Reseña: "Batman: Urbans Legends" #1



Leyendas urbanas

Título: “Batman: Urban Legends”

Portada: Hicham Habchi

Bien, bien… Vamos por parte.

Ya está aquí el mentado “Infinite Frontier”, esta suerte de sopa de sobras: mezcla de las ideas del exiliado Didio y el tour de forcé provocado por la mano ganadora de SnyderScott, que no Zack… En algún momento tenemos que dejar de hablar del director, ¿no creen? Estamos aquí por los comics, no por las películas—, pero con el sutil toque de másdelomismo al que nos tienen acostumbrados las dos editoriales más importantes del mundo de los superhéroes.

Y tenemos “Urban Legends”… Una serie que apuesta por un cuarteto de historias con continuación que permite explorar, aparentemente fuera de la exasperante continuidad —lo justo para provocar esas discusiones anodinas sobre lo que es canon y lo que no es—, la vida de algunos de nuestros héroes habituales.

Tomen asiento, esto será rápido y prometo no excederme —el editor me mira entre asustado y amenazante desde su rincón recordando cuando hablé de pañuelos verdes, Pablitos Ruiz y otras rarezas inclusivas—.

Vámonos con la que, a mi juicio, es la mejor de las cuatro historias contadas —y posiblemente del editor, que por algo la colocó abriendo el show—.

Cheer

 

Escritor: Chip Zdarsky

Artistas: Eddy Barrows y Eber Ferreira

Artistas de las analepsis: Marcus To

Colores: Adriano Lucas

Rotulados: Becca Carey

 

Debo confesarlo desde ya: si llegué a leer “Urban Legends” no fue porque me interese ver cómo DC sigue expandiendo su capital editorial, que en ese plano importa solo lo comercial y no lo artístico; fue simplemente porque Zdarsky estaba ahí.

Sí. Twittero odiado, a mí bien poco y nada que me importa lo que postee ahí. A mí me interesa como contador de historias y para mí, fan incondicional de Daredevil —salten, niños rata. ¡Un marvelita infiltrado!—, su run de estos dos últimos años con el Vigilante ciego ha sido de lo mejor que se ha hecho dentro del cómic mainstream —los premios obtenidos lo avalan—. Mientras a nuestro Batman lo llevaban de allá para acá de la mano de los artificios de King, Zdarsky construía lentamente una potente historia que aún apasiona y que, hay que decirlo también, cuenta con la ventaja de trabajar con un personaje de segunda línea y mucha libertad de desarrollo —algo que al Murciélago le pena, limitando y condicionando lo que se puede hacer con él en muchos aspectos—.

¿Y qué tal le fue con esta historia sobre Red Hood, Batman y sus ya trillados encuentros y desencuentros?

Ya lo dije: la mejor historia del cuarteto.

Un cómic que bien pudiera ser un traspiés nada novedoso, en las manos de Zdarsky resulta intrigante y, de alguna manera, un vistazo fresco a la nada fácil vida de Jason Todd.

Usando el recurso de la analogía, el guion repasa la relación amor odio del Encapotado y el Palancazo, centrando la atención en el encuentro fortuito del Vigilante escarlata y un niño víctima de unos padres entregados a una droga que, según las investigaciones, parece creación del Scarecrow —presumiblemente muerto—. Sí, un niñito que es reflejo de Red HoodBlue Hood, se bautiza a sí mismo el pequeño en algún punto y que seguramente servirá a Zdarsky no solo para profundizar en los graves errores que Batman ha cometido en su relación con sus adláteres —“quien se acuesta con niños, amanecerá meado”, reza el dicho (no pun intented… bueno, sí)—, sino para ayudar a entender a Todd que esos errores son inevitables y que, queriendo hacer el bien, muchas veces se termina haciendo más daño.

De hecho, el cliffhanger —que no revelaré aquí por si alguno recién se anima a leer “Daredevil”… ¡perdón!, “Urban Legends”— es un golpe al ego autocompasivo de Todd y que, irremediablemente, le llevará a enfrentarse cara a cara con su mentor, cuyas culpas también son un sabroso aliño.

¡Ah! Y tenemos a Alfred.

El arte principal de la historia tiene esos negros que requiere un argumento que pretende hurgar en rincones oscuros. Contrastes que, a pesar del excelente color de Lucas, me hubiese gustado verlo en blanco y negro —¡traumas míos y qué!—. Y el arte de las analepsis… Ah, lo mejor a nivel visual. To se luce. La viñeta tiene un sabor clásico, casi de la Golden Age.

¡Simplemente un cómic redondo, con la suficiente intriga, con un approach inteligente a un tema manido dentro del Bativerso, y que nos deja ansiosos por su segunda entrega!


Sr. Zdarsky, bienvenido a DC. Sabía que no me defraudarías —más encima, el tipo te responde cuando lo acosas… o sea, le escribes por RR.SS.—.

Si mañana le dan carta libre para un ´titulo como “Batman” o “Detective Comics”, podríamos llegar a tener esas historias que necesitamos con urgencia para revitalizar a nuestro héroe gothamita preferido.

Sin embargo, no olvidemos que “Cheer” es el primer título de 4.

Luego viene...

New Roots

 

Escritora: Stephanie Phillips

Artista: Laura Braga

Colores: Ivan Plascencia

Rotulados: Deron Bennett

 Vuelve Harley Quinn a protagonizar una historia —hay que ver que las editoriales abusan y reabusan de los personajes que más venden—. Y como corresponde a estos tiempos de modernidades en la alcoba, nos encontramos con la ex del Joker sufriendo por la ausencia de Poison Ivy —gran personaje que, como muchos otros, ha acabado de comparsa perdiendo relevancia—.

De las 4 partes de “Urban Legends”, está es la más débil y, de hecho, no tiene continuación. Es solo Quinn llorando por Ivy. Analepsis y presente se intercalan en una historia que casi ni es historia. Mejor lleva el tema la serie animada de Harley que con su humor desenfadado ha sabido forjar una relación más natural entre las dos villanas que las que te quieren meter los comics con fórceps.

Oh, me avisan por interno que ya no son villanas… son antiheroínas… Parece que es inapropiado tratar a las mujeres de malvadas… ¡Qué más nos tiene deparado este siglo XXI dominado por el matriarcado!

Sigamos mejor, que luego tengo que ir a acostar a los niños, sino la jefa se enoja… ¡glup!

The Caretaker

 

Escritor: Brandon Thomas

Artista: Max Dunbar

Colores: Luis Guerrero

Rotulados: Steve Wands

 

Black Lighting, Katana, Metamorpho

¡Llegan los Outsiders!

Sin Batman —por el momento—, pero llegan… O, más bien, escapan.

Esta es mi segunda mejor historia: corta, directa, vertiginosa… y entretenida.

Es verdad que la revitalización del título prometía bastante —no olviden que “Outsiders” ha conocido ediciones memorables y trascendentales en la historia de DC—, pero al final se quedó en solo otro título vinculado al Murciélago que se lee para ver qué tal y eso…


Pero aquí, dentro de “Urban Legends”, ¡se agradece!

Tras la oscura historia de Red Hood, y la innecesaria de Quinn, esta es un gustito agradable.

Mencioné que es muy corta: básicamente vemos a Katana, Black Lightning y Metamorpho escapando en algunas escenas, y en otras, a Black Lightning y Metamorpho encerrados en un calabozo —¿o no?—.

No se puede adelantar mucho porque su cliffhanger es grandiosamente inventivo y sorpresivo.

Hay que leer qué sigue y cómo desfacen el entuerto —como decía nuestro Quijote—.

Guion ágil y conciso. Dibujo más que apropiado. “The Caretaker” es como el whisky que nos tomamos a media tarde, después de una siesta generosa, escuchando a Beth Hart con el volumen en 11 —tú me entiendes, Ezi—.


Y nos fuimos con la última…

 

“The Long Con”

 

Escritor: Matthew Rosenberg

Artista: Ryan Benjamin

Colores: Antonio Fabela

Rotulados: Saida Temofonte

 

Cuarta y última historia…

¿Por dónde empiezo?

Grifter. ¡Qué buen personaje que es Grifter! O que era…

¿Recuerdan Wildstorm durante los ’90? Esa creación de Jim Lee que marcó tendencia en esos locos años de tipos supermusculados armados hasta las caries… Bien, a mí me encantaba: ese grupo de superhéroes que hacían lo necesario —y recalco lo necesario— para afrontar los enemigos de cada capítulo.

Zealot, Deathblow, Apollo, Midnighter, Batallion, Mr. Majestic, Spartan, Void, Warblade, Grifter… Agrupados como los WILDCats, y más tarde derivados en “The Authority”, el universo Wildstorm era muy entretenido, exagerado y rompedor —Warren Ellis llevó la historias a un punto en que influenciaron a toda la industria comiquera post 11 de septiembre—.

Hasta que Jim Lee tuvo la genial idea de vender la franquicia a DC a cambio de un buen puesto dentro de la casa editorial.

Aquí es donde se me complica la cosa.

¿Recuerdan ese constructo llamado TheNew52, montado justamente por Lee en asociación con Didio?

Bien, se les ocurrió que Wildstorm debía unirse a DC y todos los personajes formar parte de una bonita vecindad —y aún estamos pagando las consecuencias—.

Grifter, como Apollo y Midnighter, acabaron siendo unos secundarios que poco conservaban de la mística que los caracterizaba cuando fueron creados. Grifter era menos que El Gaucho —y El Gaucho es fan de Pablito Ruiz, así que saquen cuentas— por ponerlo en términos duros. Y su presencia, desde entonces, ha sido deslavada y desaprovechada llegando a ser casi un personaje desconocido para quienes lo conocimos hace casi 30 años.

Pero ahora tenemos esta historia de manos de Rosenberg y, guau, aquí parece haber algo.

De hecho, abre con una escena del pasado que nos recuerda los comienzos de Cole en el Team 6 junto a su hermano Max, con cameo de Deathblow incluido; para luego abocarse al presente, en Gotham, con Grifter haciéndolas de guardaespaldas de Lucius Fox y, cómo no, cruzando caminos y arañazos con Batman.

Y tenemos al Cole Cash del pasado. Personaje turbio, canchero y mala suerte. De hecho, se le ocurre meterse con el Penguin y, al parecer, con la mesmita Nora Fries —en su primera aparición desde que le clavara el puñal por la espalda al hombre que dedicó toda su vida a encontrar la cura para ella y revivirla. Que de mujeres ingratas está pavimentado el infierno. #NiUnoMenos—; y eso lo llevará irremediablemente a involucrarse en una muerte que, vistas las cosas como son, bien parece justicia divina, pero que Batman comenzará a investigar con un sospechoso en mira: ¡el desgraciado Grifter!

Yo aún no puedo sentirme cómodo con Wildstorm dentro de DC, sin embargo no puedo negar que esta historia es una muy buena forma de usar a un personaje de ese universo en conexión con nuestro Detective favorito.

¿Se mantendrá a la altura? Grifter se lo merece hace rato. Esperemos que sea así.

Y esas, si es que llegaron hasta acá, son las 4 historias del primer número de “Urban Legends” y este es mi análisis. Medio trasnochado y con harto de autocensura para que al cutis del público no le dé urticaria, que ni maricón puede decir uno hoy en día sin que salte el paladín de los derechos y los chuecos de las minorías oprimidas y blablablablá.

¿Leyeron ustedes el número? ¿Qué les pareció? Déjennos sus opiniones en los comentarios que aquí en el Blog, todos tienen voz… —ya sabes, Gina Carano, aquí está tu casa…—.

Comentarios

Punisher ha dicho que…
Literalmente lo leí en plan, vamos a ver que pasa pero que buena sorpresa y buen sabor de boca me dejo, Zdarsky aunque si había leído algo de su daredevil no le había presta atención, indagare, y mi orden red hood, grifter, outsiders y harley