Reseña: “Detective Comics” #1017

El niño mudo

Título: Orphans
Escritor: Tom Taylor
Artista: Fernando Blanco
Colorista: John Kalisz
Rotulador: Travis Lanham
Portada: Tony S. Daniel y Brad Anderson
Portada alterna: Joshua Middleton

El niño busca su voz.
(La tenía el rey de los grillos.)
En una gota de agua
buscaba su voz el niño.
No la quiero para hablar;
me haré con ella un anillo
que llevará mi silencio
en su dedo pequeñito.
(El niño mudo; Federico García Lorca)

Yo, niños que me leen, comencé a leer comics en la primera mitad de los '70.
Sí, soy el más viejo del staff del Blog. De hecho, podría ser el padre de la mayoría de ellos… o el tío que los abusaba, whatever
Yo crecí (y mi amor por Batman junto conmigo) con historietas autoconclusivas editadas por Novaro o EN. Episodios unitarios que llenaban mi avidez de saber más del Encapotado (aparte de eso, tenía el Batman del Dios West y las series animadas de Hanna-Barbera).
Y eso, en cierto modo, me marcó: Hasta hoy me acomoda enormemente el formato de historias de un solo número.


No puedo negar que hay arcos que me atrapan y los leo con disfrute a medida que van saliendo (como ocurrió con el anterior arco Cold Dark World” de “Detective Comics”), pero si me preguntan por mi formato preferido, el one-shot es el tren que yo abordo sin miramientos.
Y hoy toca reseñar uno de esos buenos y raros one-shot.
Orphans, a diferencia de lo que el título pudiera sugerir, no trata sobre algunos de los adláteres que Batman ha acumulado en sus ocho décadas de publicación, sino que apunta al niño sin máscara, el que es héroe pero aún no lo sabe. El que necesita amparo y cobijo.
Como Dick Grayson, el Robin por antonomasia. Como Jason Todd, que no sabía cuán desamparado era en realidad. Como Tim Drake, que siempre soñó sin saberlo quizá con ser el hijo de Wayne. Como Damian Wayne, quizá el más necesitado de ellos cuatro, aunque nunca lo admita.
Este número de “Detective Comics” comienza con una analipsis: Bruce Wayne niño haciéndose de rogar para asistir a la inauguración de un orfanato que llevará el nombre de su madre.
Así de sencillo, así de complejo.


De inmediato volvemos al presente y nos enteramos del escape de un joven de aquel orfanato, un muchacho llamado Miguel Flores. Una víctima, qué duda cabe, y que parece huir de algo.
Si hay un punto a destacar de este número es que su principal protagonista no es Batman sino Bruce Wayne. Claro, es el Encapotado quién se interesa por investigar la suerte del niño (a instancias de Lucius Fox, valga la aclaración), pero es Wayne quien ahonda en el asunto y usa al Murciélago como un instrumento o medio para llegar a su objetivo.
Se agradece la mano de Taylor en una historia que pareciera mínima y que sin embargo contiene un mensaje muy profundo que cala hondo no solo en Bruce Wayne como protagonista sino también en nosotros como lectores.
La inclusión de Damian no se siente forzada sino que prácticamente necesaria. Taylor, que nos deslumbró tanto tiempo con “Injustice” y recientemente con “DCeased”, se mueve con agilidad en esa cuerda tensa que es la relación padre-hijo de los Wayne.


La suerte de Miguel Flores es desdichada. Escapando para poder salvar a sus compañeros que están desapareciendo del orfanato, sólo encontrará la muerte a pesar de los esfuerzos de Bruce y Damian por encontrarlo y rescatarlo. Pero no será en vano: Wayne llegará al fondo del asunto y descubrirá una verdadera industria de tráfico de niños bajo los auspicios del tal Sr. Morrison, administrador del orfanato Martha Wayne.
Se goza de sobremanera el buen puñetazo que Bruce le propina al maldito. Ya quisiéramos ser nosotros quienes se lo propinásemos.
El capítulo termina con la reinauguración del orfanato, esta vez bajo el nombre de Miguel, el gran héroe de la jornada. Y acaba.
Así, corto y simple, pero apelando a sentimientos muy profundos y rescatando áreas de Bruce Wayne que entre tanta testosterona, capas y peligros cósmicos, se pierde.
Muchas veces escuchamos la cantinela de que Batman es el mejor porque es sólo un humano entre dioses. Sabemos que esa es una falacia del porte del Everest: cualquier número semanal que involucra al Murciélago da cuenta de que es cualquier clase de metahumano, pero nunca un humano común y corriente.


Por ello esta historia tiene tanto significado: Taylor nos muestra el verdadero lado humano de un héroe. El corazón que late bajo el pecho de Bruce Wayne y eso, niños, es de agradecer.
Del arte de Blanco, nada que decir. Acompaña al texto casi imperceptiblemente. Sabe ser dócil y sabe ser agresivo.
Otro número redondo para “Detective Comics”.
Tras toda la acción y el frío del arco anterior de TomasiOrphans es un justo y cálido descanso que se extraña muchas veces en el cómic mainstream.
Gracias, Taylor, por este numerazo.

Comentarios

Joel Gastelu ha dicho que…
Me asalta una duda ¿Eres de México? Lo pregunto porque comentaste que leías cómics de Editorial Novaro y esos "cuentos" (así les decíamos acá) se hacían en México. Aunque también sé que son los que por aquel entonces se leían en España (esto lo supe por Javier Olivares, youtuber que tiene el canal "La botella de Kandor" que recomiendo ampliamente) De cualquier modo te felicito por la manera en la que haces tus reseñas. Saludos desde Guadalajara, México.
mena ha dicho que…
Hola, Joel. Gracias por tus palabras. Soy chileno y acá llegaban esas publicaciones en los '70. Y por supuesto que sigo a Javier de La botella de Kandor desde hace tiempo. ¿Cómo perderse esos unboxing mierderos? Ja, ja, ja.
Joel Gastelu ha dicho que…
Muy cierto! No tienen comparación! Saludos a ti y a tu país y reitero mi admiración y respeto por tus estupendas reseñas (de todos en el blog)