La cartita bajo la manga… ¡de nuevo!
Título: “Detective Comics” #994 a 999: “Mythology”
Historia: Peter J. Tomasi
Lápices: Doug Mahnke
Tintas: Jaime Mendoza, Mark Irwin y Christian
Alamy
Colores: David Baron
Rotulado: Rob Leigh
Portada: Mahnke, Mendoza y Baron
Portada alterna: Mark Brooks, Gary Frank, Brad
Anderson y Brian Stelfreeze
“Everybody knows that the dice are loaded
Everybody rolls with
their fingers crossed
Everybody knows the
war is over
Everybody knows the
good guys lost
Everybody knows the
fight was fixed
The poor stay poor,
the rich get rich
That's how it goes
Everybody knows”.
[Leonard Cohen]
Tras la gran decepción
que resultó el arco de James Robinson, que prometía devolvernos al Batman detective que muchos añoramos, pero que en cambio sólo nos entregó una historia
paupérrima, repetitiva y anodina; todos esperábamos la incursión del gran Tomasi en el título madre de nuestro
querido Murciélago.
Se conjugaban
varios elementos que nos llevaban a mirar con optimismo este denominado Countdown al #1000: aparte del hecho
mismo de acercarnos al milenario número —que, dicho sea de paso, no significa
el número 1000 de Batman, sino el de
la revista que lo vio nacer en su número #27—,
Tomasi prometía una aproximación al mito que representa nuestro
héroe desde una perspectiva tanto histórica como visionaria. “Revisitaremos lo clásico para dar nueva luz
sobre Batman”, parafraseando lo
que el autor mismo dijo antes de comenzar el arco “Mythology”. Gran desafío pensando en tooodo lo que se ha escrito y dibujado —y reinterpretado— del paladín de Gotham.
Así que abordamos
su primera parte con la confianza que da un escritor probado en el Bativerso.
¿Lo logró? Debemos admitir que el primer número no defraudó. Por el contrario, resultó intrigante e, incluso, inquietante.
¿Qué era tan relevante en el número #994?
¿Lo logró? Debemos admitir que el primer número no defraudó. Por el contrario, resultó intrigante e, incluso, inquietante.
¿Qué era tan relevante en el número #994?
Dicho a grandes rasgos, de entrada vemos al
mismísimo Caballero Oscuro titubear ante la reproducción
exacta del asesinato de sus padres:
“Whoever killed these innocent people made
sure they had the same foundational bon estructure and ethnicity as my… Martha
and Thomas Wayne…”
¿Cuántas veces
hemos visto tan conmocionado a Batman
hasta el punto de ser víctima de un muy emocional lapsus linguae?
Aquel “as my…” me vendió la idea y devoré el
resto del número.
¡Este sí que era un misterio! Por fin
estábamos ante una buena idea, una trama de enigmas que, sí o sí, debía
potenciar las dotes de detective del Murciélago y, como se publicitaba, entregarnos nuevo entendimiento sobre las fuerzas que operan bajo la icónica capucha de murciélago.
El ataque de una
bestia ignota, un monstruo cuyo objetivo era la doctora Leslie Tompkins, nos
confirmó la sospecha inicial: este era un ataque de alguien que conocía a la
perfección a Batman ¡y a Bruce
Wayne!
Terminamos el #994 barajando nombres en la mente: ¿Sería
el Doctor Hurt? ¿Sería el hermano de Bruce,
resucitado por enémisa vez por los Búhos?
¿Sería Hush?
Los siguientes números
dieron mayor solidez al argumento: alguien atacaba a aquellos que, de una u
otra forma, habían ayudado a construir el mito de Batman, y, de paso, Tomasi tenía la oportunidad de ejercer con habilidad sus dotes de escritor para deconstruir la figura del Murciélago brindándonos la oportunidad de dar relevancia a aspectos y relaciones que, como lectores, damos por sentado y que de común se nos pasan de largo: ¡algo impagable al acercarnos no sólo al #1000 de "Detective Comics" sino a los 80 años de existencia del Vigilante.
Tomasi despliega a través de los distintos capítulos de Mythology a esas personas que rodearon la creación de Batman. Mentores,
cuidadores, maestros se presentan ante nosotros:
Primero, la réplica
del asesinato de Thomas y Martha, acto fundacional en la carrera
del Murciélago.
Luego Tompkins, la mano cálida y femenina que
ayudó a enfocarse a un devastado niño Bruce.
¡Alfred! ¿Quién puede igualar la importancia de la figura de Pennyworth en la familia Wayne y, en especial, en el pequeño Bruce?
Kirigi, el maestro Ninja.
Henri Ducard, el maestro Detective.
Thadeus Brown, el original Mr. Miracle, maestro Escapista.
Jason Blood, Etrigan, maestro Ocultista.
Silas Stone, maestro Científico.
Todos, de algún
modo, piezas de ese gran puzzle que es el Murciélago hoy en día.
Todos, por supuesto, amenazados
mortalmente por este monstruo mutante que parece ser la sombra de Batman y que evoluciona tomando la
forma de todos los más destacados enemigos que Gotham —y decir Gotham
es decir Batman— haya tenido que
afrontar. Un modo acertado y gráfico de recordarnos a aquellos que —como el documental Necessary Evil nos dejó en claro hace unos años— son el yunque en la cuál se forja la identidad del superhéroe.
Mientras la trama avanzaba y con cada nuevo giro nuevas preguntas saltaban, en la mente de todos quienes somos lectores regulares de los títulos del Bativerso empezó a formarse la idea del sospechoso ideal: la aparición de esta bestia multiforme no era fortuita y nos recordaba
en gran medida a las criaturas surgidas de la torcida mente del Dr. Hugo Strange en el arco “Night of the Monster Men”. ¿Sería él, entonces, la mente tras este orquestado y fatal ataque?
Como debe ser en toda buena historia de detectives, Strange también
resultó ser una pista falsa. ¡Un excelente movimiento de pista y despiste!
¿Quién, entonces,
podía ser el ideólogo siniestro detrás de este formidable plan que ya comenzaba a desgastar sicológicamente con nuestro paladín?
A estas alturas, seamos sinceros, más de alguno se preguntaba, inquieto, si el último número no nos golpearía en la cara con un final
tipo Deus ex Machina —tan caro a Scott Snyder durante su run— pero Tomasi estaba a cargo, debíamos mantener la esperanza en una resolución a la altura de lo que Mythology nos había entregado hasta ahora.
Y… no obstante… a
pesar de todo… fue así.
Completamente
ilusionados por una historia que era todo intrigas y pistas que se escabullían
ante la mirada impotente de Batman;
el #999 cerró con el peor final de
todos:
Nuevamente una
carta o naipe sacado de debajo de la manga para decirnos “Ey, todo lo estaba soñando Batman”.
¿Cuántas veces ya nos han jugado ese truquito?
La primera vez
que vimos algo parecido fue en “Robin Dies at Dawn!”, del año '63 y fue una
sorpresa en su momento: Batman y Robin son llevados a un mundo extraño
donde el Joven Maravilla muere ante
su mentor, pero todo resulta ser las alucinaciones de Batman dentro de una cámara de aislamiento.
Morrison retomaría esa idea en su run y,
de hecho, los eventos del año '63 pasarían
a ser canon. Sin embargo, en virtud de todo lo que hizo Morrison re-versionando eventos de la época dorada y plateada de
los comics, se entendía el recurso —que, de hecho, tendría importantísimas
repercusiones en “Batman R.I.P.”—.
Luego vimos algo
similar al inicio de “Batman: Endgame” —casi en la despedida de Snyder del título—; pero ya no tenía
gracia el chiste.
No obstante, antes de sacar una conclusión adelantada, debemos decir que el #999 se destaca dentro del arco como un gran número por recordarnos la verdadera motivación tras la existencia del Caballero Oscuro y a la vez por actualizarla en cierta forma, demostrándonos quizás de la manera más visceral hasta la fecha los extremos que Bruce Wayne está dispuesto a alcanzar con tal de que nadie más pase por lo que él tuvo que pasar; cuestión fundamental para la concepción del personaje que uno muchas veces da por sentada por costumbre o que se pierde en la vorágine que engloba hoy en día al Bativerso, pero que aún así vale la pena recordar porque es, en definitiva, el motivo principal por el que todos —al menos a mi parecer— leemos las aventuras del héroe.
A final de cuentas, lo prometido era revisitar la historia del Murciélago y, en ese camino, iluminar nuevas facetas de un héroe cuyo entorno distintivo es la obscuridad. Y eso, Tomasi lo cumple con creces.
No obstante, antes de sacar una conclusión adelantada, debemos decir que el #999 se destaca dentro del arco como un gran número por recordarnos la verdadera motivación tras la existencia del Caballero Oscuro y a la vez por actualizarla en cierta forma, demostrándonos quizás de la manera más visceral hasta la fecha los extremos que Bruce Wayne está dispuesto a alcanzar con tal de que nadie más pase por lo que él tuvo que pasar; cuestión fundamental para la concepción del personaje que uno muchas veces da por sentada por costumbre o que se pierde en la vorágine que engloba hoy en día al Bativerso, pero que aún así vale la pena recordar porque es, en definitiva, el motivo principal por el que todos —al menos a mi parecer— leemos las aventuras del héroe.
A final de cuentas, lo prometido era revisitar la historia del Murciélago y, en ese camino, iluminar nuevas facetas de un héroe cuyo entorno distintivo es la obscuridad. Y eso, Tomasi lo cumple con creces.
Lo que reprochamos de este final es que el Deus ex Machina se está volviendo un recurso sobreexplotado por el género y, dada la importancia de la fecha, ¡el Countdown
al #1000!, es algo que uno no se esperaba, sobre todo en un arco que fue emocionante, absorvente e inquietante como Mythology.
Además, para una historia
de detectives, este es el peor final que uno pueda imaginar: llevarlo a uno por
el laberinto de misterios que el arco entrañaba para acabar descubriendo que nada había pasado realmente… Uff… Eso no
se veía desde que trajeron a Bobby Ewin de vuelta a “Dallas” diciendo que toda una temporada sólo había sido una
pesadilla de Pam…
Decepcionó Tomasi para mi gusto en ese aspecto. Hizo lo único que
no podía hacer en un momento histórico en los comics: jugar con una historia
excelente, pero de final tramposo. Mas, como mencionamos antes, descolló y cumplió lo prometido: tras el cierre de Mythology, hemos renovado nuestra pasión por Batman y esperamos otros 80 años más llenos de aventuras e historias como las que hemos tenido desde siempre.
¿Otro aspecto a destacar? El
arte impecable de Mahnke.
Perfectamente acorde con la historia entre Noir
y Sci-Fi adornaba hermosamente con su
multiplicidad de líneas tejiendo un tramado acorde con la misma historia que se
nos contaba, emulando en la viñeta esa suerte de telaraña y maraña en que toda
buena historia de detectives suele aprisionarnos.
Desgraciadamente, a nuestro criterio, un mal final arruina una historia buena, aunque esta haya cumplido sus objetivos primero. ¿Qué nos queda al dejar ya el "Detective Comics" #999 atrás? Que nada llega a compensar una espera de tres meses para la conclusión que tuvimos. Ni grandes momentos como ver la HellBat nuevamente en acción, logran salvar a Tomasi de una historia que, repetiremos por siempre, no comenzó mal —¡todo lo contrario!—, ni menos tuvo un mal andar —tuvimos grandes momentos a distintos niveles—, pero cuyo desenlace es tan anticlimático que transforma el arco
completo de “Mythology” en una suerte
de dados cargados o batalla amañada antes de pelearse, como magistralmente
escribió el mentor espiritual de nuestro Blog: Leonard Cohen.
Sin embargo, también hemos de reconocer, como el
Maestro Cohen repite en su canción: quizá es nuestra culpa también por ilusionarnos tanto con un producto que ya tantas veces no nos ha satisfecho
y eso… eso todo el mundo lo sabe.
Everybody knows…
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