One day at a time
Título: “Batmen Eternal”
Escritor: James Tynion IV
Artista: Javier Fernández, Eddy Barrows, Éber
Ferreira, Philippe Briones, Scot Eaton y Wayne Faucher
Colores: John Kalisz y Adriano Lucas
Rotulado: Sal Cipriano
Portada: Eddy Barrows, Éber Ferreira y Adriano
Lucas; Álvaro Martínez, Raúl Fernández y Rómulo Fajardo Jr.
Portada alterna: Rafael Albuquerque
El último arco de
Tynion IV en “Detective Comics”
inicia, y ya comenzamos a echar de menos al mejor autor de Batman con que
cuenta DC justo ahora —lejos de la
parafernalia y los voladeros de luces que acompañan los proyectos de Scott Snyder, o de la prosa estirada y vacua de Tom King—.
No obstante, no
podemos evitar sentirnos contentísimos por la llegada de Fernández —directo desde el éxito de “Nightwing”— a las páginas del título semilla del Murciélago en medio del selecto grupo
de artistas que han dado línea y color a este arco.
Sentimientos
encontrados ante la partida y la llegada de dos grandes nombres dentro de la
compañía y que, junto a otros de su talla, han dado oxígeno a una franquicia
que creímos perdida en la desilusión y el marasmo creativo de los ya malditos The New 52.
Pero no nos
distraigamos tan pronto en los acontecimientos tras bambalinas y concentrémonos
en el espectáculo en sí… Porque “Batmen Eternal” es un verdadero show para
todos nosotros, los amantes del Bativerso.
Tras la caída del
proyecto de Red Robin y sus Knights del Belfry; tras la diáspora de tres de sus
miembros; tras la muerte de Basil Karlo… La historia ha completado su
circuito en torno a la ciudad y es hora de esgrimir el ariete y romper los
portalones en busca del símbolo apotropaico que redima a sus habitantes… y a
sus autoproclamados protectores.
Como la historia
hasta ahora se ha encargado de recordarnos, no hay una única respuesta para
alguna situación particular; y en la reunión de la Batcave descubrimos
que todo argumento es válido y una verdad singular es del todo inalcanzable.
Conocemos las
decisiones que cada uno ha tomado y el efecto que estas han tenido en ellos
mismos y en los otros.
Sin embargo,
estamos en Gotham. Estamos en el Bativerso: Aquí todo es grande, aquí
todo es hiperbólico.
El sueño de un
joven genio llamado Tim Drake de construir un sistema capaz de
ganar la eterna guerra contra el crimen no logra pasar la prueba; quizá sólo
un Hari Seldon podría prever cómo actuaría la más inestable de las
variables en cualquier ecuación que incluya a la población humana: los hombres mismos.
Pero la
sicohistoria no será desarrollada, sino hasta varias decenas de miles de años
después, durante los eventos de la Fundación,
y en otro universo literario.
Si algo nos ha
enseñado “Detective Comics” este
último tiempo es que los hombres somos limitados… y fallamos.
Hasta Batman
se equivoca. Y su pupilo
más adelantado no es la excepción. Drake
no sólo se equivoca al pensar que todo puede ser planeado sino que la
frustración provocada por ello —más el hecho imponente de ver lo que el futuro puede llegar a depararle— no le
permite ver con claridad el peligro potencial de que ese plan “perfecto” caiga
en las manos equivocadas.
Hablamos, por
supuesto, de Ulysses Armstrong, aquel genio tras bambalinas
en los orígenes de The Colony, que ha llevado el concepto un
paso más allá y lo ha fusionado con el proyecto de Batman para ver realizada su propio sueño utopópico: EYE.
EYE, como hemos visto en todas sus iteraciones, es el peor de los planes que
alguna vez desarrolló el Murciélago.
Y al juntarlo con
el proyecto Knights de Drake, la llamada al desastre es
inevitable.
Y el arco “Batmen Eternal” es eso, la crónica de un desastre.
Caemos hondo con
nuestros héroes, nos reprochamos mutuamente, nos traicionamos. Pero aprendemos
de los errores y, cosa poco común entre nosotros los hombres, alcanzamos a
darnos cuenta y reaccionar.
Eso es
básicamente “Batmen Eternal”: la desintegración de un grupo
de héroes con la maravillosa —pero aun así, ilusa— idea de cambiar el mundo. Y
su re-unión para corregir sus propios errores.
La historia
recorre muchas vertientes, cada una enfocada en alguno de los personajes.
Aunque, como es natural, los derroteros se crucen vez tras vez hasta alcanzar
el cénit de esta obra.
•Tenemos a Cassandra Cain/Orphan, bajo el trauma
de perder a su primer amigo verdadero Basil
Karlo/Clayface; acumulando rabia en su interior, sufriendo y sintiéndose
indigna de ser parte de la Bati-Familia.
•Tenemos a Stephanie Brown/Spoiler, una de las
primeras en advertir los peligros de una acción como Knights de Drake y que
sufre al ver al hombre que ama obsesionarse con su proyecto y con un futuro
oscuro.
Su camino, como
advertíamos unos párrafos arriba, se cruzará con el de Orphan y ambas serán testigos de las distintas iteraciones de sus
personajes en la continuidad pre-“Flashpoint” —un modo emotivo y emocionante de recordarnos el pasado editorial de
ambas mujeres—.
El uso del
símbolo del Murciélago será un
aspecto recurrente para las dos, pero también para la resolución del arco
completo: no tanto el ser dignos o no de ser parte de la cruzada de Batman sino el saberse parte de una
familia.
•Tenemos a Kate Kane/Batwoman, cuyo posible futuro
es el desencadenante de gran parte de este arco pero que, junto a Batman y Red Robin, conforman los
vértices principales de “Batmen Eternal”.
Ella también se
verá enfrentada a decisiones importantes, sobre todo relacionadas con su primo Bruce Wayne. Sí, así, con su nombre civil, más allá de las máscaras. Los
dos primos cruzados por una tragedia similar. La pérdida y la falta de
resilencia.
•Tenemos, cómo
no, al mismo Tim Drake/Red Robin.
Creído muerto, enfrentado a su doppelgänger
del futuro, seducido por Armstrong,
alejado de Brown, sintiéndose
rechazado por Batman.
Su camino es el
más difícil: es su proyecto Knights
el origen de todo el lío y su desmantelamiento la única solución viable —si
pueden derrotar a Armstrong, por
supuesto—.
Será, tras su
transformación en OMAC —¡qué
agradecidos estamos de Tynion en
este punto por devolvernos EYE y OMAC a su verdadero status tras el fiasco de “Futures End” hace unos años—, su encuentro con Spoiler y Batwoman lo
que le ayudará a recuperar su centro y lograr la victoria.
Repetimos, son
caminos individuales, pero que deben cruzarse para resolver aspectos cruciales
en lo macro que, ya en el epílogo, les ayudarán en lo micro.
•Y tenemos a Bruce Wayne/Batman. Tan “culpable” como
Red Robin si se quiere. Pero, en realidad, tan humano y falible como
cualquiera de nosotros.
Ya destacamos en
una reseña anterior cómo Tynion ha
logrado por fin plasmar al Batman
que tanto mentan los que quieren
pasar por entendidos o verdaderos fans: el mito de que el Murciélago es el mejor héroe porque es sólo un hombre, siempre ha
sido poco más que eso, un mito. El Batman
de los cómics es un metahumano con
todas las de la ley.
Pero Tynion nos entrega por fin a un
verdadero hombre bajo la máscara, presa de sus traumas y sus propios errores.
¡Gracias de
nuevo, Tynion!
Distintos actores
—actuando como secundarios Luke Fox/Batwing,
Jean Paul Valley/Azrael (que próximamente partirá hacia el espacio en “Justice League Odyssey”), la Dra. October, el Coronel Kane, entre otros— que recorren las más de cien páginas de
este arco para brindarnos un final brillante.
Pero lo mejor de “Batmen Eternal” no es su final en sí.
Es verdad, la
historia tuvo un desenlace natural, no forzado. Todas las piezas encajaron como
debían —lejos del aire apresurado y atropellado que, por ejemplo, el evento “Dark Nights: Metal” tuvo en su último número—, no
obstante, su mayor mérito reside en el epílogo
que nos ha emocionado como pocas historias de Batman lo hacen.
Vemos a los
personajes reencontrados consigo mismo y con los demás. Vemos las distintas
rutas que cada uno tomará.
Drake y Brown por fin parecen ser la
pareja que esperábamos ver tras tantos años de ausencia.
Cain por fin ha encontrado un lugar y quiere ser parte de todos —no podemos
dejar de mencionar, por supuesto, la reaparición de Karlo. La escena simplemente me dejó un nudo en la garganta—.
Y Wayne y Kane por fin logran relacionarse como lo que son: dos primos con
vidas duras que atisban un día soleado para compartir juntos.
Un día a la vez hemos titulado esta reseña.
Más de un
personaje transmite esta idea, uno de ellos, de hecho, la pronuncia.
La labor del Vigilante no terminará nunca. Es inútil
intentar prever todas las variables porque entre los humanos, no existen las
reacciones fijas.
Mañana vendrá un
nuevo enemigo. Habrá pelea. Quizá resulte inevitable que alguien inocente salga
herido. Pero el trabajo se hará.
James Tynion IV ha hecho el suyo. Y sólo nos queda agradecerle
una vez más por este verdadero festín para todo Bati-Seguidor.
¿Qué viene ahora
en “Detective Comics”?
Para qué
preocuparnos por el mañana.
Disfrutemos hoy
del run completo de Tynion en el título. Releamos “Batmen Eternal”.
Un día a la vez, es todo lo que necesitamos.
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