective Comics” y posiblemente ganándole la partida a “The War of Jokes and Riddles” y “Blockbuster”, los arcos actuales en los otros dos títulos principales del Bativerso.
¿Qué les parece a ustedes todo lo que está ocurriendo en “Detective Comics”?

Esperamos sus comentarios.

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