Guion: Mattson Tomlin
Dibujos & Tintas: Andrea Sorrentino
Colores: Jordie Bellaire
Letras: Steve Wands
Arte De Tapa: Sorrentino
Dibujos & Tintas: Andrea Sorrentino
Colores: Jordie Bellaire
Letras: Steve Wands
Arte De Tapa: Sorrentino
Otis Flannegan es interrogado por la policía, y está desorientado por como su amigo, Batman, lo atacó como si no lo conociera. Ante uno de los policías, Otis confiesa que él le ayudó a Batman y hasta le sindicó gente mala. Otis le roba el arma a uno de los policías y tras asegurar que estaba haciendo el bien, se vuela la cabeza (!).
Bruce siente el dolor de haber que tenido que atacar a Blair y sabe que ya no hay vuelta atrás. El uso de las alcantarillas tampoco será más de ayuda, por lo que busca una vez más antes de que la policía encuentre todo. Logra Batman dar con un escondite de su impostor y con un arma particular antes de ser atacado por este. La pelea entre ambos es brutal y Batman se sabe inferior en habilidades al falso Batman. Después de moverse entre las alcantarillas en la pelea, Batman es abordado por un la GCPD mientras su imitador ya se había escapado; apenas si logra huir Bats de los policías tras usar una granada aturdidora y robar un auto para al poco tiempo chocar por estar en malas condiciones para conducir por sus heridas. Tratando de huir por los edificios Batman se ve cara a cara con Blair que le dispara, así que Batman toma la dramática decisión de desenmascararse y asegurarle que hay un impostor que está manchando su nombre. Puede dejarlo ir o atraparlo, pero la joven policía opta por lo primero y luego el Murciélago se descarta de sus ropas, incendia y se refugia (desmaya) en un contenedor de basura.
Pasando a visitar a Leslie sabiendo que ya debió entregarlo si así lo deseaba, Bruce le asegura a su Dra. que el impostor tiene que ser un policía. Entrenado y con motivos personales por los maleantes que fueron absueltos después que Batman y Gordon entregaran al juez corrupto que los sentenció, Batman reconoció el arma antes mencionada en la alcantarilla. Tenía la marca de un calamar, que un traficante de armas ponía en sus productos y que fue reventado por Batman y Gordon... la GCPD se quedó con un cargamento que llegaba cuando cayó el traficante. Batman decide ir donde Blair tratando con dificultad de ahorrar sentimentalismos, para pedir su ayuda y contarle la deducción a la que llegó. Blair después lo traiciona y le tiende una trampa junto a su compañero Hatcher, pero en el rendezvous cuando llega Bats, es Blair quien recibe un disparo. Hatcher era el impostor y pone en aprietos a Batman y a Blair, más cuando Bats salva a la joven de una caída tras el disparo y amortigua la misma con su cuerpo. Hatcher se dispone a ejecutar a la policía pero Batman le clava un batarang en el ojo y no puede evitar que el impostor se suelte de su agarre y se deje caer al vacío. Blair arresta a Batman que no pone resistencia, pero ante la pregunta si "la ciudad estará mejor si él", lo deja escapar.
El epílogo muestra a Leslie preguntándose como puede seguir Batman, sabiendo que el impostar dañó su imagen y que hay personas que saben su identidad (ella y Blair, que ve por tv en el hospital como las noticias reflejan que Bruce fue herido un tiroteo de pandillas [guiño guiño]). Se nos dice que hay monstruos que pueden aflorar y vemos a Arnold Wesker con Scarface antes de ser visitados por Batman. Wesker aparece ante Leslie y le dice que un amigo le envió; el librillo finaliza con Bruce dejando flores en las tumbas de sus padres, los de Blair y la de Flannegan.
LO QUE DEJÓ ESTE NÚMERO
El cierre un tanto apurado (como preveíamos) y algunas cosas que quedan en el aire, son tal vez las debilidades de este libro, que en líneas generales está muy bien.
Es un enfoque un tanto nuevo de cosas clásicas o que ya vimos muchas veces, que funciona a mi gusto. Ya hemos visto historias también de otros tomando el manto y generando algo desconfianza y ni hablar de enfrentarse no solo al crimen callejero sino también a las élites. Esto es clásico Batman, y como dije, cosas que vimos demasiadas veces. Otro (bat) cliché es ver a Batman enamorarse de forma inconveniente y también lo hartante que a estas alturas es casi romper la cuarta pared, que es lo de "¿por qué Bruce no ayuda de otra forma y bla bla bla en vez de vestirse de murciélago?" (Bruce revela que hasta que cumpla 30 recibirá 1 millón anual de su herencias nomás).
Obviamente la tan presente cuestión de la salud mental de Bruce es un elemento (tampoco insólito) que trata de hacer la diferencia. Al final creo que lo más importante (y creo que Tomlin lo entendió bien) termina no siendo el tema de la cabeza de nuestro héroe, sino otro cliché sobre la guerra eterna y como es que Gotham es Batman y Batman es Gotham.
Claramente es muy posible que haya una secuela por algunas cuestiones que como dije antes quedaron en el aire. Habrá que ver que pasa con Arnold Wesker (no entendí como es que Batman al final parece buscarlo en Arkham, y, ¿se escapó? ¿Paciente ambulatorio? ¿Cuándo entró?).
Tal vez una de las que más me hace ruido es que Blair tenga una capucha como ¿souvenir? Si ella recapacita con su idea sobre Batman, podría ella sumarse a él en un futuro.
Me sorprendió lo de Otis, aunque no queda claro como es que termina ayudando al falso Batman. Supongo que Hatcher dio con que Flannegan era contratado por tanto malandra y teniendo acceso a sus propiedades lo utilizó.
Al principio pensé que el Batman falso sería un invento de Wesker padre u otro miembro de la élite para sacarse de encima a la competencia y de paso tirarle el fardo al verdadero Bats. Después pensé que podría ser Gordon (tal vez una versión más joven, un redux de lo que ya vimos en 'Superheavy' tal vez). Pero en definitiva la decisión estuvo buena, un oficial experimentado que incluso fue mucho para el propio Bruce que seguro sabe que deberá subir su nivel para mantenerse en el juego... me pregunto si la idea de Hatcher habría sido continuar como Batman si tenía éxito o simplemente dejarle el lío al de verdad.
Para finalizar, el arte de Sorrentino y Bellaire es de lo mejor en Batbooks este año, estelar sin dudad (hubo buenas cosas en continuidad a contramano de lo que fue la narrativa en cuanto al arte, pero este libro se sitúa arriba). Para resaltar también el tremendo laburo de Steve Wands con las letras, trabajo que siempre pasa desapercibido.
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